Capítulo 30

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Estar consciente de que estas siendo arrastrado, pero no tener las fuerzas de abrir los ojos. 

Podía escuchar como se llevaban a Madison y Kayle, escuchaba el ulular de las lechuzas y unos chillidos de murciélagos.

-crees que son los que nos dijo el rey?- escuché una voz aguda hablar

-tienen que serlo, llegamos a donde nos dijo y a la hora que nos dijo-suspiró otro con su voz cavernosa

-vamos Kayle, despierta-pensé-espera...¿yo también puedo hacer algo?, no tengo que depender de Kayle-

Al parecer sólo tenía mi cuerpo paralizado, las chaquetas de los hombres que nos llevaban los estaban ahorcando hasta que ambos cayeron al suelo tosiendo, pero el efecto seguía sobre mi, no sabía que hacer...Algo me estaba arrastrando lejos del ruido de los hombres.

-despierta Hansel-era la voz de Madison-necesito que me ayudes con...

Un golpe seco se escuchó y luego algo caer contra la hierba.

-que pesados se ponen cuando se despiertan-chilló uno

-ya lo creo, será mejor que nos apuremos-dijo el de la voz cavernosa

-si Keif-

¿Keif? que clase de nombre es ese?, pasó un buen rato hasta que sentí la acera o eso pensaba, mi brazo se deslizo y tocaba el suelo pero este tenía muchas separaciones como si fueran ladrillos...un camino de ladrillos de adoquín? Subimos muchas escaleras y puertas abriéndose, además de gruñidos, siseos, ronroneos y ladridos.

¿Donde diantres estábamos?

Cuchicheos se escuchaban al cruzar una puerta y varios pasos alejarse.

-Miren que tenemos aquí-una risa grave y burlesca rebotaba en las paredes dando eco-Hansel Acosta, el hijo del cuervo gruñon, Kyle Mcstone el niño de la desesperanzada gárgola y la insegura, además de confundida Madison nada más ni menos que hija del lagarto de mar-

Varias risas y aplausos se escuchaban atrás aclamando como si nosotros fuéramos ciervos de oro recién cazados.

-llevenlos a los calabozos y manda a Arian a vigilarlos- lo último se los susurró

-¿ésta seguro rey?, ya sabe como es su...

Escuché como un cuchillo atravesaba algo carnoso, esperaba equivocarme

-ya los llevamos-gimió adolorido 

Mientras más descendíamos el olor me quemaba la nariz, parecía que las celdas no tenían baños además de escuchar los zumbidos de las moscas por todas partes. Quería vomitar, pero ni siquiera mi estómago me respondía al llamado.

-¿era aquí o...-

-arriba tarado!, arriba!, ya sabes como es de exquisito el niñato ese-refunfuña uno

Volvimos a subir a un piso que supuse estaba más limpio por el olor y sin zumbidos. Nos dejaron en unas sillas y nos inyectaron algo, volví a poder mover lentamente mis dedos de las manos al igual que mis párpados, no sabía cuanto tiempo me había demorado pero al abrir los ojos completamente y ver los ojos grises de Kayle  observarme.

-¿donde estamos?-me preguntó casi en un susurro

-no lo sé-las palabras quedaron sólo en mi cabeza porque de mi garganta no salía ningún ruido.

Madison comenzó a despertar y observamos el lugar. Nos encontrábamos en una celda de rejas de un metal oscuro, el piso de piedras entrecruzadas y la puerta gris oxidada. Algo medieval para mí. La puerta se abrió de un molestoso chirrido dejando ver a un chico pálido, de cabello negro y sus ojos violetas sin ningún brillo.

-son todos tuyos-respondió la vez cavernosa de antes

-bien-suspiró y de su bolsillo trasero fue sacando algo largo y oscuro, un báculo.

-haremos esto rápido-puso un rostro de cansancio-me dirán sus últimas palabras antes de que los ejecuten, así que quién empieza?

-si crees que te vamos a decir eso, sigue esperando en esa silla-espetó Kayle

-supuse que dirían eso también- de un movimiento de su báculo lanzó una serpiente que entró a la celda reptando.

-o hablan o los muerde y las dirán a la fuerza-parpadeó con sueño como si hacer esto fuera algo diario

-Hansel...-me llamó Madison totalmente pálida-e-es una mamba negra-dijo con su labio inferior temblando

-alguien si sabe algo de zoología-sonrió levemente el chico

La puerta se abrió de golpe y entró un hombre alto y encorvado- ¿por que tanto te tarda?-era la misma voz que se burló de nosotros

-ya iban a hablar padr...-

No le dejó terminar la frase, con una bofetada lo sacó de su silla volando y chocar contra una pared, la mamba saltó contra este pero el hombre de un siseo la inmoló en el aire.

-no me llames padre...me avergüenzas-el hombre se va de ahí dejando al pobre chico con el labio partido y sangrando.

-que viejo para más abusivo-murmuré

-no es de tu incumbencia-respondió él a duras penas, tratando de levantarse

Madison escondió su cara en sus rodillas y escuchaba sus sollozos. Me acerqué a ella y pregunté algo estúpido:¿estás bien?. Claro que no.

-¿cómo quieres que esté bien si me acabo de enterar que mi padre es un demonio apocalíptico? y me han separado de la única familia que me quería y ahora estoy siguiéndolos a la fuerza  porque quiero seguir viva, pero ahora me dicen que vamos a morir  y que de ¿mis últimas palabras?-dijo llorando


Noche Roja: ColisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora