VII. ¿Mortal?

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TAISSA.

Hice un ruido estrepitoso cuando mi cabeza chocó contra el lavamanos. Sentí mi frente húmeda y todo a mi alrededor comenzó a dar vueltas.

Escuché las pisadas duras y rápidas de Derek, no podía ver bien, así que cerré los párpados para que todo a mi alrededor cesara por un instante y el impacto del golpe dejara de hacer tal efecto.

—Oye, perdón —abrí los párpados y vi cómo Derek se tapaba los ojos, estaba semidesnuda frente a él y se avergonzó por eso.

Me coloqué como pude la playera y le dije que ya podía ver. Me ayudó a incorporarme y me vi en el espejo la herida. Estaba grande, ¡qué buen golpe me había metido!

—¿Tienes alcohol, gasas y cinta microporosa? —él frunció el ceño y negó enseguida, ¿pues qué nunca tenía incidentes contra su propia integridad o qué?

—¿Qué es todo eso?

—Es para curar heridas —ouch, me dolía demasiado. Se rió enseguida—. ¿De que te ríes? ¿Tanta gracia doy?

—Espera y verás —me tomó del rostro y me hizo girar nuevamente hacia el espejo.

La herida comenzaba a cerrarse por sí sola, ¡iba a desmayarme, joder! ¡La puta herida estaba regenerándose sola!

—De acuerdo, ahora solo cárgame y llévame a la cama —sentía cierta familiaridad con él para tomar confianza tan rápido y me cargó, no tenía más fuerza para seguir soportando cosas tan poco habituales en la vida de un ser humano común y corriente.

   Aún no aceptaba que todo esto estaba pasando.

MATT.

   —¿Dónde maldita sea está? —grité por enésima ocasión y Brad, el hombre que junto a Katia me ayudaba a buscar a Taissa habló.

   —¿Crees que esté con ellos? —se dirigió a mi tía y ella se hizo la de oídos sordos.

   —¿Con quiénes ellos? —me alteré enseguida y un silencio ensordecedor me hizo perder los estribos— ¡Que la chingada! ¡Díganme quiénes ellos! —Brad se giró a verme y si no fuera porque intervino mi tía, me habría soltado un buen puñetazo... me habría desfigurado la cara por completo.

   —Ni se te ocurra tocarlo —advirtió mi tía.

   —¡Vamos, Kat! Sabes bien que ni en un millón de años algún grupo lo elegiría —y mi tía le dio un puñetazo que lo dejó en el suelo.

   Uh, iba a tener que contratar a un cirujano plástico.

   —¡Han pasado tres putos días y no sé nada de ella!

   —Matt, créeme cuando te digo que yo tampoco tengo idea de dónde esté —intentó tranquilizarme mi tía, pero en lugar de eso me hizo desequilibrarme más.

Tenía ganas de buscar hasta por debajo de las piedras, pero en situaciones bajo presión la máquina que hacía carburar a mi cerebro no funcionaba bien. No tenía ningún plan B, ni siquiera alcanzaba el plan A.

DEREK.

Luego de un día Taissa empezó a sentirse más tranquila. En la primera noche que durmió sin sedante tuvo constantes pesadillas, me había quedado sentado a su lado toda la madrugada y fui enterado de que Evan no se dignó a regresar a casa, no durante la noche.

Eran poco más de las tres de la tarde y no había salido para nada de casa. Siendo realistas deberíamos estar prófugos Taissa y yo, tenerla aquí me iba a causar problemas si alguien se llegaba a enterar.

Estaba sentado en el balcón mientras Taissa revisaba su celular cuando se escuchó el ruido de la puerta. Ella no conocía a Evan por lo que dio un respingo cuando la puerta se abrió y apareció mi amigo con su humor de perros.

Parecía que había estado bebiendo toda la noche, traía consigo una botella de alcohol y supe que había acertado.

—Miren, ya despertó la bella durmiente —se burló cuando vio a Taissa. Ella lo miró con el miedo emanando de cada uno de sus poros y luego volvió su vista a mí.

—Tranquila, vivo con él y él también es como yo... solo que yo soy menos pedante —advertí cuando se echó sobre el sillón sin importar nada a su derredor.

   —Ah... —no se escuchaba muy segura, pero no tenía opción.

   —Tranquila, bonita. No soy un violador y finalmente no entras en mis cánones de gustos, solo tendremos que convivir porque tenemos la misión de salvar a tu puta raza —¿y este qué se traía?

   —Venga, ya basta —dije a regañadientes y él bufó, cansino.

   —Como sea —me habló con sorna y negué.

   Me levanté y caminé hacia el piso de arriba, le indiqué a Taissa que me acompañara; nadie tenía el poder de soportar a Evan cuando se ponía de ese genio.

   La llevé hacia la sala de videojuegos y nos acostamos sobre la alfombra. Era tan acolchonada que bien podía funcionar como colchón.

   —Estuve leyendo las noticias, un terremoto de 9.6 en la escala sismológica de magnitud de momento azotó a Francia y dos reactores nucleares explotaron. ¡Un terremoto de 9.6! Creo que ni siquiera sabíamos que podía existir esa escala —me lo dijo totalmente asustada, pero yo no le di importancia.

   —Lo sé —nos quedamos mirando al cielo. Estábamos bajo un domo y podíamos ver a las gotas de lluvia resbalar.

   —¿Hasta cuándo va a detenerse la lluvia? —preguntó.

   —Siendo franco no tengo la certeza de esa respuesta. Hasta donde estoy enterado va a durar al menos un mes, lo siento; es que yo no controlo eso —me alcé de hombros y ambos suspiramos al mismo tiempo.

   Sabía que ella se sentía cómoda conmigo, o eso me daba a entender. Así que no le presté demasiada atención a su presencia. Nunca me lo había preguntado, ¿de dónde venía? Todos sabíamos que éramos parte infinitesimal del cosmos, ¿pero quién decidió enmendarnos esta tarea?

   —¿No tienes miedo? Francia fue sacudida y dos de sus plantas nucleares explotaron, tal vez acabó con la mitad del país o con un cuarto. Aquí hay al menos 104 centros de reactores nucleares, ¿no te asusta?

   —No, pequeña. Eso a nosotros no puede afectarnos —me reí un poco y la observé, su cara se descompuso a una de total confusión—. ¿Qué pasa?

   —¿Cómo que no puede afectarnos?

   —Tu cuerpo se regenera solo. Tienes una fuerza sobrehumana. ¿Eso no te responde o necesitas sufrir más cambios? Porque bueno, claro que se aproximan más cambios en tu cuerpo.

   —No, no entiendo —no sabía por qué me daba ternura, pero lo hacía.

   —Estás dejando de ser una mortal.

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¡Alo! Asdfjakaiq, ¿les ha gustado?

   Bien, con esto finalizo mi primer maratón de capítulos en esta historia. Espero los disfruten, espero comenten  y voten muchísimo, hagan que haya valido la pena estar escribiendo todo el día y que ahora me ardan los ojos y me duelan los dedos.

   Nos leemos en el próximo capítulo y comenten qué tal les está pareciendo la historia hasta ahora. ¡Los quiero!

-Alexandra V.R.

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