Capítulo 24

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Cuando se fue, Kayle se encogió en hombros mirándome.

-tienes mi teléfono?-preguntó pero por el tono parecía más una orden

-sí-dije afirmando y entregando el aparato con desdén

Podía describir el rostro de incomodidad que tenía: sus ojos estaban enfocados en mis cejas, lo sabía por sus pupilas que lo delataban, sus fosas nasales se expandían y luego se reducían.

Dio unos toques y luego me mostró la ubicación, reconocía la avenida y el nombre.

-la Academia Morgana Kedward- dije con recelo

-¿la conoces?-me miró Kayle con sus ojos grises llenos de curiosidad

-¿Cómo no?- rodé los ojos- es la academia más cara que hay aquí

-ahí es donde está ella o él-apagó el teléfono antes de que el chico llegara con las órdenes

-sus pedidos-dejó los platos sin quitar los ojos de Kayle

-gracias-tomé el tenedor descartable y comencé a cortar los huevos revueltos para llevarlos a mi paladar saboreando los finos gránulos de sal.

Mientras comía observaba por la ventana como las florerías ya habían abierto mostrando a través de sus ventanales los arreglos tan relevantes para declaraciones de amor. 7Los supermercados se escuchaban como sus rejas eran abiertas y el ruido de las llantas desgastándose en la fría pista. Al terminar mis huevos revueltos tome la mitad de mi taza con avena, el cielo estaba azulado y lleno de nubes como siempre. Regresé mis ojos sobre los hot dogs con mucha emoción espero que se note mi entusiasmo.

-vámonos-la voz de Kayle me sacó de mis animados pensamientos, al parecer él ya había terminado, di el último sorbo a mi taza y me levanté de mi asiento.

Kayle fue a caja a pagar encontrándose al chico nuevamente que lo miraba con una sonrisa lasciva.

-lo bueno que tomaron un buen desayuno antes de morir-rió y con un gesto de desdén tiró a Kayle hacia las mesas tirándolas -si me hubieras hecho casi tal vez hubieras vivido rubio –posó su mirada en mí y pronunció algo que no llegué a escuchar, pero no importó, una onda de choque me tiró contra la ventana y estas ni se inmutaron, por inercia caí al piso

-hechizo de expulsión-dijo furioso el chico gárgola levantándose sacando de su bolsillo el anillo negro que se transformó en la alabarda tomando una posición amenazante.

-por favor, no soy un principiante- volvió con su risa sacarrona

Puso su mano en la barra cerrando los ojos, haciendo aparecer una estrella encerrada en un círculo, pronunció un conjuro y abrió la palma.

-contundió-fueron sus últimas palabras y una fuerza invisible me llevo contra las ventanas, pero esta no dejaba de aplastarme contra la superficie, hasta el punto que...

-suéltame-mi voz se escuchaba entrecortada pero era lo que quería decir, que me dejara respirar

Kayle sacó un cuchillo y lo lanzó con precisión en la garganta del chico donde brotó un chorro de sangre, retiró su mano del sello para llevársela a la herida.

Nunca vi al rubio hacer algo tan rápido, pero de su mochila sacó el frasco rojo, sacudiendo el pincel manchando una silla de azul para bañar las cerdas de rojo.

-yo tampoco soy un principiante-sonrió y dibujó sobre su palma algo que no alcancé a ver-vocationem sanguine-

Movía su mano con dificultad haciendo que la herida del brujo se extendiera hasta el pecho y caer muerto por la hemorragia.

Me levanté con dificultad y me caminé hasta el cadáver.

-muerto-dije pateando su cuerpo inerte

-no es el único aquí-Kayle miró la puerta del baño y luego la cocina con su dedo. Entendí muy tarde a que se refería, un dragón de tres cabezas salió del baño embistiendo contra mí.

Del baño había un chico de tez café, alto, cabello rapado, camiseta, jeans y zapatillas negras. Al parecer lo manejaba por sus ojos cerrados y la mano en el mismo tipo de sello que el anterior chico.

El dragón era de color verde con amarillo, dientes afilados, saliva corrosiva que no dejaba de caer por sus fauces, ojos saltones amarillos, espinas alrededor de su cola que estaba dividida en tres dando apariencia de látigos.

-dragón tricéfalo-bufó Kayle-posibilidades que tenga regeneración de miembros, sin confirmar-

-no es momento de sacar un protocolo de la situación Kayle- transformé mi espadapluma evadiendo los mordiscos de la bestia

-distrae al dragón-usó su tono imperativo antes de lanzarse contra el chico

Mi espada cortaba los escupitajos que me lanzaban, pero no sabía si yo aguantaría, el olor comenzaba a escocer mis ojos al igual que mis fosas nasales, sonará imprudente, pero tenía que hacerlo. Empuñé mi espada con firmeza y corrí hacia ellos dando una tajada en cada cuello, me detuve al ver que los cuellos comenzaban a cerrar la herida y salir tres protuberancias, terminando en un dragón de nueve cabezas furiosas.

Al girar para ver a Kayle él estaba dibujando lo que parecía un abecedario de símbolos extraños

-¿Qué haces?-dije desesperado

-al parecer también se dio el tiempo de hacer un hechizo de protección-dio un puñetazo al chico pero este rebotó sobre algo invisible-dame más tiempo

No me quedaban muchas opciones así que la seguí. Entré a la cocina corriendo y el dragón no perdió el tiempo, con siete escupitajos deshizo la pared dejando una sustancia grisácea y maloliente. La freidora estaba prendida y habían cacerolas vacías

- necesitaré mucha concentración-afirmé

Mi camiseta se desgarró soltando cuatro tiras que tomaron las cacerolas y las sumergieron en el aceite hasta dejarlas medias llenas. Mientras tanto yo me defendía como podía de esa amenaza que apenas entraba en la habitación, las tiras tomaron con firmeza las cacerolas y las lanzaron contra la bestia que dio un alarido de dolor.

-¡Sí!-exclamó Kayle

Pude ver como sacaba la alabarda y atravesaba algo. El dragón iba contra mi nuevamente, pero se detuvo para comenzar a desintegrarse desde la cabeza, con mi espada corté una de las colas para asegurarme que la muerte fuera rápida. El cuerpo quedó en cenizas menos la cola que seguía moviéndose.

Noche Roja: ColisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora