TAISSA.
Llevaba bastante tiempo viviendo en una nueva civilización, organizando y formando a las personas del futuro. Al principio había sido la cosa más difícil para una persona como yo, pero con el paso del tiempo y trabajando en equipo habíamos conseguido reconstruir poco a poco nuestra estadía en un planeta que había sido adueñado nuevamente por la naturaleza.
El ruido era casi nulo salvo por el viento chocando contra las hojas de los árboles y el cantar de los pájaros. No habían pitidos de coches porque éramos tan pocos que a penas había tránsito.
No solamente habíamos aniquilado a la humanidad, junto a ella habíamos aniquilado todo conocimiento y ahora debíamos partir casi desde cero. Lo que era incluso más complicado de lo que pude llegar a pensar en su momento.
—¿Vas a desayunar? —la voz de mi mamá me sobresaltó y me alejé de la ventana. Mi vista aún no se acostumbraba a lo que veía, así que solía pasar demasiado tiempo parada ahí.
—Claro, pues no estoy en huelga de hambre —bromeé un poco. Había estado abatida todo este tiempo, tocando mi piel intentando recordar un poco de las caricias de Derek. El tiempo era un gran enemigo y comenzaba a perder detalles de esa ocasión.
—Si fueras comediante morirías de hambre —ouch.
—Qué bueno que soy saca muelas —bromeé de nuevo y caí en la cuenta de que mamá tenía razón. Qué bueno que me había dedicado a ser dentista. Y oh, claro. A ser el futuro de la humanidad.
Se retiró con una sonrisa en el rostro y yo giré mi rostro hacia el poderoso azul que ahora gobernaba en el cielo. Sin tanta luz artificial observar el firmamento era una escena en verdad mágica. Cerré por unos segundos los párpados y cuando volví a abrirlos casi me rompo las napias.
Mi corazón comenzó a palpitar rápido cuando observé que un objeto estaba atravesando las capas de la Tierra. Me alarmé, mi respiración se aceleró y mis músculos se entumecieron.
Enfoqué un poco más la vista y casi me da un infarto en el miocardio por la falta de oxígeno en los tejidos. Un sinfín de cosas cruzaron por mi mente y mi cuerpo no supo cómo reaccionar, mi cerebro estaba enviando tantas señales que lo único que podía hacer era quedarme inerte.
Una nave acababa de cruzar la Tierra.
[•]
-Alexandra V.R.

ESTÁS LEYENDO
El tiempo se agota
Ciencia FicciónAño 2072. En el mundo solo existen cuatro clases de personas: los que controlan los cuatro elementos, los que controlan el clima, los que controlan la flora y fauna y... y tristemente, los humanos; la raza más caótica jamás antes vista. Ninguno d...