¿En serio alguien que es escritor puede pasar a ser un asesino serial?
Bueno, tendría más imaginación para dejar recuerdos y/o pistas.
Dejé el nuevo libro en el sofá y me levanté a ver quién tocaba.
Cuando abrí abrí los ojos sorprendidos. Al parecer Gerard era hombre de palabra.
—¡Buenos días Frankie!
—Tu ca-cabello.
Mierda, deja de tartamudear.
—Lo pinté ayer ¿cómo me quedó? ¿te gusta?
Tragué muy notorio y asentí. Me hice a un lado para dejarlo pasar y cerré la puerta.
—Te miras más blanco, cómo si eso fuera posible.
Gerard empezó a reír y se encogió de hombros.
—Me acompañó Vicent, es muy simpático.
—Lo sé, ¿Cómo van con el caso?
—Oh si, ¿bien? Tuve que hacer unas cosas.
—¿Qué cosas?
Gerard comenzó a jugar con su cabello, estaba nervioso ¿Qué había pasado?
—Ah, en-encontré un error...
Fruncí el ceño y luego sonreí, a veces era gracioso pero ¿por qué no reía él?
—¿Qué dices?
—Encontré un error -repitió. —Encontré un error en el archivo, al parecer...
—Es imposible, yo hice ese reporte. No hay fallas, tal vez tu eres el que revisó mal.
Gerard con una mueca negó.
—Me temo que no, ahí no decía sobre otra...
—¡Que no! Yo no me equivoco, no puede haber fallas —repetí interrumpiéndolo.
Apreté mis puños.
—Pasaron por alto un arma Frank, había sangre seca detrás del edificio ¿es que acaso no abriste el otro sobre?
—¿Qué sobre?
—El que te entregaron tres días después, dime que lo abriste y en verdad te diré que yo estoy equivocado. Por favor.
—No, yo no recibo nada fuera de su tiempo.
Gerard abrió la boca y miró al suelo.
—Por eso habían agujeros, no estaban bien tus informes Frankie.
—Mira Gerard tu no vas a venir a decirme que hacer. Yo soy el jefe, yo mando.
—No te estoy culpando de nada, sólo digo que debes aceptar tus errores. Y sí, sé que eres el jefe pero ahora estás de vacaciones, yo tengo el cargo. Además ya lo arreglé.
Negué y sobé mi sien. No podía creerlo.
—Vete.
—¿Qué?
—Déjame solo Gerard.
Negó y puso un semblante serio.
—No quiero que estemos mal de nuevo, bastante me ha costado el que no me dejes fuera de tu casa entonces, ¿puedes sólo olvidarlo?
Yo me quedé atónito.
¿Cómo me pedía eso?
El imaginar que no hubiese hecho nada y que la investigación siguiera así me habría causado un gran problema, habrían culpado a alguien más y, no quería pensar más. Una demanda sería lo que perseguiría por mucho tiempo.
Cerré los ojos y me agarré la cabeza.
—¿Cómo puedo olvidarlo?
Sentí que Gerard puso una de sus manos en mi hombro y empezó a acariciarme.
—¿Quieres salir?
—Ya es tarde.
—Da igual, son las nueve aún.
—Tienes que trabajar mañana.
—Sabes que los viernes no hacemos mucho.
Asentí y me levanté, sólo me puse la chaqueta de cuero y me importó poco que iba como vagabundo. Compramos cervezas y nos quedamos en un lugar tranquilo, no quería que más personas estuvieran en el mismo ambiente.
—Me gusta el sabor agridulce de las fresas, aparte el tamaño los hace perfectos, al menos para mi.
Gerard sonrió como idiota y entonces me di cuenta que se me había pasado la mano, no había puesto atención a cuántas cervezas había ingerido. Estaba muy ebrio. Se acostó en la acera y logró mancharse del polvo de la ciudad.
—Dios, las estrellas están hermosas —siguió hablando.
Al menos era un ebrio tranquilo.
Me encogí de hombros y lo imité, eran tal vez la una de la mañana.
—¿Ya te llevo?
—¿A dónde?
—A tu departamento, Gee.
—¡Sí, vamos a mi casita!
A duras penas lo levanté y lo recargué en mi, iba inquieto así que lo dejé parado. Tomé un poco de aire, me cansé.
—Espera un momento.
—Uh, no creerás lo que me pasó.
—Gerard.
—Qué bonita vista, de noche te ves más bello ¿te lo han dicho?
Me hice el cabello hacia atrás y lo agarré para llevarlo al auto, en el transcurso jugaba con algunos mechones de mi cabello y mejillas. Me estaba tensando, estaba muy cerca de mi.
Cómo pude abrí la puerta y lo senté.
—Acomódate.
No supe cuando ya estaba encima de él, me sostenía del cuello y sonreía como tonto de nuevo. Yo intentaba zafarme.
—Así estoy mejor.
—Suéltame, Gerard.
—Ahora me doy cuenta que eres más bajito que yo.
—Hey —contesté molesto mientras seguía forcejeando con él.
—¿Si?
—Suél...
Algo impidió que terminara de hablar, estaba estático, sentí mi sangre hervir y subir hasta mi cara.
¡Maldita sea, Gerard me estaba besando!
Lo empujé para no seguir sintiendo el contacto de sus labios encima de los míos y rió. Luego cuando se dio cuenta hizo un puchero.
—¿Por qué te alejas Frankie?
Le cerré la puerta azotándola y me agaché, todavía sentía mi cara arder como si me hubiese quemado. Lastimaba y lastimaba mucho. Negué muchas veces, odiaba esa sensación, quería vomitar todo lo de hace un rato. Quería golpearlo, quería que ese hormigueo se quitara de mi boca. No había pasado más, sólo fue un casto beso que desafortunadamente había durado como tres segundos. Me agité, Gerard sabía a alcohol.
Y lo que más me molestaba es que por un momento lo sentí bien. Sentí la necesidad de repetirlo.

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Cold
FanficFrank es un tipo duro, tan indiferente que llega al punto de aparentar no tener sentimientos. Al trabajar como policía forense no se permite mucho el contacto con otras personas, es muy cerrado al mundo y vive de constantes luchas contra el pasado a...