Capítulo 31

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James y yo nos encontramos después de lo sucedido, está furioso y quiere matar a Ian, evidentemente yo no quiero lo mismo, mira mi golpe y cada vez se molesta más, acaricia mi mejilla y cada vez siento un dolor más intenso en mi pecho.

— Siempre ha sido un cobarde – dice con asco.

— Aun no puedo creer lo que hizo – contesto, me mira y vuelve a tocar mi mejilla.

— ¿Aun te duele? – pregunta y asiento. – Bastardo

— James, no podemos...– le doy vueltas a la taza de té que tengo enfrente. – No...

— Rose, la probabilidad de que ese bebé sea mío es un 50%, no voy a alejarme.

El dolor va en aumento, no puedo dejar que Ian le haga daño, necesito alejarme de él definitivamente.

— Estoy casada con él – me encojo de hombros.

— Existe el divorcio, déjalo, Rose... no importa el tiempo, yo siempre voy a espérate y...

— No, no entiendes... no quiero, no...– me levanto y camino a la salida, hay una fuerte tormenta, veo a Nathan acercarse con el auto, James toma mi brazo y me da media vuelta para mirarlo.

— No la que no entiende eres tú Rose, no puedes continuar con él – insiste.

— ¿Por qué no? – pregunto.

— Porque...

— Dime – lo miro, pero no dice nada más, doy media vuelta a punto de continuar mi camino.

— ¡Él también estuvo cuando te atacaron! – dice, me detengo en seco, niego, no es verdad, solo había cuatro personas. – La razón por la que no nos hablamos desde hace tiempo es por ello, más allá de haber tratado de robar mi empresa, tú eres la razón.

— Cómo – pregunto, aunque no suene como pregunta.

— El muy cobarde nos entregó a los demás, yo te defendí, yo iba a dar mi vida por ti, justo esa noche la prueba era mía si quería estar en el estúpido grupo de los populares – su voz está llena de frustración y continua: – Al principio era quitarle la virginidad a una chica de la facultad, pero cada vez las pruebas eran más enfermizas.

— ¡¿Y porque continuaste?! – pregunto gritando, mis ojos se llenan de lágrimas.

— Porque... era un idiota, quería pertenecer a algo, no sabía en lo que pensaba, hasta que la fecha de la prueba no se cumplió y la siguiente prueba eras tú, pero quien te propuso fue él. – su voz está llena de frustración, niego, no puede ser cierto, cierro los ojos, me siento mareada. – Rose. – dice acercándose a mí.

— No me toques – pongo mis manos al frente para alejarlo de mí, doy dos pasos hacia atrás y trato de asimilar lo que pasa. – Estas mintiendo. – perdón James.

— Rose... ¿Cómo podría jugar con...?

— Ese día solo había cuatro personas, dos tipos que eran iguales, un rubio y tú. – recuerdo el momento en que lo vi a él y en el momento en que los demás entraron.

— Había más personas involucradas de las que crees – contesta, el estómago me comienza a doler.

— ¿Y porque yo? – pregunto en un susurro.

— Porque eras virgen, inocente... – su respuesta me provoca un dolor aún más fuerte.

— ¿Entiendes que tan enfermo te escuchas diciendo esto? – pregunto, las lágrimas caen de mis ojos y digo – Nada de lo que me digas va a cambiar, tú y tus amigos fueron unos cobardes, unos sucios, unos cerdos – comienzo a pegarle en el torso, pero pareciera que no lo muevo ni un milímetro.

SEDÚCEME COMO NUNCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora