Capitulo 2

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Ian no deja de insistir en ningún momento, después de chocar su coche lo mínimo que "dice merecer" es una comida conmigo, no tengo otra opción, voy camino a verlo, aunque no sé de qué quiere hablar.

Llego al restaurante indicado, entrego las llaves de mi auto al ballet parking y entro.

— Buenas tardes señorita ¿Tiene reservación? – pregunta la recepcionista, su cabello es tan rubio que parece falso, su labial es tan rojo como la sangre, pero sus ojos son claros y bonitos.

— Si. – respondo.

— ¿A nombre de quién? – pregunta y revisa su tableta.

— Ian Walker – contesto, me mira y me pregunto ¿Qué?, pero no dice nada más.

— El señor Ian la esta esperando, la conduzco a su mesa. – ofrece – Pase – me invita y caminamos juntas, aunque de vez en cuando observo como me escanea.

Al entrar lo veo con un traje negro y una camisa azul cielo, Dios sus ojos se ven hermosos, pero me deshago de mis pensamientos.

— Aquí esta – susurra la recepcionista.

— Gracias – contesto. Ian se levanta y me saluda, la recepcionista una vez más me escanea y camina pavoneándose entre las mesas.

— Buenas tardes señorita Land – dice Ian, me da un beso cerca de la comisura de mi boca.

— Buenas tardes – contesto.

Ian toma la silla y la coloca detrás de mí, me acomodo y él toma asiento frente a mí.

— Permítame decirle que se ve espectacular con ese vestido – dice viendo mi escote.

— Gracias – respondo. Un mesero se nos acerca y dice:

— Les dejo los menús, cualquier cosa que deseen estoy a sus órdenes – nos entrega los menús y comenzamos a revisarlos.

— ¿Por qué tan seria señorita Land? – hace la voz de Guasón y me hace reír.

— Normalmente soy seria, creo – digo y veo el menú.

— ¿Qué le apetece? – pregunta.

— La verdad es que nada llama mi atención – confieso.

— Pero es una comida y tenemos que comer – dice.

— Solo una ensalada y limonada con agua mineral – contesto.

— Si me permite, le recomiendo esta ensalada – dice señalando – Además que se puede acompañar de un exquisito vino blanco.

— Perfecto – digo.

Ian pide la comida, en pocos minutos un mesero viene a nosotros con una botella de vino blanco, y nuestra comida.

— Provecho – dice Ian.

— Provecho – repito. Comenzamos a comer, su mirada me inquieta, todo el tiempo me mira, nunca nadie me había mirado como él lo hace.

— ¿De dónde conoce al señor Monroe? – pregunta, me quedo pensando, proceso mi respuesta y digo:

— La verdad no lo recuerdo – miento – Solo recuerdo que fue en México.

— ¿México? – pregunta interesado.

— Sí, yo iba a ver una de mis sucursales – miento, bueno no por completo – Y él no lo sé, pero en realidad nos conocimos por casualidad.

— Ya...– dice.

SEDÚCEME COMO NUNCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora