El dolor estaba desapareciendo lentamente dejándome respirar con mayor libertad, intenté levantarme lo que fue en vano, mi cuerpo todavía no respondía mis órdenes.
Kayle llegó hasta el marco de la puerta y cayó dando un golpe sordo, estaba dormido del cansancio. Sus cabellos rubios estaban pegados a su frente por efecto del sudor.
Después de unos minutos pude incorporarme con mucha dificultada caminé dando pasos largos y torpes hasta Kayle, como pude lo arrastré y cerré la puerta dando un rechinar oxidado. Busqué algo en mi mochila y encontré el grial de oro que al tocarlo se llenó de vino, pero no tenía ninguna herida, aun así, lo dejé a un lado por si lo necesitaba y seguí buscando hasta que palpé algo pequeño y con tumoraciones, al extraerlo había una medalla de oro con un racimo de uvas en medio, las uvas estaban hechas de amatista y el tallo con esmeralda. De esta salió uno de verdad con uvas frescas. Kayle comenzaba a removerse tratando de despertar.
-cómelas- llevé una uva a sus labios y este los abrió para comerla.
Me sorprendí por el acto, esperaba a que preguntara que le estaba dando y no abrió los ojos para asegurarse, como...como si confiara ciegamente en mí.
Su cuerpo emitió una tenue luz y abrió los ojos de golpe.
-¿Quién anda ahí?-dijeron muchas voces acercándose con paso amenazante
Unas luces nos iluminaron cegándonos por un momento hasta que mis ojos se acostumbraron.
-¿Qué hacen unos jovencitos aquí?-dijo uno de cabeza rapada con cejas muy pobladas y negras, de mirada maliciosa.
Al parecer yo era el único que no estaba sorprendido, hice un movimiento con mi mano y los trajes de lo hombres los envolvieron como momias dejando un orificio para su nariz.
-salgamos de aquí-me tomó de la mano pero estaba muy cansado
-no puedo-dije con la voz entre cortada. Odio cansarme tan rápido, no puedo hacer nada sin terminar exhausto.
-dame tus manos- tenía una mirada llena de vitalidad, las tomó y las sumergió en el grial, mis manos como si fueran esponjas absorbieron la sustancia. Fue como si tomara una de esas bebidas llenas de azúcares.
Corríamos por los pasillos oscuros e iluminados por luces cubiertas por un rejilla protegiéndolos, el único ruido era nuestros pasos y los gemidos de los hombres atrapados, cruzábamos muchos pasillos como un laberinto infinito, buscando una salida próxima sin ningún éxito. Comenzaba a frustrarme y hartarme de ver salas con paneles y luces brillando.
-por qué no rompemos el techo y salimos- propuse ya cansado mentalmente
-y que nos ataque un demonio de las plagas-suspiró
-sólo volaremos a una corta distancia Kayle, planeara no volarás-lo intenté animar
-que no Hansel, no seas imprudente-me regañó sin prestarme atención-esto me huele raro, una represa no es tan grande-murmuró
-te refieres a que es una tram...-me tapó con su mano
-que delicia huele por aquí-se escucharon susurros muy cerca
-Guispers-murmuró, me jaló de la mano y cruzamos una esquina del pasillo alejándonos de ahí hasta llegar a una pared que nos cubría.
-es un demonio que duerme a sus víctimas, se mezcla en la oscuridad haciéndose invisible, cualquiera cosa tápate los oídos-me dijo muy rápido todo y sólo entendí eso.
-¿Cómo lo mataremos entonces?-dije con preocupación
-tú debes salir de aquí-sacó su teléfono al igual que su pincel y dibujo un ojo en la cámara, abrió el mapa y escuché un click. Había tomado una fotografía al mapa, es enserio.
-Toma-me entregó el teléfono mostrando la dirección del mapa- debes ir por él o ella-
-¿Qué pasará contigo Kayle?-
-yo...estaré bien-apretó la mandíbula
-no, no lo estarás, esas cosas te mataran-
-pues que lo intenten-dijo antes de tomar su mochila y salir hasta el pasillo donde estábamos antes-aquí!!!
Salió corriendo al igual que la neblina oscura lo perseguía, las piernas me temblaban al ver que unos bultos oscuros se removían, uno de ellos se quedó quieto y dos luces escarlatas brillaron...esperen cuatro, no, ocho, olvídenlo. Doce luces brillaban con intensidad.
Me di cuenta que eran ojos al estar en un cuerpo escamoso y negro.
Habían seis dragones del tamaño de una coche y el largo por unos diez metros, su cuerpo cubierto por escamas negras, llevaba una corona de espinas alrededor de su mandíbula hasta la ¿nuca?, sus alas eran como mirar el fondo de un pozo, sus dientes eran como garfios al igual que sus garras que parecían de marfil y la cola llena de espinas negras y goteantes.
Mientras se acercaban rascando el piso iban susurrando.
-que cansado andar escapando-
-mejor duerme-
Mis párpados comenzaron a pesarme al igual que mi cuerpo, quería...dormir
-¡cállense!- sacudí mi cabeza tratando de mantenerme despierto y corrí escapando de ellos
-vamos hijo de Amon, podrías aparecer una cama de un chasquido-
-mereces dormir, después de todo lo que has pasado-
-¡no!-dije furioso con un ojo levantado y el otro parpadeando independientemente
-déjate llevar por nuestras voces-
-ustedes...no, yo quiero-bostecé y cerré mis ojos-¿Qué?, ¡no!-
Sin darme cuenta donde caminaba me tropecé y caí de bruces, debo mantenerme despierto si quiero vivir.
Saqué mi espadapluma tomando una posición defensiva
-¡no se acerquen!-ordené parpadeando lentamente
-¿un cuchillo de huntar?
-no quieres atacar, tú solo quieres dormir-
-y nunca despertar-
Al parecer tuvieron un efecto en mí, la espada se convirtió en una pulsera nuevamente, ellos eran las sirenas y yo el tripulante.
-entrégate ahora-
-cierra los ojos-
-ya estás cansado de vivir en esta realidad-
Estaba harto de estar huyendo, ser golpeado, subestimado, tratado como un niño, perseguido y amenazado que el mundo se acabaría, sin embargo no podía hacer eso. Darme por rendido.
Ya no tenía sueño, tenía ¿ira?.
Levanté mis dos manos y de estas salieron una bandada de cuervos comenzaron a picotearlos y arrancar sus ojos, invoqué mi espada y la lancé hacia ellos. Unos cuervos tomaron el mango de la espada y la hicieron girar como un boomerang sólo que este no regresó, se quedó en el pecho de uno desintegrándolo en más que cenizas y dos rubíes.
En ese momento una pared explotó y de la nube de polvo salió Kayle en su forma de gárgola, voló hacia ellos y se convirtió en una batalla de garras, colmillos, plumas y puños. Kayle tomaba del cuello a unos y los lanzaba contra otros, tomaba sus colas y las incrustaba en el pecho de los Guispers. Al parpadear todo lo que quedó eran piedras preciosas y cenizas.
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Noche Roja: Colisión
General FictionHansel, un adolescente hijo de uno de los príncipes del infierno se convierte en el objetivo de la élite demoníaca ante los disturbios provocados por Belfegor, quien desea invadir el plano terrenal con sus legiones, pero que causó este cambio repent...