TAISSA.
—¿Qué haremos? —en la habitación estaba Evan, Owen, Alex y Miranda, los cinco enfocados en un único tema.
Un ruido demasiado estruendoso comenzó a hacerse presente a las afueras de la habitación. Observé de reojo y a través de la ventana pude visualizar la caída de decenas y decenas de granizos gigantescos. ¡Del tamaño de una cabeza!
Todos los presentes –excepto Alex– sencillamente observaron de soslayo y posteriormente, lo ignoraron. Mi pulso comenzó a acelerarse y por instantes comencé a temer que la grandeza y dureza del hielo me terminara matando. Derek pasó a segundo plano por unas infinitesimales décimas de segundo.
¡Eres inmortal, maldita sea! Tenía que comenzar a tomarme en serio ese aspecto tan fundamental en mi nueva vida. No podía morir, pero sí podía ser herida... ¿no?
—¿Esos granizos no tendrán secuelas en nosotros? Es decir, vamos a salir a buscar a Derek... ¿no es peligroso? —Miranda me sonrió con ternura y acarició mi hombro.
Solo Alex y yo habíamos sido reclutados, solo él y yo habíamos existido en forma de humanos, en la vida mortal y en la vida que habitualmente alguien vive. Él y yo estábamos sorprendidos por el gran espectáculo de la naturaleza; pero también nos sentíamos como un cachorro enjaulado por dos tigres. Al menos así me sentía yo.
—Vengan —Evan vio nuestros rostros de consternación y nos llevó afuera.
Francamente no quería arriesgarme a sufrir una lesión de daños severos. Así que me quedé en la parte del techo y cuando observé a Ev salir, casi se me desprende la mandíbula. Todo alrededor de él parecía ser un escudo. Él parecía estar cubierto por una capa invisible que impedía el paso del granizo. A su alrededor nada se detenía; pero él, de forma estupenda, se mantenía absorto del daño de la naturaleza.
Al salir de mi escondite pude observar cómo a mi alrededor se comenzaba a formar una capa de color dorado. Nuevamente vi a Evan y distinguí que esa capa solo podíamos verla nosotros mismos. Era como estar en una pequeña casa que me protegía de todo.
Sentí un ligero mareo, como si la presión se me hubiera bajado. Nada de esto era normal para mí, y por la facción de Alex supe que para él estaba siendo casi tan complejo como para mí. Owen y Miranda salieron detrás de nosotros y fue hasta ese momento donde me di cuenta que no sentía frío.
—¿Por qué no siento frío? —me dirigí a quien quiera que pudiera responderme.
—Eres inmortal, Tai. Eres un ser con capacidades inhumanas. Ese escudo que ahora te está protegiendo, también te cuida de cualquier cambio en el clima —no me había percatado de que no había sentido calor o frío en las últimas semanas, no lo había percibido hasta ahora.
—Hay que ir por el oeste —comenzó Owen, teníamos que buscar a Derek—. Tengo entendido que hacia esa dirección es la guarida de los Flugors, no lo podemos encontrar en el camino o...
—O tal vez ni siquiera lo encontremos —sentenció Evan con tanta frialdad que eso... eso sí me caló hasta los huesos.
Fuimos por las mochilas que ya habíamos preparado. Había agua, comida y listo. Lo suficiente para un largo, largo día.
Emprendimos el camino, Owen encabezando el grupo. Íbamos a tener que caminar, debido a que nuestro escudo no lograría evitar los daños en el coche y eso haría que, de cualquier manera... termináramos caminando.
Miranda iba junto al líder, mientras los restantes veníamos en la parte trasera.
—Si alguien nos ve, ¿no crees que se sorprendan al notar que estos gigantes trozos de hielo pasan desapercibidos ante nuestra presencia? —preguntó Alex.

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El tiempo se agota
Fiksi IlmiahAño 2072. En el mundo solo existen cuatro clases de personas: los que controlan los cuatro elementos, los que controlan el clima, los que controlan la flora y fauna y... y tristemente, los humanos; la raza más caótica jamás antes vista. Ninguno d...