Capítulo 32

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Estoy tan cansada de la situación que ya he comenzado con el proceso de divorcio, Ian cada vez es más insoportable y mal humorado simplemente ya no podemos convivir, mucho menos desde que sabe de mi solicitud a su abogado. Mientras trabajo desde la casa veo por las ventanas, ha llegado la mensajería, me levanto y recojo unos paquetes, reviso los remitentes, hay un sobre largo y blanco con mi nombre, tomo asiento y reviso los paquetes, en un sobre pequeño hay unas fotos de Ian saliendo de un hotel con Amanda, no sé porque ya no me sorprende, sin embargo me sirven como pruebas para anular ese dichoso contrato, algunos paquetes vienen de la oficina y tienen papeles que necesito, un sobre más, saco las hojas que vienen dentro, al leerlas no sé qué pensar o sentir, parpadeo lentamente, mis ojos viajan de las imágenes que tengo en un sobre y las hojas con un diagnóstico médico. Ian se está muriendo.

— ¿Nicholas? Necesito verlo lo antes posible.

— En una hora estoy allá.

Leo una y otra vez el diagnóstico y no sé qué pensar, si el abogado lo sabe, si alguien más lo sabe, me veo tentada en llamarle a Melania y Dem, pero quizá ellas aun no sepan nada o quizá solo yo no lo sabía, le doy vueltas a todo y nada tiene sentido, por fin llega Nicholas, el abogado de Ian.

— Buenas tardes señora Walker – me saluda y suena tan extraño.

— Quiero saber si usted sabe de la enfermedad de Ian. – me mira y toma aire, asiente y me invita a pasar a la sala.

— Tomemos asiento. – ve los sobres que tengo y mira el pequeño sobre en dónde vienen las fotos. – Veo que si le llegaron las fotos.

— ¿Cómo sabe que son fotos? – pregunto con curiosidad.

— Señora, quizá usted no lo entienda, pero todo esto ya estaba planeado.

— ¿A qué se refiere?

— El señor Walker no quiere o no quiso tomar un tratamiento para su enfermedad, por ello apresuro a vivir su vida, quiso hacer todo lo que le faltaba en esta.

— ¿Por eso el contrato? – pregunto susurrando.

— Así es señora... también nos ha llegado su solicitud de divorcio, es por ello que le llego todo esto.

— ¿Y porque las fotos? – pregunto.

— Pruebas, para que usted no pierda nada.

— ¿Y el diagnostico?

— Porque en usted queda la última palabra, el contrato decía que sería por dos años, lamentablemente su corazón comienza a dejar de latir con normalidad... en sus manos esta darle los últimos días que él quería o dejarlo, como él mismo temía. – me siento confundida y trato de asimilar las cosas, entre mi confusión surge indignación y enojo.

— Es increíble hasta dónde puede llegar con tal de tenerme atada a él...

— No señora, los diagnósticos son verdaderos y...

— Váyase de mi casa, ya no quiero hablar de esto, solo quiero que firme el divorcio y me deje en paz no...

— Aquí están los papeles – saca un sobre de su portafolio. – Nuevamente le digo que todo queda en sus manos – miro el sobre, insiste en que lo tome y lo hago.

— ¿Es una trampa? – pregunto y niega.

— Señora, ahí están los documentos... eso es todo de mi parte, con su permiso. – camina hacia la puerta de la casa mientras yo me quedo ahí.

Me siento confundida y sin saber qué hacer, camino hacia la habitación mientras leo los documentos, todo parece cierto, hay tres cartas enumeradas, no quisiera abrirlas, así que las dejo a un lado y nuevamente veo los papeles, en una hoja se escribe que existen condiciones dentro de una de las cartas sin mencionar el número, lo que me obliga a leerlas, escucho la puerta de la casa y guardo todos los papeles, me quedo sentada en la cama y espero, pienso en que quizá la condición es mi bebé o hacer algo a cambio de algo, con él ya nada es claro.

SEDÚCEME COMO NUNCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora