SEDÚCEME COMO NUNCA

Capitulo 11

Año con año salgo al jardín, las rosas blancas lucen preciosas, me deleito con su aroma, sin duda alguna es mi favorito, corto algunas de ellas y armo mi propio ramo, las sujeto con un papel periódico para no espinarme, les echo un poco de agua encima y salgo a dónde siempre, a hablar con mi papá. Sophie y Thomas que me han conocido de toda la vida, saben a dónde voy, no preguntan nada, dejan mi espacio, aunque observo que me miran con tristeza y a la vez con consuelo. El jardín del cementerio como siempre está solo, si acaso hay dos o cuatro personas, pero nadie más, divido las rosas y las coloco en sus respectivos jarrones, me siento y cruzo las piernas como cuando se es niña, respiro profundo y trato de acomodarme, no sé qué decir, que hacer. ¿Lo que hago está bien? ¿Estoy tomando buenas decisiones?, suspiro y digo:

— Son tantos los años que nos han separado que no tengo palabras que decir, estoy segura de que desde dónde estás, me cuidas y estás conmigo en todo momento. – hago una pausa, no quiero llorar – Hoy es mi cumpleaños – digo como si mis padres no lo supieran y me duele que no estés aquí papá.

Me llevo la mano a los ojos y a la boca, aprieto los labios y miro al cielo, no importa el tiempo que pase, uno no olvida a quien siempre amo, mi papá era lo mejor del mundo, con el tiempo no superas, solo aprendes a vivir con ello y es algo que he tratado de aprender y querer hacer, pero me resulta imposible, no hay día en que no piense en cómo murió mi padre.

16 Julio 2010

Richard Land se encontraba de viaje, revisando sus sucursales como año con año lo hace, pero esté día es simplemente especial, es la fecha más importante de su vida al igual que su aniversario.

— Feliz cumpleaños a ti... feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querida Rooose feliz cumpleaños a ti.

— ¿Te acordaste de mi cumpleaños? – pregunta Rose.

— ¿Cómo olvidar el día más importante de mi vida, si fue cuando me hice padre? – su respuesta hace sonreír de emoción a Rose.

— Oh hipócrita, creí que nuestro aniversario era lo más importante. – dice Marie.

— Estas en el altavoz papá – anuncia Rose.

— Oh, las dos fechas más importantes – corrige Richard.

— ¿Vienes a casa o continuas de viaje? – pregunta Rose.

— ¿Y perderme los 19 años de mi hija? Solo un loco haría eso – dice, Marie tensa el cuerpo y presiona el hombro de Rose.

— ¿Estás en camino? – pregunta Marie.

— Estamos saliendo de Alemania, Becker y sus asuntos importantes – suelta un bufido y Rose sonríe.

— Llegas esta noche ¿cierto? – pregunta Marie.

— Eso espero, quiero llegar a abrazar a las dos mujeres más importantes de mi vida y sobre todo darle su regalo de cumpleaños.

— No era necesario – dice Rose.

— Claro que lo es, pronto no seré yo quien te de estos detalles, será tu marido o alguien más y me pondré muy celoso por ello.

— No digas eso papá, yo no me voy a casar – dice Rose.

— Eso decimos todas Rose, eso decimos todas – comenta Marie.

— Pero... - contesta Richard.

— Llega el hombre que cambia tu vida, la perspectiva en que ves las cosas y simplemente te enamoras loca y perdidamente, luego tienes una hija maravillosa y tienes una familia hermosa.