Epílogo:
Tenía las manos puestas sobre el cajón, se sentía frío y pesado. Tan sucio y violento.
Gerard tenía los ojos cerrados, su expresión era dura, tensa, como nunca antes logré verlo. Pequeños hematomas surgieron en la parta baja de sus mejillas, se veía tan indefenso, su carita no era la misma.
¿Por qué?
¿Por qué él?
Más lágrimas cayeron por mi rostro como una maldita llave que no se puede cerrar. No podía parar, no podía tranquilizarme. Agarré sus manos y las apreté, quería hacerlo entrar en calor, pero estaban heladas e inmóviles. Era imposible. Todo esto era en vano.
Estaba muerto.
Gerard estaba muerto, y nunca lo recuperaría.
Negué sin poder creerlo aún, no quería hacerlo, quería despertar de ésta maldita pesadilla. No quería pasar por esto por segunda vez. Tragué mis gritos.
Mierda Gee, ¿en serio te enterraremos en una hora?
Mi pecho dolía, mis labios temblaban, tuve que inclinarme para levantar sus manitas. Las mías eran un puto manojo de nervios y temblores. Me encontraba impotente. Las acerqué a mi y las besé, las besé dándoles calor. Las besé tantas beses y agonicé en el transcurso.
Ya no me importaba que tan fuerte sollozaba.
¡Era inútil!
Todo esto no serviría de nada.
Lo necesitaba aquí conmigo, lo necesitaba vivo. Quería ver sus ojitos verdes de nuevo, quería ver su sonrisa y quería que me abrazara. Quería que me dijera que todo estará bien, quería que me diera aliento. Quería ver esos pequeños dientecitos, quería ver las arruguitas que se le formaban al reír. Lo quería de vuelta. Quería a mi Gerard de vuelta.
Pero era imposible, ya no podía hacer nada, yo no podía hacer nada. Era mi maldita culpa.
Anhelaba un abrazo suyo pero ya no está. Gerard no está aquí.
Negué, negué tantas veces cómo pude.
Me oponía a creer esto.
Pero al verlo ahí, inmóvil, sin aire recorriendo su hermoso cuerpo, sin ese color rosado en sus labios... Ahora estaban morados y fríos.
Me era imposible dejar de llorar.
No sabía que hacer.
Me recosté en su pecho y maldije el hecho que éste no subiera ni bajara.
Dijiste que tu no me dejarías Gerard, lo prometiste, tu no me abandonarías. Sé que puedo encontrarte, sé que tienes que volver.
¡Tu no! No puedes irte.
Tu no Gee...
Estaba mojando su pecho, mis lágrimas estaban arruinando su hermoso cadáver. Me sentía tan mareado sobre él, tan roto, tan desahuciado.
—Frank.
Volví a negar y lo apreté más a mi cómo pude, no iba a permitir que me lo quitaran, no lo iba a dejar ir.
—Es mío, déjame estar con él.
No podía ni hablar, ¿en realidad escuchó lo que le dije? ¿en realidad salió algo de mi boca?
Odiaba tanto esa palidez que tenía, odiaba verlo, odiaba no sentirlo cerca.
—Por favor, ven conmigo Frank. No lo hagas más difícil.
—¡Que no Vicent! ¿no lo entiendes? Acabo de perder al amor de mi vida, lo perdí... ¡Está muerto!
Cerré los ojos con fuerza y solté quejidos, me dolía todo, había tardado casi un día así, con él, tratando de que no me alejaran. Ni siquiera sus padres lloraban como yo, ¿o si?, sentía que yo era el más afectado, yo era el que se quería ir con él.
No podía con esto, no podía con el dolor, no podía con esto otra vez. Vivir es un maldito dolor, fui tan feliz con Gerard, y muy tarde comprendí que lo amaba. Él era todo para mi y desperdicié todo ese tiempo por mi maldito miedo y egocentrismo. Había sido un puto egoísta y estaba enfermo, no quería a nadie más que a él ahora mismo.
Y lo había perdido, finalmente lo perdí y de la peor manera.
Me tiré al suelo, no era justo, nada era justo conmigo.
°^°^°^°^°^°
Yo te seguiría hasta el fin del mundo, hasta lo más profundo del océano. Yo te seguiría en cualquier camino que tomes, yo te seguiría caminando hasta encima de clavos. Solamente yo te seguiría, y sólo por ser tu.
No entiendo porqué te tuviste que ir, me hubiese encantado ir contigo, me hubiese gustado pasar más tiempo contigo, me hubiese gustado besar esos lindos y finos labios. Quisiera acariciarte, darte ese amor que merecías, quisiera retroceder todo este tiempo, quisiera haberte abrazado más. Darte todo de mi.
Debí haberte dicho cuánto te quería, debí haberte ayudado más, debí haberte apoyado más, debí conocerte más, debí haberte entendido. Debí haber hecho tantas cosas, pero ahora ya no estás. Y no volverás por mi.
Ya no estás aquí y me arrepiento tanto. No te pude dar un digno adiós.
Yo... Te amo Gerard Way.

ESTÁS LEYENDO
Cold
Fiksi PenggemarFrank es un tipo duro, tan indiferente que llega al punto de aparentar no tener sentimientos. Al trabajar como policía forense no se permite mucho el contacto con otras personas, es muy cerrado al mundo y vive de constantes luchas contra el pasado a...