Quiero esperar no volver a usar estas palabras pero la verdad, es que siempre diré: Estoy asustado.
Mientras escapábamos de la horda de demonios me ponía a pensar en imposibilidades de la vida.
Eso me ayuda a relajarme y aclarar la mente.
Los demonios no hablan, odio a Pietro, no soy perseguido por una horda de demonios...
-Hansel cuidado!-me gritó Kayle
Una Espiskbravit se lanzó contra mi, saqué mi espada y de un tajo la hice cenizas.
Las gárgolas no se mueven, los pinceles no curan.
Los Vrórdes chillaron y de sus hocicos dispararon un chorro verde humeante.
-Ácido!- Kayle abrió muchos los ojos y con su pincel dibujó algo en mano y al girarla esta salió un espiral de agua disolviendo la sustancia tóxica.
Al terminar de hacerlo su rostro estaba perlado de sudor y más pálido.
-Kayle...-murmuré
Al estar en peligro Kayle hacia todo lo posible para mantenernos a salvo.
-¡vamos a la represa!-apenas terminó de hablar y comenzó a toser.
Una de las colosales serpientes reptó aún más rápido como si todo el rato estuviera fingiendo la lentitud disfrutando de la persecución, se dirigía hacia Kayle sacando su lengua cada unos cuantos segundos saboreando el aroma del cansancio.
Metí mi mano en la mochila y encontré un anillo, lo saqué sin verlo y me lo puse. Tenía en mi manos una alabarda algo pesada pero por la adrenalina no me pesaba mucho. Me detuve en seco dando una nube de tierra al frente mío y comencé a girar en mi eje, a pesar de que sentía todo el mareo mantenía mi mirada fija en la serpiente, esperaba que se acercara sólo...un poco...más. Solté la alabarda y esta se clavó en el hocico de la serpiente, esta se comenzó a desintegrar en cenizas y enseguida un dolor abordó por completo mi cuerpo haciéndome caer y retorcerme.
Sentía como si me hubieran puesto carbones encendidos por cada rincón de mí, me tocaba el rostro de pura desesperación convenciéndome que aún tenía piel.
Mis ojos se llenaron de lágrimas volviendo mi vista borrosa, sentía que alguien me cargaba y corría. Mi cuerpo seguía dando espasmos, pero el dolor se fue profundizando hasta que podía sentir como mis órganos de iban derritiendo dejando solo líquido de mis viseras.
Pasamos del aire frío y olor a tierra mojada con madera a una diferente. Supuse que habría focos por el resplandor al que pasamos y luego oscuridad. Escuchaba a las Episkbravit graznar, a los Vrórdes chillar y a las dos serpientes sisear furiosas.
-Hansel, Hansel mantente despierto-escuché la voz de Kayle quebrada y luego su frente chocar contra la mía-eres un maldito tonto-
Intentó reír, pero sólo consiguió llorar, algo que me dio razones por las cuales llorar más. Si alguien llorar me dan ganas de llorar también.
-como se te ocurre matar a una Conatio-suspiró-esas cosas al matarlas te devuelven el doble de dolor que sufrieron, mientras más viejas mayor el dolor hasta pudo haberte...matado-
-¿en cuánto tiempo me pasará...-gemí-esto?
-no lo sé Hansel, no lo sé- Esta vez su figura se enfocó. Estaba cubriéndose el rostro con ambas manos
-tranquilo-tosí y me tape con una mano la boca, al verla esta tenía sangre
-¿cómo quieres que esté tranquilo?, si te deja una marca sería como un cáncer ¿entiendes?, morirás!-se quitó ambas manos y me miró con sus ojos rojos que ahora ya no eran de un gris metálico sino algo quebrándose
-me dará más ganas de seguir-
A pesar de todo el dolor que me torturaba pude formar una sonrisa
-¿Por qué no nos siguen?-pregunté afligido
-Porque estamos en un río y esto los quemaría como si fueran papel bañado en gasolina-me pareció algo exagerada su explicación pero no me tentaba a contradecirle y menos en mi situación.
Se asomó en una ventana y dio un puñetazo en la pared
-siguen ahí- anunció furioso
Tiró su mochila y saco la herradura con el anillo con puntas de oro, sacó algo más un pequeño frasco de color rojo.
-¿Qué es eso?-
-sangre de cordero, sirve para las oraciones protectoras y ofensivas- sacó su pincel y lo sacudió lanzando gotas fucsias a la pared que era iluminada por la luz plateada de la luna. Lo sumergió y luego lo saco, dibujo dos medias lunas en lados contrarios y un corazón a medio terminar. Del dibujo apareció un cordero blanco balando muy contento, Kayle se puso el anillo transformándolo en un carcaj y la herradura en un arco.
-Kayle...si matas a las serpientes..
-el cordero absorberá el daño-me dedicó una sonrisa llena de venganza
Desde donde estaba pude ver como corría y disparaba una ráfaga de flechas desintegrando a los demonios. Una de las Episkbravit se lanzó de picada consiguiendo ser atravesada por un par de flechas al igual que unas otras que intentaron escapar. Las serpientes sisaban a una gran potencia dando ondas de choque que levantaban la tierra y agua, Kayle se puso en una pose defensiva resistiendo a la oleada, dibujo una v con un medio círculo. Todas las flechas que estaban tiradas se levantaron y Kayle al dar su última flecha clavándose en el pecho de una de ellas todas las flechas la siguieron matando a las dos. El cordero baló y se desintegró.
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Noche Roja: Colisión
Ficción GeneralHansel, un adolescente hijo de uno de los príncipes del infierno se convierte en el objetivo de la élite demoníaca ante los disturbios provocados por Belfegor, quien desea invadir el plano terrenal con sus legiones, pero que causó este cambio repent...