V. Nada debería estar pasando.

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KATIA.

Ella me observó desde su postura y por primera vez me entró miedo al tenerla frente a frente. Los únicos tres grupos existentes la habían elegido, eso significaba que tenía mucho más poder que cualquiera de nosotros. Nunca nadie había pertenecido a dos grupos al mismo tiempo; y mucho menos a los tres en un intervalo igual de tiempo. Para empezar, esta era la primera vez que sucedía algo similar.

   Ambas nos observábamos horrorizadas. Ella, por no saber lo que era. Y yo, por saberlo.

   ¿Cómo había sido posible eso? ¿Cómo todo se fue contra las leyes de la naturaleza? Era innato, en cuanto un grupo te elegía automáticamente pasabas a pertenecer a él quisieras o no quisieras. Pero pertenecer a los tres era algo que estaba por completo fuera de mi conocimiento.

   Albergaba en mí una idea de quién era Taissa; pero no de lo que era capaz de hacer.

   Tenía tres poderes distintos, y eso nunca había pasado en la historia de nuestra existencia. ¿Cómo algo así pudo salirse de las manos de la misma madre naturaleza? ¿Cómo fue posible que un ser así fuera creado?

   —¿A qué te refieres con esconderme? —sinceramente yo tampoco sabía a lo que me refería. Pero sabía bien que iban a intentar matar a una aberración de la naturaleza... a menos que nadie se diera cuenta. Apreciaba a Taissa, sí que lo hacía.

   —No le digas esto a nadie. Elige el grupo que desees, pero no le cuentes a nadie que perteneces a los tres. Será nuestro secreto, solo no lo hagas... o amanecerás muerta en cuanto lo hables.

   —¿De qué me estás hablando? —chilló y cayó de rodillas frente a mí. Ahora ambas estábamos en el suelo.

—Ya eres parte de nosotros, ¿de quién? Eso ya tú lo sabrás. Pero si alguien sabe que tú eres... diferente, intentarán matarte. Te aprecio, Taissa. Te aprecio porque me has demostrado que eres un ser humano digno de sobrevivir a este apocalipsis.

—Katia, por favor dame respuestas —y comenzó a sollozar.

TAISSA.

El piso bajo mis rodillas comenzó a moverse. Todo a mi alrededor comenzó a temblar y observé los ojos de Katia. Se habían vuelto rojos y por un instante se me detuvo el corazón, en cuanto volvieron a su tono natural la tierra dejó de sacudirse.

   —A esto me refería cuando dije que puedo controlar el clima —me quedé inerte por unos segundos.

   Y es que... ¿qué clase de persona podría reaccionar de manera normal a algo así? ¿Debía creerme que esto era en serio? Porque todo lo que pasaba por mi cabeza era un "despierta ya del sueño, Taissa".

   Se escuchó cómo la puerta a mis espaldas se abría y yo no pude voltear. Solo me quedé en estado vegetal, sin saber qué hacer o qué pensar.

   —¿Están bien? —la voz intranquila de Matt se escuchó.

   No, nada está bien.

—Sí —escuché decir a Katia pero no presté atención.

Todo era verdad pero mi cerebro no podía procesar esa idea. ¿Y el aumento de mi fuerza? Quizás eso se debía a un cambio que iba a sufrir mi cuerpo al pertenecer a ellos. No sabía el porqué, desconocía todo el panorama que se extendía frente a mí y desconocía todo lo que estaba por suceder.

Matt me tomó del codo para incorporarme nuevamente y yo cedí de nuevo ante el piso. Katia me observaba como si de una anormal se tratara... o quizás sí lo era.

El tiempo se agota Donde viven las historias. Descúbrelo ahora