Veinticinco

647 92 63
                                    

Estaba furioso, mi cara ardía, mi pecho dolía. No me podía calmar, quería matar a ese maldito hijo de puta, ¿Por qué hay tanta maldad en el jodido mundo?

¡¿Por qué?!

Gerard estaba petrificado y aterrorizado, era inaudito. Todos estaban muy consternados por la noticia, ¿Cómo es posible que alguien pueda dañar a un niño?

¿Por qué algunas personas se empeñan en arruinar vidas inocentes?

Les hacen un maldito daño que marcaran toda su vida, los traumatizan, los dañan no sólo físicamente. Yo me siento tan impotente por no poder hacer mucho. Desgraciadamente nunca se podrá acabar con la maldita pedófila, pederastia y esas mierdas. Nunca, aunque tratemos, porque el maldito humano es el peor animal que puede haber.

Les explicaré, hubo un caso reciente, una violación e intento de asesinato. A niños.

Hay una escuela, un kinder específicamente, en donde un maestro de música abusó sexualmente de un niño de cuatro años. Cuatro años, ¿ven lo grave de esto? Y no sabemos exactamente el tiempo en el que estuvo aprovechándose de ello, tal vez demasiado pues el niño no decía nada, no se quejaba, no veían el problema que tenía, hasta que un compañero de él los vio, otro niño. Otra vida de cuatro años también. Varones.

¿Qué hizo el maestro?

Lo intentó asesinar asfixiándolo. Trató de evitar que hablara, que lo atraparan.

¿Qué tan enfermas están las personas cómo para aprovecharse de una pequeña personita que a penas esta comenzando a vivir?

Me asquea esto, me pone muy mal, me lastima. Simplemente no lo puedo creer. Me dan ganas de hacerles pagar por toda la mierda que han hecho a tal grado de tomar mis propias cartas en el asunto. Tiré una taza al suelo, no me importaba que varios compañeros estaban ahí, quería desquitarme. Quería golpear a alguien.

—¡Maldita sea, no sólo deben meterlo a la cárcel, es demasiado poco para esa mierda!

—Tranquilo Frank.

—¡No! Carajo ¿no entienden? Le hizo daño a DOS NIÑOS. 

Le di un puñetazo a la pared y creo que algunas mujeres se asustaron, la verdad no veía bien, mi vista se había tornado borrosa.

—Frankie...

Negué y me agaché agarrando mi cabeza. Lloraba de frustración, tristeza, de todo.

No me imagino que sentirán los padres de esas criaturas.

Sentí una mano en mi espalda y después un intento de abrazo.

Me había afectado eso, mucho.

—Es mejor que los dejemos solos —dijo Vicent al fondo.

Pasos se escucharon y después el sonido de la puerta, por fin pude soltar todos esos sollozos que me estaba tragando.

—Frankie...

—N-no pude ev-evitarlo Gerard, e-ese mal-maldito...

—Shhhh Frank, mírame.

Alcé la mirada mientras Gerard quitaba el cabello que cubría mi cara. Él trataba de no llorar. De un momento a otro me había hecho un desastre, hipeaba y quería que mi nariz no escurriera mucho.

—Gee...

-Comprendo lo que sientes, a mi también me duele que exista ese tipo de personas, que a vidas inocentes les ocurra lo peor, ellos tampoco tienen la culpa pero, no sé, ellos ya están bien. Frank, ellos ya...

—Claro que no Gerard, ¿Cómo mierda vas a vivir bien después de que te violaron y de que casi te matan? Son niños. Si a una persona mayor le cuesta, ellos...

Negué y me tiré a su pecho.

Esto podía verse muy fatal, pero siempre me ponía así cuando se trataba de menores de edad, quizá empatizaba mucho con esas personitas, o lo que sea, pero en verdad me lastimaba tanto que dañaran a niños. 

Gerard comenzó a acariciar mi cabello, luego me daba besos de vez en cuando en la cabeza y bueno, no me hacía sentir del todo mejor.

—¿Puedes dejarme un momento a solas?

Gerard me miró directamente y sonrió enternecido, asintió y antes de que se levantara le di un beso corto en los labios.

Susurré un gracias pero no sé si alcanzó a escucharlo.

~°~°~°~°~°~

Gerard:

Me destrozaba ver a Frank así, se veía tan débil, simplemente tan afectado. Tan mal. No comprendía y mi cabeza no quería que fuese más allá. A pensar otras cosas. 

—Vicent. 

Me acerqué a él y volteó, me dio una sonrisa ladina y entendí que seguía pensando en lo anterior, lo de allá adentro. Es que era un tema tan delicado.

—Aún no sé cómo Frank, siendo una persona tan dura, fría y calculadora le pase esto todavía. No es la primera vez ¿sabes? Y tampoco creo que la última.

—¿Qué?

—Si, cuando pasa algo como esto se rompe, así nada más y me duele verlo así, es mi amigo. 

—Lo sé, pero, ¿por qué se pone así? ¿puedo saber...?

Él asintió. 

—Es que, a un familiar de él le pasó algo parecido. Creo que fue una sobrina de cinco años. Y bueno, también eso fue una de las razones del por qué se metió a trabajar aquí. Así que por eso se pone mal cuando suena un caso de esos. 

Vicent agarró una libreta y la abrió, empezó a buscar algo y yo con una mueca me abracé a mi mismo. Pobre Frank, ha pasado por tanto.  Sé que quería su espacio, era muy necesario, pero quería seguir con él. Ayudarle.

—¿Sabes algo de los niños?

—Irán a terapia este lunes, iniciarán todo un proceso.

Asentí y Vicent cerró nuevamente la libreta.

—El no saldrá de ahí nunca, o por lo menos no vivo.

—Frank tiene razón, no es suficiente.

—Todo lo pagará ahí Gerard, todo se paga en esta vida.

Miré al suelo y sentí que me puso una mano en mi hombro.

—¿Crees que tarde mucho?

—Tal vez, se tomará su tiempo.

Hice un sonido afirmando y me senté en mi escritorio, no sabía que hacer. Sabía que Frank tenía los sentimientos más sinceros que podría conocer, inclusive antes de que me dijera que iba a cambiar por mi, el sentía mucho, aunque no lo demostrara. Era una persona tan hermosa. Sólo con mirar sus ojos avellanas podías descubrir que él tenía mucho que decir, que valía toda la pena hablar con el siquiera diez minutos. Que si él quería podías conocerlo a fondo y no había arrepentimiento de por medio.

Sólo era, Frank.

Frank Iero.

ColdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora