TAISSA.
El corazón me chocó contra el pecho. Comenzó a tartamudear de forma tan desmesurada que me entraron ganas de sacármelo. Observé a Matt con la cara empapada de sudor y pude vislumbrar la caída de unas cuantas lágrimas.
Cerré el puño y lo hice chocar contra el suelo. No sabía qué demonios hacer en estas circunstancias, deseaba correr a besarlo y abrazarlo, anhelaba escaparme con él; pero al final de nada iba a servir. Él iba a morir junto a la humanidad, y ya había comenzado a digerir esa idea.
—¿Qué mierda haces aquí? —bajé la mirada y evité el contacto. Mi voz fue dura y vi a Katia alejarse de mí.
—¿Qué ha sido todo esto? —me levanté del piso y le di la espalda. Caminé sin titubear hasta llegar a Derek y Evan.
—¿Me has seguido? —escuché a Katia.
—¡Pues claro que te he seguido! —su voz se entrecortó y el alma entera se me encogió— ¿Qué ha sido todo esto? —chilló.
—No lo hagas —Derek adivinó mis intenciones de dar la vuelta y correr a sus brazos.
—¿Qué se supone que debo hacer? —murmuré mientras una cortina de lágrimas se hacía de mi vista.
—Irnos —sentenció Evan.
—No puedo dejarlo ahí.
—Ya lo hiciste una vez —incitó Derek—. Una segunda no va a matarte.
—No quiero —sollocé mientras me cubría el rostro con las manos—. Necesito hablar con él, por favor... solo una última vez —supliqué.
—¿A ti te falta un tornillo? ¡Su tía intentó asesinarte hace menos de diez putos minutos! —exclamó.
—Necesito hacerlo —di por hecho que iba a hacerlo y di media vuelta.
Derek intentó detenerme; pero Evan lo detuvo a él. Caminé casi zigzagueando, no estaba muy consciente de lo que iba a hacer y la importancia de la presencia de Katia decayó de manera sobrenatural, nadie alrededor existía. Solo existía Matt Johnson y Taissa Shepherd.
—No te atrevas a acercarte —amenazó Katia y me entraron ganas de hacer chocar mi puño contra su cara.
Antes de terminar de acercarme; Matt avanzó hacia mí a pasos gigantes, casi zancadas de al menos medio metro. Sus largas piernas apoyaban su desesperación por llegar a mí, Katia no hizo nada salvo voltearse y comenzar a caminar.
—¿Qué ha sido este teatro? ¿Qué jodidos ha sido todo esto? ¿Por qué mierda controlan a la maldita madre naturaleza? —chilló con repulsión y eso fue como una bofetada a mi alma herida, a mi ser hecho trizas.
Su mano avanzó con lentitud hacia mi rostro y yo acucié su llegada a mi piel. Di un paso al frente y bajé el rostro. Cerré los párpados ante el toque de su fría mano contra mi piel ardiendo, parecía que iba a prenderme en llamas... y lo que me asustaba era que; literalmente, podía hacerlo.
—Solo me interesa una cosa. Necesito que sepas que te adoro; y que ese hecho no lo modifica alguno otro. Nunca voy a olvidarte y lamento que esto haya tenido que ser así —quitó su mano y yo intenté acariciarlo, pero se alejó incluso como si fuera a infectarlo con algo.
Bajé los hombros en resignación total, di mi último intento de sonrisa y me dispuse a regresar con los chicos. A mis espaldas escuché el sonido mudo de un grito y me entraron unas ganas desquiciadas de retroceder el tiempo y nunca haberme encontrado a Matt; o que la humanidad no hubiera llegado a este punto caótico.
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El tiempo se agota
Science FictionAño 2072. En el mundo solo existen cuatro clases de personas: los que controlan los cuatro elementos, los que controlan el clima, los que controlan la flora y fauna y... y tristemente, los humanos; la raza más caótica jamás antes vista. Ninguno d...