La reparación de los daños va cada vez mejor, quizá en unos días ya podamos volver a trabajar, toda la semana he tenido vómito y mareos, todo por ese estúpido jugo, acaricio mi estómago, me duele un poco.
— ¿Aún no vas al doctor? – pregunta Tess.
— No, pero voy a ir un poco más tarde.
— ¿Qué te han dicho de la construcción? – pregunta Nathan.
— Pues quizá en unos días ya podamos volver, solo fueron algunas cosas, no es que fuéramos a tirar el edificio por completo.
— Bueno, ¿No extrañas nuestras tardes de comprar? – pregunta Tess, sonrió y claro que las extraño.
— Siempre fui el que las llevaba y las esperaba afuera de la tienda.
—Sí, pero siempre te ligabas a las vendedoras o a completas extrañas del centro comercial. – su comentario refleja un poco de reclamo y celos.
— Bueno ese no es el punto, podemos ir los tres, como antes. – digo y asienten.
Paseamos como si fuéramos universitarios, compramos algunas cosas y jugamos en un establecimiento, jugamos bolos, creí que había perdido la práctica, pero veo que no es así.
— ¡Chuza! – digo levantando las manos.
— Yo te enseñe – dice Nathan.
— Lo sé. – contesto, veo como lanza la bola de boliche y se va de lado. – El alumno ha vencido al maestro. – sonrió, él pone los ojos en blanco.
— Deberíamos celebrar que SITLAND va a volver a ser abierta. – comenta Nathan.
— ¿Qué propones? – pregunta Tess.
— ¿Unos tragos? – pregunta, asentimos y nos dirigimos a un bar que está cerca del centro.
Ian me llama y al parecer es algo importante, nuestra celebración queda anulada, pero prometo que será muy pronto. La urgencia se debe a que pudieron obtener un video en el que se ve que son tres personas.
— Es Eloísa – susurro al ver como corre y ella da indicaciones, ve la cámara y dispara.
— ¿Quién? – pregunta Ian.
— Eloísa... es... mi prima. – contesto.
— Pero ¿Cómo? ¿Porque?
— Ella siempre me ha odiado, pero sé que es ella, todo concuerda, su silueta, como se acomoda el cabello, es rubio, los vigilantes dijeron que olía a jazmines y lavanda.
— Y...
— Ella usa ese asqueroso perfume.
— ¿Y si alguien solo quiere culparla? – pregunta, quito la mirada del ordenador y niego.
— Tiene bastantes motivos para odiarme, primero la herencia... ella estaba en prisión, trato de secuestrar a Cloe...
— Pero si está en prisión...
— No sabemos si continua en prisión, los años eran muchos, pero, no lo sé...
— ¿En qué prisión estaba? – pregunta, pero no lo recuerdo.
— No lo sé, no recuerdo si fue en España o aquí, fue mientras Cloe daba un concierto con sus compañeros.
— Déjalo en mis manos – dice, me abraza y no sabía que estaba temblando.
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SEDÚCEME COMO NUNCA
RomanceDespués de muchas confusiones en la vida y relación que tienen Rose y James, sus intentos por olvidar lo, han sido fallidas, al igual que los intentos por volver a conquistarla, pues al parecer Rose no solo esta en el corazón de James, sino también...