Capítulo 9

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Nuestra llegada a Nueva York es agotadora, Jamie está feliz de la vida con su hijo, yo lo ayudo dándole hospicio en mi casa y dándole un trabajo temporal en lo que el encuentra algo mejor, James cada vez está más unido a mí e Ian comienza a meterme presión, el tiempo parece ser mi enemigo, aun no encuentro las palabras correctas para decirle a James que no puedo estar más con él, el solo pensarlo me rompe el corazón. ¿En que momento acepte? Mis pensamientos se van al escuchar la voz de Tess.

— ¡Rose! – grita y aplaude.

— ¿Qué? – pregunto parpadeando.

— ¿Qué pasa contigo? Apenas y me haces caso. – dice molesta.

— Lo... lo siento, no tengo cabeza para nada.

— Rose, necesitamos pagar la deuda para no perder tus sucursales – sonrió al ver que Tess se preocupa por mi empresa, que buena amiga es, niego y ella me mira confundida.

— Ya no – respondo.

— ¿Cómo que ya no? – pregunta y yo doy un largo suspiro.

— Solicite un préstamo en el banco – miento.

— Pero... creí que no querían prestarte dinero.

— Pero ya lo hicieron. – vuelvo a mentir.

— ¿Cuánto te prestaron? – pregunta Tess.

— Lo suficiente para poder recuperar las sucursales.

— ¿Tanto? – pregunta incrédula – Rose...

— ¿Sí?

— ¿Hay algo que no me has dicho? – pregunta.

— No – miento.

— No soy tonta Rose. – dice indignada, toma los papeles y sale de mi oficina.

— Tess...– digo, pero ya se ha ido.

Me quedo pensando, no puedo hablar de nada de la ayuda que Ian me está proporcionando ni bajo que condiciones lo hace, pienso en como contarle a Tess sin que ella diga nada, pero sé que el solo decirle a ella es que se entere todo el mundo, quiero a mi amiga, pero sé cómo es cuando no está de acuerdo, siempre termina pidiendo opiniones ajenas que hacen que se enteren de lo que no debían enterarse.

— Hola Rose, Tess me dijo que el banco te proporciono un préstamo – dice Nathan, ahí está...

— Si – miento.

— ¿Cuánto te prestaron? – hace la misma pregunta que Tess.

— Lo suficiente...

— Para poder recuperar las sucursales – dice imitándome y quitándome la palabra. – Rose, si sabes que no nacimos ayer ¿Verdad?

— Bueno ¿A que viene tanto interrogatorio? – pregunto.

— Que al principio el banco no te prestaba nada y ahora te sueltan todo lo que necesitas.

— Moví influencias – digo, no es del todo una mentira.

— ¿Ian? – pregunta interesado, pongo los ojos en blanco y suspiro. – Rose, es tu empresa y tú sabes lo que haces por salvarla, solo que... no tomes decisiones a la ligera, sé qué situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas, pero... no lo hagas, estamos contigo para apoyarte.

— Lo sé. – trato de hacer una sonrisa, pero me mira y luego sale de mi oficina.

Hago algunos reportes, agendo unas juntas y comienzo a escribir emails para informar la situación de la empresa, nos encontramos estables y las ganancias se comenzarán a ver muy pronto.

SEDÚCEME COMO NUNCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora