DEREK.
La llamada bilis se me elevó al observar a mi amigo dirigir el cuchillo a alguna parte determinada de su cuerpo que en estos momentos desconocía, simplemente estaba jugando con él, viendo en dónde iba a caer el cuchillo.
—¿Qué? ¡No! ¿De verdad piensan que quiero suicidarme? —Evan soltó una risotada sin importar la situación en la que estábamos y a mí se me entumieron las manos— ¡Qué va! No soy tan pendejo como para matarme por estos otros pendejos, he tanteado a la suerte al elegir un temor cualquiera —y al terminar la explicación, se rasgó el brazo de manera dramática.
Por unos segundos me dolió, luego miré su rostro de satisfacción. Eso se iba a regenerar, pero no iba a regenerar el grito de quien fuera que viniera del bando contrario. El escudo de aire desapareció, Railey volvió a su forma humana y todos nos centramos en una única persona: Brad.
Nunca había visto en primera persona cómo un inmortal se volvía mortal. Era la primera vez en la que me hallaba dentro de una situación de esta magnitud y sentí regocijo interior al observar un centelleante burbujeo dentro de sus venas. Su piel brilló en color oro y segundos después, el color pálido azulado más escalofriante de la vida se adueñó de su piel. Cayó de rodillas y nos observó, suplicante.
Railey tuvo un ataque de energía y se transformó en cuestión de milésimas de segundo, a todos nos conmocionó y cuando estaba a punto de atacar, una orden directa hizo eco en mis oídos.
—¡Alto! —la voz de Katia fue aquella que detuvo el andar de su terrorífico proyecto. Miré sobre mi hombro y capté la imagen de Evan agarrando la distancia suficiente para volver a enterrarse el cuchillo y, finalmente, asesinar a Brad.
—¡Alto! —mi cuerdas vocales reaccionaron sin pedir permiso, simplemente emané la orden como si de inercia misma se tratara.
Me dispuse a caminar hacia Evan, Tai se quedó en la misma posición, enfrentando a Railey y defendiéndome de lo que fuera que quisiera hacer. Paso tras paso tambaleé por el desorden en la tierra y las grietas ocasionadas por la fuerza ejercida sobre esta al intentar separar a la corteza terrestre.
—¿Alto? —Evan me taladró con la mirada y yo suspiré, tampoco tenía una idea muy clara de lo que estaba sucediendo.
—No somos como ellos... —sentencié.
—¡Te han herido y te habrían matado sin siquiera pensárselo dos veces! ¡En menos de un suspiro habrían tomado esa decisión sobre tu puta existencia! —vociferó de norte a sur y de viento a viento.
—Lo sé, y es ese el motivo por el que somos diferentes a ellos y a la humanidad —no tuve que decir más, eso era todo lo que necesitaba expresar en una corta oración.
Luego de un espectáculo bien montado y de estresantes segundos de silencio puro, Owen dio pasos al frente y todo mi grupo se reagrupó para cubrirlo como un escudo.
—Ya basta —solicitó el líder—. No hubo mejor manera de explicarlo... estamos enlazados —suspiró, su pecho ascendió y descendió en forma de derrota y quise creer que el fin había llegado. La paz al fin, el reencuentro con el verdadero objetivo. Pero claro que no todo era tan fácil...
—No lo creo, no creo que este sea el fin —Katia amplió su boca en lo que es conocido como una sonrisa y los oídos me zumbaron.
Los seres que se encontraban delante de mí sacaron un cuchillo Luthrok. Todos y cada uno de ellos había impregnado la esencia de cualquiera que fuera el temor que eligieron. Todo lo habían hecho al azar, y eso era mucho más peligroso que un Railey enojado.
Estupendo, estábamos jodidos.
—Ya es suficiente —Owen por primera vez en mucho tiempo había hablado con el léxico más atemorizante de todos los tiempos.
Su voz se distorsionó por la furia descontrolada desatándose dentro de sí mismo y su cuerpo empezó a expulsar aire. Casi como ondas sonoras pudiendo observarse, salvo que no eran ondas sonoras. Era aire, y posteriormente, fuego. Eso no era simplemente un enojo pasajero y mucho menos interior, lo estaba materializando en una especie de bola combinada con los tres elementos.
Agua de núcleo, fuego alrededor de ella y aire haciéndola elevarse. No entendía mucho el sentido de lo que estaba haciendo, pero quise creer que su única finalidad era hacer entender el poder que teníamos.
—¿Qué está haciendo? —Tai estaba al lado de mí, anonadada por la escena casi tanto como yo. No había tenido mucha participación en los últimos minutos, pero tal parecía que lo que Owen hacía ninguno lo entendía.
—¿Alguien que me explique? —Ann, una chica ubicada a la izquierda de Evan habló por primera vez.
Y de pronto dejó caer la bola sobre ellos, miré su rostro de consternación y pude entender que echar la bola hacia abajo no había sido decisión suya. Nuevamente corrí mi vista hasta Railey y estaba él ahí, oponiendo su control contra el escaso que aún nos quedaba.
Con un tentáculo señaló al cielo, posteriormente hizo un ademán en dirección nuestra y todos los del grupo contrario comenzaron a reír. A lo lejos, en el cielo oscurecido y lóbrego distinguí un pequeño punto, que con el pasar de los segundos iba haciéndose más grande. ¿Lo que lo rodeaba era fuego? Iba a tan grande velocidad que las pupilas se me dañaron al intentar seguirlo.
¿Eso era...? ¡Oh, joder! ¡Eso era un maldito meteoro!
—¡Corran! —grité con la voz entrecortada y con la palabra saliendo a dificultad, todos nos agitamos y comenzamos a correr lo más lejos del perímetro.
Todos excepto Owen, se había quedado estático, mirando hacia la nada. Claro... claro... Railey lo estaba paralizando, intenté volver, pero Jackson me tomó del codo y me dio un rotundo «no» con la cabeza.
—Tenemos que seguir corriendo —ordenó y yo no pude despegar la vista de Owen, ¡que era nuestro líder!
—¡No podemos dejarlo así! —chillé con desesperación y frustración corriendo por mis venas. Nunca me había sentido tan humano, nunca hasta este momento...
—Es demasiado tard...
Y antes de que Jackson terminara de hablar, el sonido más ensordecedor de mi vida me tapó la capacidad auditiva y el impacto nos hizo a todas volar a unos metros más allá del cráter que acababa de hacerse.
Rodé por unos segundos más y el cuerpo entero me dolió.
Tranquilo, Derek. Solo son tus órganos, tus huesos y tus músculos lastimándose...
Cuando por fin las vueltas se detuvieron y todo dejó de darme vueltas, tosí un par de veces por mis inquietantes pulmones luego del impacto contra la superficie sólida. Era un meteoro pequeño, pero a esa velocidad cualquier pequeñez armaría un desastre.
Ahogué un grito cuando en lugar de vislumbrar a Owen, observé los pedazos esparcidos de la materia y un incendio sobre la tierra.
Oficialmente podía declararme en un estado de enfurecimiento incapaz de contener...
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¿Qué tal va su fin de semana? Deseo que esté yendo muy bien y la escuela/trabajo los trate bonito.
Deseo que les haya gustado el capítulo y contar con sus bonitos comentarios y votitos (como siempre). Gracias por casi 50K lecturas y por ser los mejores lectores que un escritor podría desear. Gracias por la espera y por comprender mi situación escolar y la demora en los capítulos debido a la misma. Sencillamente gracias, no tengo palabras para mostrar mi gratificación ante ustedes.
Los ama:
-Alexandra V.R.
Los invito a leer mi nuevo proyecto: "Nanotoxina", estoy más que segura que les encantará tanto como esta. También es ciencia ficción y agradecería muchísimo su apoyo.
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El tiempo se agota
Science FictionAño 2072. En el mundo solo existen cuatro clases de personas: los que controlan los cuatro elementos, los que controlan el clima, los que controlan la flora y fauna y... y tristemente, los humanos; la raza más caótica jamás antes vista. Ninguno d...