Capítulo 18

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James programa una junta para revisar la inversión y ganancia de todo esto, muchos comienzan a irse de la oficina, mientras yo continúo esperándolo, me pongo de nervios, pero aun así acomodo algunas cosas, no es necesario que nadie sepa quién va a venir, preparo un café y comienzo a tomarlo, escucho el timbre del elevador, ha llegado, mi estómago es un nudo de nervios y emociones. "Solo vamos a hablar de trabajo" me digo una y otra vez, abro la puerta y lo veo caminar, no hay nadie más, trago con dificultad.

— Señorita Land – toma mi mano y la estrecha.

— Buenas noches – respondo.

— ¿Está todo listo? – pregunta y asiento.

Me siento nerviosa, pongo las diapositivas y por un momento le muestro los balances, levanta una mano y sonríe.

— ¿Sí? – pregunto.

— ¿En verdad crees que me importa? – pregunta con ironía, frunzo el ceño, se levanta de su asiento y se acerca a mí.

— ¿No es así? – pregunto y el niega.

Presiona mi cuerpo al suyo, siento que mis piernas tiemblan y dice:

— Si fuera por mí, ya estarías acostada en la mesa diciendo mi nombre – sus labios están muy cerca de los míos – Dime que tu no lo quieres – susurra, lo agarro de los antebrazos, puedo notar su fuerza.

— No lo hagas – susurro.

— ¿No quieres? – pregunta, levanta mi barbilla y mira mis ojos – Puedo ver la excitación en tus ojos – sus labios tocan los míos, su aliento recorre mi oreja izquierda y su boca busca mi cuello.

— Detente. – suplico.

Nuestras bocas se encuentran y nos besamos con necesidad, me carga y me sube a la mesa, abre mis piernas y se pone sobre mí, nos vemos a los ojos.

— Creí que no querías – dice y sonríe como todo un cretino.

— No te detengas – ordeno

— Dime que no te ha hecho el amor – susurra mientras desciende desabrochando los botones de mi blusa, sus manos tocan mi piel, puedo sentir mi cuerpo al mil, siento su aliento en todo mi cuerpo. – Dímelo – susurra, pero me niego a contestar, no pudo pronunciar ni una palabra.

Mi entrepierna palpita y mis piernas tiemblan al sentir sus manos en mi piel, acaricia mis piernas mientras deja un camino de besos en ella, hecho la cabeza hacia atrás, con su dedo índice recorre el borde de mi sostén, libera mi pecho izquierdo y lo introduce a su boca, arqueo la espalda al sentir esa sensación, su mano acaricia mi vientre y pasa por el resorte de mis pantis, sus dedos juegan con mi clítoris y mi humedad comienza a hacerse presente, quiero más, necesito más, sus dedos están en la entrada de mi vagina, su boca y la otra mano se entretienen con mis pechos, ¡Cuánto extrañaba este placer!, introduce su dedo medio con facilidad, mi boca dibuja una gran O y libero ligeros gemidos, su boca busca la mía mientras sus dedos toman movimiento dentro de mí.

— Dímelo Rose, dímelo – susurra suplicante.

— ¿Qué? – pregunto en un susurro.

— Que no te ha hecho el amor – dice, sus dedos dentro de mí me están volviendo loca, me arqueo y abro más las piernas, pero de pronto se detiene – Si no me contestas, no continuaré – dice decidido, elevo una ceja y sonrió, me acomodo la falda y comienzo a abrochar los botones de mi blusa, sin entender se queda atónito ante mi reacción.

— ¿Qué? – pregunto, acomodo mi pelo y me recompongo.

— ¿Esos significa que sí? – pregunta con enfado.

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