Once.

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El alfa ojiverde se retorcía incómodo en la parte de atrás de su coche, su chofer le había ayudado a meterse en él pues estaba bastante ebrio pero además de eso, había empezado a sentir un dolor muy intenso en todo el cuerpo.

A cada minuto que pasaba, Harry gruñía desesperado, ya que no aguantaba estar allí encerrado pues al parecer su celo se le había adelantado.

El beta conducía todo lo de prisa que podía pues su jefe no paraba de insultarle y de maldecir, diciendo cosas incoherentes, era como si se estuviese convirtiendo en un terrorífico monstruo.

Tan pronto llegaron a la mansión, Harry saltó de coche y subió a trompicones las escaleras y aunque su chófer quiso ayudarlo, este le lanzó otro fuerte gruñido y el beta salió huyendo.

Como pudo, el ojiverde llegó a su habitación y furioso se arrancó del cuerpo el caro traje que lo apretaba, ya no lograba mantenerse en pie, así que a rastras se metió en la ducha, abrió el grifo y dejó que el agua helada cubriese su ardiente cuerpo.

Harry estaba mareado debido al alcohol en su organismo pero alcanzaba a sentir como esa fuerza brutal lo desgarraba desde dentro, estaba descolocado, ya que no entendía cómo era posible que su celo llegase pues aún no le tocaba.

De hecho hacía menos de un mes que lo había tenido y jamás se le había adelantado, ni tampoco nunca lo había irrumpido de una manera tan atroz.

-¿¿¿QUÉ DEMONIOS ME OCURRE???- gruñó desesperado.

Tras varios minutos bajo el agua  y tras aliviarse, salió de la ducha y entonces caminó desnudo hasta el balcón, aún estaba ardiendo y no podía soportar ninguna prenda sobre su cuerpo, ni siquiera un boxer, ya que su pene estaba erecto y aunque se había hecho una paja en la ducha, este continuaba igual.

El dolor estaba remitiendo pero sentía una fuerza interior más potente que otras veces y además de que por primera vez, su dentadura le estaba molestando.

Este se dejó caer en la tumbona para ver si la brisa de la noche lo ayudaba a refrigerarse y tras unos minutos ya más tranquilo, pensó en el pobre chófer que había huido asustado, debido a sus feroces gruñidos.

Después de una hora, este volvió a la cama pero no logró pegar ojo, ya que su mente lo perturbó con el recuerdo del ojiazul mirándolo fijamente, volviendo a hacer arder su piel y latente y erguida su polla.

A pesar de bombearla en varias ocasiones hasta correrse, no consiguió calmarse del todo pues creía necesitar un omega con urgencia, a pesar de haber estado con dos en la tarde.

...—Ese pequeño omega tiene la culpa de esto—susurró molesto entre dientes—...¡Maldita sea!, olía tan jodidamente bien.

(...)

La mañana llegó y en la casona de los Payne fue hora de levantarse y ponerse con el trabajo.

Louis abrió los ojos al sentir unos toques en su puerta y entonces el picaporte rodó, apareciendo Berta que entró muy sonriente.

...-Hola muchacho, ¿cómo te encuentras hoy?.

-Mucho mejor gracias, ahora voy a vestirme e iré al trabajo- dijo este sentándose en la cama.

-No...no Louis, es muy pronto aún, a tu celo aún le quedan unas horas.

—Pero...

—No no puedes, tu olor aún es muy fuerte y tienes que estar aquí, es más seguro para todos- insistió Berta.

-El Se-Señor me echará y no tengo a donde ir.

El omega estaba muy afligido y entonces pensó que tener el celo era un auténtico incordio.

-No te preocupes, te hemos cubierto en la fiesta y no se han dado cuenta y hoy tampoco se la darán pues se han ido todos a pasar el día a la ciudad...La familia no regresará hasta por la noche- le habló la cocinera acariciandole la mejilla—…tranquilo.

-Gracias, sois todos muy buenos conmigo, te prometo que en cuando pueda salir trabajaré muy duro ayudando a todos para compensar esto- dijo Louis muy motivado.

-No hace falta, cariño...anda no te preocupes, tómate otro supresor con el desayuno que te mandaré con una de las chicas, debes alimentarte bien, no lo olvides, es muy importante- le advirtió la omega mientras se alejaba hacia la puerta.

-Si claro lo tomaré, gracias Berta- sonrió el ojiazul.

Poco después, llegó la doncella con su desayuno, el omega ya se había duchado y se había vestido una sencilla camiseta y unos pantalones cortos también, tenía que estar cómodo pues no sabía si su cuerpo se la volvería a jugar con la alta temperatura y los dolores insoportables.

El omega no tenía ni idea que iba a hacer allí encerrado todo el día, seguro estaría muy aburrido, entonces se le ocurrió pedirle a la omega un libro, ya que podía leer, en los momentos más tranquilos del celo.

...-Claro Louis, en mi cuarto tengo varios y te puedo prestar uno de los que ya he leído- le dijo esta muy risueña.

-Muchas gracias, Sofía eres muy amable.

Todos eran muy cariñosos con él, por lo que era genial trabajar en esa casona y Louis pensaba que había tenido mucha suerte en acabar allí, el subirse de polizón en la camioneta de Niall, realmente había sido todo un acierto.

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8. Pobre omega infeliz~Larry Stylinson, Ziam-Omegaverse 💜(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora