Capítulo 13

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Pietro se quedó irónicamente como una estatua.

-¿Qué pasa Pietro?-Kayle lo tomo de los hombros

-esa parte no estaba-susurró

-¿a que te refieres?-levanté una ceja

Ignoró por completo mi pregunta y corrió hacia la pared del lado derecho. Con su garra hizo una línea en la pared y los ladrillos de la pared giraron, apareciendo un pasillo lleno de libros.

-¿tu puedes hacer eso...-le dije a Kayle mirándolo, enseguida giré mi cabeza y seguí a Pietro

-Las gárgolas seguimos los caminos de los santos-me explicaba mientras me seguía

-Pietro sigue el de Cefas; patrón de los cerrajeros, por eso puede abrir puertas ocultas-prosiguió

La curiosidad me comenzaba a carcomer.

-cómete tu orgullo-me dije a mi mismo

-¿y tú a quién sigues?-dije a regañadientes

No necesitaba mirarlo para saber que estaba sonriendo satisfecho.

-yo sigo el camino de Lyka, patrón de los médicos y pintores-

Pietro se detuvo en una estantería llena de pergaminos.

-necesito esos libros-dijo en voz baja

Al parecer Kayle también había escuchado

-¿Cuál te alcanzo?-se ofreció antes de convertirse en una gárgola de piel de mármol y alas de platino.

-profecías apostólicas, las que están al lado del fin del mundo-lo dijo sin darle mucha importancia

-¿Por qué no bajan la del fin del mundo si eso es lo que va a pasar?-

No sé como se ríen las gárgolas pero comenzaron a chirriar.

-porque si lo lees comenzaras a sicosearte y luego de suicidarás-respondieron al unísono

Kayle voló hasta la parte más alta y bajo a gran velocidad, al aterrizar levantó gran cantidad de polvo lo que me hizo toser.

Maldito Kayle.

Le entregó el pergamino y Pietro lo desplegó comenzando a leerlo. Me acerqué para ver de que se trataba. Error.

Al fijar mis ojos en el pergamino me dio un intenso mareo, mi vista comenzaba a nublarse, sin embargo, distinguí a Kayle acercándose.

-no me toques-demandé

-debí decirte que nunca debes leer un pergamino cuando es leído-se encogió en hombros

-y ahora lo dices-dije antes de tener una arcada

Después de un rato ya me había pasado el efecto. Pietro ya había terminado de leer el pergamino, al envolverlo este salió volando hasta el sitio donde lo había sacado Kayle.

-¿Qué leíste?-Kayle seguí en su forma de gárgola y su voz sonaba aún mas grave.

-Nada importante-lo dijo como si hubiese cortado un cable de una bomba de nitrógeno.

-Pietro...-insistió Kayle

-mañana lo sabrán, ahora los llevaré a sus habitaciones-

De un rincón salió deslizándose su túnica hasta cubrirlo. Al salir de la biblioteca los ladrillos volvieron a girar recuperando la apariencia de una insípida pared.

Cruzamos dos pasillos y llegamos a uno más amplio, con varias puertas hechas de madera oscura con marcas rojas.

-eso es...-

-sangre, sangre de cordero-Pietro lo comentó como si fuera lo más común.

Abrió las dos puertas del final del pasillo con solo pasar su mano.

Lo admito, la habitación era mas deprimente que la de Kayle.

Como la anteriores, paredes grises, cama rectangular, muy delgada, de color crema, unos pequeños libros en una repisa y un sillón de paja entretejida con una fogata al medio.

-ponte cómodo-susurró Pietro antes de cerrar la puerta. Que obviamente estaba con cerrojo.

Dejé mi mochila al lado de la cama. Esa cosa era como cargar un titanic en tu espalda.

Me tiré a la cama. Gran error. La cama estaba demasiado dura por lo cual mi cabeza chocó contra un ladrillo que se suponía era una almohada.

Me senté y llevé mi mano a mi cabeza tratando de aliviar aquel golpe. ¿Ahora debería servirme manejar los hilos?.

Me concentré cerrando mis ojos, en que quería una cama suave, cómoda y la almohada como una nube.

Sentí un hormigueo en mis manos y la cama comenzó a removerse, soltando extraños gruñidos comencé a sentirla más espumosa. Al abrir mis ojos las sábanas eran blancas.

-que cerdos-murmuré-ni siquiera lavan las sábanas-

Ahora eran sedosas y suaves, las almohadas no tenían casi ni peso.

Me recosté cansado, no sólo en el sentido físico del cual tenía muchas quejas sino también el mental. Hoy había conocido a mi hermana y me había despedido. Algo muy desalentador y por cierto un demonio se alzaría en...

El techo comenzó a temblar y la fogata se apagó, de ella salió un fuego azulado que se movía bruscamente.

-Él se alzará en la luna sangrienta para la destrucción- Siseó la llama antes de intensificarse

De ella comenzaron a salir una,dos,tre... Una decena de Episkbravit.

Perfecto, más pajarracas.

No esperaron y ascendieron con sus alas negras seguido de lanzarse en picada contra mi.

Transformé mi espada-pluma listo para atacar.

Se desviaban antes de atacarme , ¿Qué pasaba?.

La última me acestó una patada en el estómago sacándome por los aires. Mi caída fue estrepitosa y luego vino su ráfaga inmisericorde.

Con sus patas de gallo comenzaron a darme profundos cortes. Mi vista comenzaba a nublarse, ya comenzaba a dejarme...llevar.

-No-dije internamente

No puedo permitirme morir así, tanto esfuerzo ¿para que muera así?.

La niebla roja me cubrió devolviéndome la vista. Con un ademán hice que el colchón, las sábanas y la almohada salieron volando hasta la bandada.

Desde mi crisálida hacía que la almohada ahogara a una, las sábanas tomaban a varias y las ahorcaban y bueno el colchón daba empujones y aplastamientos. La llama azul se esfumó.

La habitación estaba llena de plumas, cuero y mechones.

La puerta se abrió de golpe y la niebla despareció, comenzando a sentir la sangre salir de mi cuerpo con mucha rapidez.

Mis ojos se cerraron por más que los quise abiertos.

Noche Roja: ColisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora