Capitulo 4: Choque de alfas

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La manzana crujió en el silencio de la cocina.  Harry masticó pensativo. 

Había recuperado los pantalones grises de pinzas, y una camisa bien planchada.  Se había arreglado el pelo como siempre.  Se había sentido ridículo ante la reacción del señor Horan y no tenía ni la más mínima intención de volver a sentirse así. 

Preparó sus cosas para el trabajo, cerró su bolso y salió de casa.  Siempre usaba la bicicleta.  Pero se acercaba el celo y pedalear se hacía incómodo en sus partes íntimas. 

El celo tenía que estallar el fin de semana aproximadamente.  Había comprado ya supresores y también perfume inhibidor del olor hormonal, y calmantes para los momentos duros.  Se metería en la cama los dos días más complicados y esperaba no perder ni un día de trabajo. 

Llegó a la oficina y se encontró la actividad por las nubes.  El señor Horan estaba estresado y malhumorado pero Harry sabía cómo lidiar con él en esas circunstancias.  Llevaba años haciéndolo.

-Hay mucho jaleo con el consejo -Niall se estaba frotando el brazo , distraído.  – ha habido avistamientos de grandes cánidos en zonas urbanas.  Alguien está siendo indolente y distraído y me gustaría saber quién, porque está poniendo en riesgo a toda la comunidad.

Harry salió del despacho de Horan dispuesto a tener todo eso listo para salir temprano.  Quería participar en un torneo online de Mystical, un juego de rol. 

Acababa de sentarse en su despacho cuando la presencia de Zayn invadió el pequeño departamento. 

-Te he traído un batido de chocolate.  Fui a por uno para mí y pensé que te gustaría. 

-Gracias -Harry sonrió.  ¿Por que no? Alargó la mano y sorbió de la pajita. -tiene un toque fuerte.

-Pensé que te gustaría la canela.

Harry se ruborizó.  Dejó el vaso sobre la mesa.

-Gracias, señor Malik, ahora tengo que volver al trabajo...

Zayn se fue y dejó a Harry confuso y un poco alterado.  No le había dicho nada de su estilo.  Eso le dio confort.



El viernes Harry despertó gritando.  Había tenido una pesadilla.  Unos ojos rojos, un gran lobo blanco persiguiéndole.  Lo cual era confuso porque sus amigos y todo su entorno eran lobos grises o negros.  Los albinos se veían poco. 

Se tomó la temperatura. Treinta y ocho.  Hundió la nariz contra la piel de su brazo. Estaba empezando a oler.  El celo se había adelantado unas horas pero podía mantenerlo bajo control durante su jornada laboral. 

Tomó dos pastillas supresoras y se fue a la ducha. 

Zayn había estado flirteando más de lo normal esa semana, también porque por primera vez Harry no había sido tan firme al rechazarlo. Le devolvía sonrisas, le aceptaba invitaciones a café o se reía de sus comentarios.

Y aunque no le llenaba como se suponía debía hacerlo un alfa, era una sensación agradable, más con un cuerpo tan preparado para entrar en calentura.

Tomó el transporte público para ir al trabajo.  Su miembro estaba demasiado sensible.  No soportaría el dolor del sillín presionando sus testículos.

Se había aplicado también la crema inhibidora de feromonas pero tenía el cuerpo pesado.  Solo deseaba que el día terminase y poder meterse en la cama. 

Envió un mensaje a Louis y a Liam para anular la salida de esa noche. 

Las horas pasaban insoportablemente lentas.  Le dolía la cabeza, le presionaban las sienes y estaba con la sensibilidad muy alta. 

Se pasó casi todo el rato preparando el resumen y balance de ventas de la semana.  Era monótono pero a la vez le servía para mantenerse tranquilo. 



Niall estaba inquieto.  Al estrés de la semana se sumaba algo más.  El ambiente en la oficina estaba cargado, extraño.  Como pesado.  Incluso Zayn estaba silencioso y absorto en sus pensamientos. 

-Zayn, ¿puedes ir al despacho de Styles y traerme los balances? Ya son las cinco de la tarde.

-Por supuesto. 

Niall se quedó mirando pensativo el nuevo contrato de suministros.  No, iba a necesitar hablar personalmente con Styles, que le explicase porque había marcado como posible déficit la contratación con esa compañía de reponedores de jabón líquido. 



Harry se apretó los ojos.  El celo estaba entrando con fuerza.  En cuanto acabase la jornada tenía que irse a casa. 

-Harry... -Zayn se detuvo en la puerta.  Su boca se quedó entreabierta – necesito... los...

-Perdón, ya casi están.

-¿Quieres salir esta noche? Hay un bar de alfas, pero pueden entrar omegas... Lobo Gris... te puedo invitar a unas copas.

Harry se quedó paralizado.  Sonrió y balbuceó.

-Bueno, la verdad es que sí me...

-No. No puedes salir con Styles no esta noche ni ninguna.  Te lo prohíbo.

Zayn se giró e inclinó la cabeza.  Su alfa había utilizado La Voz.  No era su amigo, ni su jefe.  Era su alfa, y debía acatar sus órdenes.  Le había ordenado alejarse de ese omega y él no podía oponerse. 

-Sí, señor.

-Vete a casa, Zayn.

Zayn se fue tan rápido que Harry casi no lo vio moverse. 

Fijo los ojos en Niall.  Iba a decir algo, preguntar algo, pero Niall se le adelantó.

-¿Cómo puede venir al trabajo en esas condiciones?

Harry se sentó de nuevo.  Niall tenía los ojos brillantes.  Se frotaba el brazo. 

-¿Perdón... cómo, señor Horan?

-Sabe de lo que hablo.  Apesta.  Huele a hormonas de omega en celo por todos los pasillos.  No toma... algún inhibidor... algo. 

-Si lo tomo, pero no es mi culpa que esta vez se haya adelantado y sea más violento.

Niall estaba sudando.  Harry sentía el corazón galopar en el pecho.

-Debió pedir permiso e irse a casa.  No quedarse y mucho menos perder tiempo de trabajo teniendo flirteos con el señor Malik.  Quiero que los dos cesen esa actitud. Inmediatamente.

-Por supuesto, señor Horan. 

-Quiero que se vaya de inmediato -Niall busco en su pantalón.  Sacó la cartera y buscó unos billetes grandes.  – y en un taxi.  No puede ir en esa ridícula bicicleta con ese tufo a presa fácil.  Cualquier alfa podría.... Vaya en un puto taxi.

-No necesito ese dinero, señor Horan.  Aún puedo pagarme un taxi.

-Está bien.

-Hasta mañana, señor Horan.

El Código Horan ||Narry||Zouis||Omegaverse||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora