Sentí que algo me quemaba y lastimaba mis ojos, pero lo único que pude hacer es poner mi brazo encima. De todas formas estaba incómodo y comenzaba a irritarme. Me removí y solté un gruñido, ya no podía seguir durmiendo. Me senté y pasé una mano sobre mi cara, la froté y me quedé viendo al vacío. Después reaccioné, miré la hora en el reloj de pared, éste marcaba las siete de la mañana con treinta minutos. Creo que era una de las pocas veces donde me levantaba relativamente tarde.
Mierda.
Subí al segundo piso y me metí al baño, empecé a despojarme de mi ropa y abrí la llave. El agua caía en mi como un balde de hielos en mi espalda. Estaba muy fría y me encantaba, no me gustaba mucho el agua caliente.
Cuando salí me vestí agarrando unos pantalones ajustados, una camisa rayada, una chaqueta y las botas de ayer. Salí de la casa y subí al auto, dentro me puse unas gotas en los ojos ya que los tenía rojos e hinchados. También mastiqué un chicle, no recordaba si me había cepillado bien los dientes. En el camino la cabeza me empezó a doler un poco, llegué al edificio y me puse unos lentes oscuros. En realidad me lastimaba la luz.
–Llegas tarde Iero.
Una mujer de treinta y tantos años que era como la secretaria de Erick me reprochó con una mirada. Yo sólo rodé los ojos y traté de no insultarla.
–Si, seguramente llego tarde todos los malditos días.
Ella sólo negó, tal vez dentro de su cabeza ya me ha matado de tantas formas.
–Te esperan en la sala de juntas, el joven Way llegó hace media hora.
Seguí su indicación porque no tenía otra elección y entré. Estaban Erick, Vicenty, una chica llamada Rose, Ryan y Nyjah. Las demás eran personas con las que nunca en mi vida he hablado.
Me acerqué al más conocido y me senté junto a él.
-Frank ¿se te hizo tarde?
¿Por qué mierda Erick siempre tenía que preguntar lo obvio?
Asentí apretando la mandíbula y sonrió.
A su lado había un chico muy extraño, tenía la cabellera pintada de un color rojo brillante y su piel era demasiada pálida. Su nariz era muy fina y parecía estar nervioso. Conocía esa sonrisa, era una que las personas acostumbraban a poner cuando estaban en un lugar donde no conocían a nadie y trataban de encajar.
Pobre iluso.
–Él es Gerard –susurró el rubio.
Erick comenzó a dar una especie de discurso, no preste atención realmente, sólo trataba de evitar que mi cabeza explotara. Después de un rato terminó y el lugar comenzó a vaciarse, ya iba por la salida cuando sentí una palmada en el hombro.
–Te hablan.
Regresé con el tonto de mi jefe y vi al mismo chico a su lado leyendo unos papeles. Cuando me acerqué alzó la vista y tragó nervioso.
–Frank mira, él es Gerard Arthur Way. Tu nuevo compañero.
Miré al pelirrojo y alcé los lentes para dejarlos en mi cabeza, alcé mis cejas y lo inspeccioné. Tenía muchas facciones femeninas. Quizás era de esas personas que llamaban andróginas.
–Es un gusto, Frank –dijo después de ver que yo no decía nada.
Su voz era suave, y sus dientes eran pequeños pero estaban muy blancos. Rodé los ojos. Éste mocoso me dará problemas, se nota desde lejos que no es normal. O sea, ¿por qué escoger un color tan llamativo?
–Igualmente.
–Bueno, en realidad no lo parece –contestó irónico, luego soltó una risa.
–Nada personal -dije restándole importancia.
–Bien, los tengo que dejar. Conózcanse y por favor empiecen a trabajar cuanto antes, al parecer aparecieron dos involucrados más.
Maldición.
Caminó hacia la puerta y me hice a un lado cuando pasó junto a mi. Me había dejado solo con el chico. Él sólo me observaba y yo resoplé.
–¿Qué? -espeté.
–Nada.
Un silencio se formó entre ambos y miré el techo.
¿Qué tenía que decir?
–¿Ya conoces el caso?
–Sí.
Asentí y metí las manos en mis bolsillos, quería salir de ahí, de hecho me estaba dando la vuelta pero sentí que me detuvo agarrando mi brazo. Lo miré y fruncí el ceño.
–Por favor no me toques.
–Ay, tenían razón -dijo y sonrió como un niño.
–¿Qué cosa?
–Me advirtieron sobre ti, dicen que eres alguien difícil de tratar.
Asentí y mordí mi mejilla por el interior.
–Si como sea, ya he hecho un reporte y llegué a dos conclusiones de quien puede ser el asesino, ¿Qué harás? ¿te los doy para que los leas? La verdad no sé porqué te asignaron conmigo, ya tengo resuelto casi todo.
–Supongo que está bien y no sólo vine para eso, me acabo de mudar también.
–¿Okay?
Abrí la puerta y lo guié a mi lugar, busqué lo que había dejado en la noche y se los entregué junto con una grabación de los interrogatorios.
-¿Hoy qué vamos a hacer?
-Tienes que revisar todo eso y sacar tu veredicto, supongo, en una semana tenemos que interrogarlos otra vez. Por el momento también hay que anexar a los nuevos e investigarlos.
Él sólo asintió y acomodó todo lo que le entregué entre sus brazos, por su cara deduje que le pesaban y yo sólo me levanté para ir a servirme algo de café.
-Oye, Frank.
Dejó las cosas en mi escritorio y me alcanzó.
-¿Ahora qué quieres?
-Se me ocurría que como trabajaremos juntos deberíamos llevarnos bien.
-Mira eh...
-Gerard -dijo rodando los ojos.
-Ah si, la verdad no me interesa mucho si nos llevamos bien o no. Como dije antes, falta poco para cerrar la investigación y, ¿recuerdas los trabajos de escuela? Sólo haz tu parte y yo la mía, eso será más que suficiente.
-No creo que eso resulte, los trabajos de equipo en separado no funcionan.
-Lo hará.
Soplé encima del vaso y le miré directamente mientras bebía despacio. Gerard se mordió el labio inferior y asintió no muy convencido. Me recargué en la pared y el chico seguía en la misma posición, ¿no tenía más cosas que hacer?
-Tengo una idea.
-No, lo que deberías hacer es empezar a leer ya todo aquello -dije señalando la pila.
-Mira, si quieres te invito a comer y podríamos hablar sobre "aquello" -dijo mientras señalaba las hojas. -También no me caería mal que me enseñes el lugar.
-¿Por qué yo debería enseñarte el lugar?
-Uh no sé, ¿por qué somos compañeros?
-Sólo de trabajo.
-Frank -dijo y resopló algo molesto, tuve que contener una risa. Parecía un idiota desesperado. -Trato de ser tu amigo, por favor coopera.
-Estoy bien así Gerard, no necesito más amigos.
Recompuse mi postura y caminé a mi lugar, encendí la computadora y Gerard sólo agarró lo que desde un principio le di para después irse a no sé donde sin decir ninguna otra palabra. Me dispuse a realizar otras cosas, no entendía porqué insistía tanto si apenas lo acababa de conocer. Yo no soy la gran cosa, acepto que soy una mierda, quizás un imbécil, pero no podía cambiar, no lo haría.

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Cold
FanfictionFrank es un tipo duro, tan indiferente que llega al punto de aparentar no tener sentimientos. Al trabajar como policía forense no se permite mucho el contacto con otras personas, es muy cerrado al mundo y vive de constantes luchas contra el pasado a...