XXI. Respira.

4.1K 436 119
                                        

DEREK.

La cara de ambas lucía tan pálida que mi cerebro llegó a la única conclusión que podía existir: acababa de entrar un grupo de Climators y de Flugors.

   —¿En serio nunca te has preguntado cómo fue que nació Taissa? —observé a Evan de soslayo y ambos nos levantamos para empezar a correr.

   —¿Qué demonios? ¡Olvida ya eso, mierda! —espeté y nos dirigimos a toda prisa hacia las chicas.

En Taissa podía distinguir más horror del que estaba acostumbrado a observar cuando alguna situación de peligro se presentaba. Tomé sus manos y me sobresalté ante la gran chispa que brotó de nosotros; miré alrededor y nuevamente caí en la cuenta de que eso era algo que solo ambos podíamos sentir.

—Estoy asustada —no recordaba con certeza cuándo fue la última vez que la escuché decir algo similar, así que naturalmente me alarmé.

—¿Por qué? —una explosión más. Miré hacia arriba y deduje que habían echado una bomba a la pequeña poza natural que teníamos; eso me enfureció más de lo que a cualquier otro enfurecería, ¡con la naturaleza no!

—Ellos saben cuál es mi mayor miedo —pasé de estar enfadado a estar... bueno, realmente no sabía cómo.

Enseguida corrí mi vista del chorro de agua saltando hasta el rostro de Tai. En sus ojos pude distinguir una cortina de lágrimas y supe que era momento de comenzar a actuar.

—Vas a estar bien, pequeña. Te lo prometo —prometer no era algo que mi especie habituara hacer; en realidad no tenía mucha idea de lo que significaba prometer, solo sabía que la protegería y que no me importaba cuánto tuviera que hacer. Ella estaría bien.

TAISSA.

Evan y Derek tomaron la delantera, entré en pánico cuando vi que no traíamos ningún arma en mano... no, ¿qué? ¡Claro que no necesitábamos ninguna clase de arma! ¡Nosotros éramos el arma! O mas bien... yo era el arma.

El mundo se me vino encima cuando vi alrededor de veinte personas intentando combatir nuestro escudo fabricado a base de nuestro poder sobre los cuatro elementos. Todos estaban lanzando cuchillos Luthrok, mi grupo no había caído pero si mi conteo no me fallaba, habían al menos seis heridos.

Observé a Owen luchando contra otro ser, en medio de ellos había una bola de agua y di un respingo al ver cómo en un santiamén Owen dirigía la bola de agua hacia la persona, cómo impactaba contra ella y finalmente la absorbía, dejándola flotando a unos cuantos metros del suelo. Pateando y moviéndose desesperadamente para intentar escapar de algo que solo el pelirrojo podía controlar.

Mientras él estaba concentrado en eso mi instinto me hizo dirigir la vista a unos centímetros de donde estaba Owen. Los cuatro observamos cómo una persona estaba a punto de clavarle un cuchillo en la espalda a nuestro líder innato.

—Owen, ¡cuidado! —gritó a mi costado Miranda, su grito fue ensordecedor y yo en lugar de hablar actué.

Cree una capa de aire sólido alrededor de mi líder, de quien había decidido tenerme en su grupo y no echarme fuera. Se la debía, le debía eso.

Cuando él al fin dio una vuelta sobre su mismo eje para encarar a dicho ser, me agradeció con la mirada la fuerza con la que yo estaba impidiendo que le hicieran daño. Tanta era mi necesidad de protegerlo que no había paralizado únicamente el choque del cuchillo; sino al ser en sí.

—¡Tienes que irte, están aquí por ti! —me gritó y en cuanto capté la idea, eché a andar hacia el lado contrario.

Evan, Derek y Miranda me seguían, y pasaba que, con franqueza; no tenía ni puta idea de hacia dónde me dirigía. Me sentía fatal, la sola idea de que nuestro sitio estuviera siendo atacado era terrible; y se convertía en algo más atroz cuando sabía que estaban ahí por mí.

El tiempo se agota Donde viven las historias. Descúbrelo ahora