Capítulo 16

12 2 3
                                    



Ambos nos quedamos callados, observando las palomas como anidaban a sus huevos y le gente caminar, preocupada y acomplejada.

De vez en cuando transmitíamos nuestros sentimientos con suaves apretones de mano, pasar confirmar que seguíamos ahí y no en el paraíso.

Su mano tenía callos y de tacto rasposo. La mía era suave por falta de deberes. Era más que un apretón, era un caleidoscopio de nuestros sentimientos, una paleta, un arcoíris lleno de colores que brillaba en nuestro cielo gris de desesperación y recuerdos.

¿Recuerdos?

Quiero que este momento cambie su significado. Nos miramos, ojos de piedra y ojos de zafiro. Miradas de petrificadas que se iban minando una a una.

Hizo su primer movimiento, acerca su rostro a unos pocos centímetros de mis labios y se detuvo.

Segundo movimiento, ambos cruzamos miradas dando muchos significados, pero la suya describía permiso y la mía deseo.

El tercer movimiento lo ejecuté yo, acerqué mis labios a los de él, con el simple tacto me hizo sentir mi cuerpo un estremecimiento.

Nuestros labios se movían independientemente aumentando la intensidad. Mi cuerpo ya no respondía a mis órdenes.

¿Si me detengo?, que estupidez.

Guie sus manos a mis caderas y puse mis manos en sus hombros, intencionalmente deslicé la parte que cubría su pecho.

-Hansel...-suspiró en medio del beso

Hubiéramos seguido si no nos hubiera atacado una bandada de palomas.

Pietro se acomodó la túnica y miramos al frente. Una horda de polillas venían a nosotros con una velocidad increíble.

-debemos irnos-me tomó de la mano

-y ¿dejar que las palomas paguen el ataque? -

Me quité la polera y la lancé.

No necesita la Ira para defenderme.

La polera comenzaba ondearse y romperse formando retazos pequeños. Me llevé una mano a mis labios que seguían húmedos por el beso, al volver mi mirada se habían formado pequeñas mariposas celestes.

Dirigí la colonia de mariposas contra las polillas, cada mariposa que era tocada se convertía en una jaula de hilos y caían. Todas las polillas quedaron encerradas tratando de romper los hilos mientras aleteaban.

Para nuestra suerte se quedaron atascadas en la canaleta.

Bajamos de la azotea y caminamos en el crujiente y frágil tejado. Pisábamos con sumo cuidado para no caer. Estaba tan abstraído en mis pensamientos que casi piso una las jaulas.

-¿polillas?-dije viendo como estas aleteaban furiosamente

-son las bestias de Mam-dijo Pietro nervioso

-¿Mam?-

-niños estúpidos-gimió una polilla

-eh, cuidado con esa...¿boca?-la miré

Todas empezaron a desintegrarse, dejando sólo polvo. El viento lo levantó y formó oraciones.

-La codicia carcome la humanidad desde tiempo inmemorables, el cofre de todas la ambiciones está bajo en las garras de su encarnación, será hurtado por cuatro pertenecientes de Juventas, será la primera barrera que detendrá el Apocalipsis-

Después de leerla, se esfumó.

Pietro me miró nervioso igual que yo.

Noche Roja: ColisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora