Capítulo 27

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-Maldita sea Kayle ayúdala-me arrodillé cerca de la chica 

-¡voy a llamar a la ambulancia!-gritó el abuelo desde abajo-¡no las encuentro!

-muévete-Kayle se acercó con desgana hasta la chica y de su mochila sacó el cáliz de oro que había visto antes, esta se lleno de vino, pensaba que se la iba a dar pero con su pincel dibujó un símbolo en la copa y el vino fue evaporándose hasta quedar en un polvo guinda.

-¿que le vas a hacer?-dijo la señora apegando a Madison a su pecho, un gesto protector.

-salvarla-respondió Kayle antes de soplar la copa y el polvo fuera aspirado por la chica, tosió unas veces y luego se calmó.

Admito que al ver a la chica respirar, mis hombros bajaron y mis músculos dejaron de estar tensos, me recosté en la pared viendo como la señora abrazaba a la pelirroja teniendo lágrimas en sus ojos. El momento fue interrumpido cuando una Episkbravit entró por la ventana en una explosión de vidrios, dando un chillido anunciando su entrada.

-Huelo a hijo de demonios-habló con su voz aguda

Cuando la vi me di cuenta que no era una Episkbravit común, bueno ni siquiera debería llamar normal a la Episkbravit ,pero esta tenía los ojos vendados y a diferencia de otras esta tenía la piel morena, cabello chocolate, abdominales levemente marcados, una túnica blanca, alas negras brillantes, garras de oro y sandalias de correas de cuero. 

-¿que clase de demonio es ella?-dije invocando mi espada y tomando posición de ataque

-los tengo-susurró

Kayle no pudo contestar ni yo, al estar él en medio de la mujer alada y yo, voló hasta mi derribando a Kayle en un segundo y a mi en otro. Sentí su puñetazo y luego un zarpazo en mi pecho,pero no sentía que sangrara, luego patadas en mi abdomen quitándome cada vez más aire de mi cuerpo.

Las dejé de sentir por un momento, abrí mis ojos con dificultad y veía a Kayle enfrentarse contra la arpía. Sus golpes no eran certeros pero sabía defenderse de las garras enemigas. Dio una última patada y se fue por la ventana plegando sus alas.

-Sólo nos vino a dejarnos heridos-gemí del dolor

Kayle cojeó hasta la ventana y se giró tomando mayor velocidad.

-nos dejó para que nos coman-tomó mi mochila y la suya en sus hombros-tenemos que irnos ya Hansel-

-pero debemos irnos con ella-me removí intentando pararme pero el dolor era punzante y paralizante. Levanté mi camiseta sin encontrar ningún rastro de corte.

-abuela-habló Madison-no dejes que me lleven-por favor

-si quieres tanto a tus abuelos, tienes que venir con nosotros-habló Kayle-si te quedas, van a venir esos monstruos y los matarán, pero bueno, tu elijes.

-es tan sólo una niña-replicó la señora-no pueden hacerla...

-voy con ustedes-se limpió una lágrima que resbalaba por su mejilla

-entonces vámonos-dijo imperitavimanete 

El señor subió dando trompicones hasta llegar al piso, observando todo con estupefacción.

-¿que es todo esto?-arrugó tanto su rostro que parecía que iba a ser absorvido por sus cejas.

-ya lo saben, lo de Danielle-dijo melancólica la señora

-esperen...¿que?-se giró ella para verlos a los dos-¿de que hablan?

-tú madre Madison era una bruja-suspiraron ambos, como si nunca quisieron contar esa historia-no murió en un incendio

-esto se pone interesante-murmuró Kayle recostándose en un muro

-ella lo tenía todo, pero cuando empezó a juntarse con esas chicas del bajo comenzó a tener actitudes...perversas

-los vecinos nos reclamaban porque ella se llevaba a sus mascotas y no las volvían a ver, hasta que las encontraron a las orillas de un río sin cabezas o...

Los tres escuchábamos muy atentos a la historia.

-hasta que uno de esos días tuvimos una discusión y escapó de casa diciendo que iba a ser tributo para un "contacto", nunca supimos que significaba eso-

-se refiere a abrir la brecha del mundo mortal con el infierno y tener cara a cara a uno de sus habitantes pudiendo hacer acciones físicas-

-al regresar tenía a una niña en sus brazos en plena lluvia..-la señora mantuvo su voz pero se detuvo, el señor comenzó a llorar caminando a otro lado.

-nos dijo que la cuidáramos, porque llegaría el día en que su vida cobraría sentido-

-y llegó el día-contestó Madison con su voz rota y llorando, corrió a sus brazos para desatar por completo el llanto

-alistaré tu ropa-dijo el señor yendo a una habitación

-no hay tiempo, debemos marcharnos ya-apresuró Kayle

Al rato salió el señor con una mochila de flequillos con ropa dentro, supuse.

Bajamos a la primera planta y nos llevaron a la puerta trasera donde estaba el extenso jardín con una piscina y estatuas alrededor.

-váyanse-nos dijeron ambos

-los amo-Madison los abrazó por última vez antes de que salgamos por la reja que daba para otra calle.

Nos la pasamos corriendo, esquivando taxis furiosos, semáforos bipolares, policías con problemas de tos, vendedores furtivos y algunos ladrones inexpertos que terminaron boca abajo en tachos de basura pública.

Noche Roja: ColisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora