Capítulo 8

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Me incorporé y comencé a palpar la pared en busca de un interruptor .

Al encenderlo supusé que estábamos en un hotel(por el almacen de sábanas).

-tenemos que llevarlos a salvo-dije desesperado

-no entraran-suspiró

-¿Por qué lo dices?-

-hermano, enserio necesitas clases urgentes-esbozó una sonrisa-los lugares que dan posada son sagrados-

La puerta se abrió emitiendo un chillido al abrirse, una mujer de edad avanzada llevaba un uniforme gris y una cesta en manos.

Al ver a Laila sangrando y a Kayle inconsciente estaba a punto de gritar, pero me adelanté chasqueando mis dedos. Las sábanas la envolvieron y la amordazaron.

Lo sé, es muy cruel inmovilizar a una anciana gritona.

-busquemos algo de ropa y un lugar donde sanarlos-dije yo

-tu encárgate de la ropa-miró la marca húmeda de mis pantalones

-sí-me sonroje

Salí de la habitación buscando recobrar mi dignidad, no hay nada más vergonzoso que tu hermana te vea que te orinaste en tu pantalones y menos si tienes diecisiete años como yo.

Por raro que sonase( no es la primera vez que lo digo) sabía dónde había ropa nueva.

Los pasillos estaban iluminados por bombillas que iluminaban en sus últimos días, paredes caqui y el suelo de locetas guindas y blancas.

Doble a la izquiera dos pasillos y uno a la derecha, había una recta de puertas pero instintivamente me dirigí a una en específico y al abrirla.

-¡Bingo!-dije

Había ropa nueva, desde overoles hasta camisas de mesero. Tomé ropa y la metí en mi mochila pero primero me quite mis tejanos que comenzaban a oler mal.

Me había puesto un overol azul marino largo, camisa de cuadros pequeños rojos y blancos, una pañoleta roja para que no me estorbara el cabello y unas zapatillas gastadas con restos de concreto.


El problema fue buscar la salida, no puedo creer lo complicado que fue salir al vestíbulo donde vi en recepción a un señor temblando con los ojos cerrados.

Mi hermana me miró sonriente, pero de esas sonrisas de: yo no hice nada.

-¿Qué le pasó?-dije preocupado

¿Cómo no iba a estarlo? El hombre temblaba como si estuviera sosteniendo una licuadora y lo masajearan al mismo tiempo.

-verás que tu hermana no es la mejor en dejar inconsciente a los hijos de Eva- se encoge en hombros

-¿Qué?-dije

-nada-rueda los ojos-nuestra habitación es en el tercer piso habitación C-6, lleva la ropa mientras reviso el perímetro

Después de decir esto se transformó y salió corriendo con las zarpas de león rascando el suelo.

Bien, mientras iba subiendo las escaleras me puse a pensar en todo esto y en verdad quería y deseaba que todo fuera un sueño y que me haya dormido por el exceso de dulces o talvez el golpe del chico por intento de intoxicar a su hermana.

Me pellizqué, incluso intenté leer los periódicos y todo estaba demasiado correcto. Segunda opción: policía.

Llegue a la habitación, giré la perilla y la puerta estaba abierta, soltó un chillido anunciado que un intruso ingresaba. Al entrar me encontré con Laila y Kayle postrados uno en cada cama, Laila tenía una larga venda envolviendo su abdomen.

Fui a hurtadillas y tomé el teléfono del hotel, marqué el número de emergencias y me contestó una mujer con la voz tan congestionada como una pajilla con una sandía dentro:

-dígame su emergencia-se sorbió la nariz

-he sido raptado, hotel...-me di cuenta que no sabía en que hotel estaba hasta que miré en el overol que llevaba, por un momento había visto Belén luxuries cinco estrellas pero al parpadear decía Hotel tío José.

-hotel Tío José-dije con la respiración entrecortada, no estoy alucinando me convencí

-bien, estamos mandando unidades, mantenga la...ACHU!-estornudo-calma-

-esta bien-dije antes de colgar y tirarme de espaldas contra la pared mientras me deslizaba

¿estaba bien lo que hice?, por supuesto que sí. Me llevarían a casa y mis padres vendrían a recogerme, sí.Sí.Sí, claro. Iríamos a comer pollo frito en el restaurante del señor Augustus Grasus.

-Hansel,¿Qué tienes?-gimió alguien pero no importaba, ya llegaría la policía y se los llevaría a todos. Tranquilo Hansel sólo espera las sirenas.

Algo me estaba jalando de mis hombros, ya se va a ir, espera las sirenas, espéralas.

Sentí un chorro de agua glaciar en mi rostro, me hizo salir de mis pensamientos.

Me levanté tan rápido como pude, mi rostro no goteaba, no había agua.

Kayle estaba enfrente mío empuñando su pincel, antes de caer al piso de cara.

-¡¡Kayle!!-lo sostuve algo imposible ya que él era de contextura más gruesa y más alto que yo.

Termine yo derribado por él.

-Hansel-dijo exhausto-no dejes llevarte por el cuadrado, si niegas todo lo que has visto entrarás en una locura total y no de la que todos presumen-

-lo siento, pero no podía, quería que esto no...y

-fuera verdad y todo sea más que un sueño-esbozó una sonrisa dolida-

-y Kayle...estás encima de mí....

-¡disculpa!-se giró bruscamente a un lado

Nos quedamos un rato en el suelo, ambos con los rostros de tomate. Lo más incómodo de mi vida.

Noche Roja: ColisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora