El descenso parecía infinito teniendo sólo la túnica desprendiendo un brillo mostaza, no sabía cuántos escalones había bajado y cuanto había aumentado la temperatura. Hasta que el hombre encapuchado se detuvo estrepitosamente al igual que Kayle haciendo que chocara contra él.
-¿Por qué nos detuvimos?-pregunté angustiado, ya estaba harto de tantos lugares sin salida
-sé más respetuoso-me miró Kayle con el ceño fruncido ante la luz
-estamos en el escalón 99, si pasamos el siguiente entraremos al infierno- dijo con su voz rasposa
-oh, vaya-respondí
Después de su comentario comencé a sentir una fuerza intentando llevarme al escalón 100. Comencé a sudar y bajé el primer escalón, estando en el 98 junto a Kayle. Al mirar su rostro me di cuenta que miraba al vacío con la mandíbula apretada.
Esta vez la fuerza fue mayor haciendo que literalmente mi pierna avanzara sola y luego la otra. Una tormenta de voces me atacó.
-adéntrate hijo de Amón-
-síguenos-
-entra a tu hogar-
-¡basta!-supliqué llevándome ambas manos a mis oídos, un intento inútil por callarlas
-no te resistas-
-te abrazaremos-
-sigue la tentación-
-¡cállense!-
-Hansel-esa voz la conocía, era de Noa, mi hermana
-¿Noa?-dije mentalmente
-la que tu quieras, cariño-dijo una voz femenina como si fuera a través de un teléfono con mala recepción
-¿Noa?-volví a preguntar
-quítate-se escuchó como un cuerpo caía varias veces en una larga escalera-Hansel, no les hagas caso-lo dijo como si fuera algo tan fácil
Miré el escalón que estaba debajo, quería bajar, no. No quería.
Bien les explico, imagínense que enfrente tuyo estaba una llave de una bóveda con todas las cosas que te imagines, por alguna razón era lo que sentí.
El Infierno me llamaba. Me reclamaba.
Hansel contrólate. Por la desesperación me di una bofetada que no me la habían dado desde quinto de primaria.
Enseguida tomé control de mi cuerpo y retrocedí tropezando. Antes de que mi cabeza chocara contra algo y quedara inconsciente, unos brazos me sostuvieron. Maldición, eran los de Kayle.
-Muy bien joven Hansel-dijo el hombre encapuchado
-Pietro...
-sí-asintió con la cabeza-ya pasó la prueba-
-¿Qué prueba?-dije asustado y casi a punto de desmayarme
-Cuando entra un nuevo lo hacemos pasar frente a las puertas del infierno, si eres maligno las hubieras pasado, pero no, eres benigno-dijo sin ningún tipo de remordimiento.
¿es enserio?, miré a Kayle furioso.
-me dijiste que sería un juicio, me dijiste que podía morir, me hiciste creer que moriría-lo tomé del cuello de su camiseta, no supe de donde saqué la fuerza pero lo acerqué a mí.
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Noche Roja: Colisión
General FictionHansel, un adolescente hijo de uno de los príncipes del infierno se convierte en el objetivo de la élite demoníaca ante los disturbios provocados por Belfegor, quien desea invadir el plano terrenal con sus legiones, pero que causó este cambio repent...