Capítulo 13

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No importa el tiempo que pase, me sigo sintiendo la misma mierda de persona que dejo a James, los primeros días de por si era difícil, no comía, no dormía, no pensaba y al parecer sigo igual.

— ¿Rose? – pregunta Megan desde la puerta.

— Dime – contesto sin mirarla.

— Quería saber si ya habías revisado los balances y cotizaciones. – dice, miro la carpeta y niego.

— No, ahorita la reviso – digo, levanto la vista y siento que me mira con lastima, eso me molesta, pero no quiero hablar de más.

— Me avisas, continuare viendo la producción – explica y asiento.

Me reclino en la silla y miro al techo, suspiro, me acaricio el cabello, comienzo a hojear la carpeta, escucho como abren la puerta, levanto la mirada y veo a Tess, me mira como todos estos días, entre asco, acusación y negación.

— Me dijo Megan que aún no le pasas la carpeta. – dice seria.

— La estoy revisando – contesto.

— Ya veo – dice, continúa mirándome de la misma manera.

— ¿Qué pasa? – pregunto.

— Sé que es tu vida, pero... ¿Por qué? – pregunta desconcertada.

— Porque es mi vida – contesto, no quiero ni tengo porque dar explicaciones.

— Bueno, regreso por la carpeta, me avisas en cuanto esté lista – dice y sin decir nada más se va de mi oficina.

Como si no me sintiera ya una porquería, el mundo también me mira como una, vuelvo mi atención a las hojas, las estadísticas cuadran, además de las cuentas bancarias creadas, España esta como viento en popa, quizá la empresa se pueda expandir.

— Rose, te busca...

— Ya te había dicho que no necesito anuncios – dice Ian pasando directamente, asiento en dirección a Megan y cierra la puerta. – Hola Rose – dice sonriente, me abraza y me da un beso en los labios.

— Hola – contesto.

— ¿Cómo estás? – pregunta, como la mierda quiero contestar, pero me muerdo la lengua.

— Pues estoy – enarco las cejas y él solo me mira.

— No es tan malo como lo piensas, los dos años comienzan a correr – dice, aprieto la mandíbula, no sé qué más decir. – En fin, dentro de unas semanas vienen mis hermanas, te quieren conocer.

— ¿Tengo que asustarme? – pregunto y él hace una mueca de dificultad.

— Mmm...– sonrió y pongo los ojos en blanco, toma mi mano izquierda y acaricia mi dedo anular, retiro mi mano y digo:

— Ya no lo tengo, si es lo que te preocupa.

— Estoy seguro de que James podrá vivir sin ti, al menos por dos años.

— Quizá, si lo supiera – contesto, Ian me mira con molestia y tensa la mandíbula.

— Sabes que nadie...

— Además de nosotros puede saberlo – completo su frase.

— Qué bueno que te quede claro Rose, vamos a decir que llevamos un mes saliendo, esto porque comienzan a circular imágenes de nosotros juntos en España. – dice y eso me toma desprevenida.

SEDÚCEME COMO NUNCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora