Capítulo 24

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Subimos a un jet privado, Ian me invita a brindar con champagne mientras esperamos llegar a nuestro destino ya amaneció y anocheció, el servicio de su jet hace que no se sienta tanto el tiempo, pero juraría que ya llevamos más de doce horas aquí y eso que hicimos una escala, volvemos a brindar y comienzo a sentirme lo bastante mareada después de unos tragos.

— Por nosotros – dice Ian y choca su copa con la mía, suspiro y miro por la ventanilla.

Empiezo a reírme sin motivo alguno, solo son las burbujas, me quito los pasadores del peinado y dejo caer mi cabello.

— ¿Qué es lo divertido? – pregunta Ian.

— La vida – contesto.

Al llegar a nuestro destino, una camioneta blanca nos espera, aun tenemos más trayecto por recorrer, aun no entiendo porque están también sus agentes de seguridad.

— ¿Por qué ellos vienen? – pregunto confundida y suelto una carcajada.

— Ellos vienen por nuestra protección.

— ¿Crees que me voy a escapar? – pregunto y lo miro, parece que todo da vueltas.

— Tal vez – contesta, sonríe y me abraza, toco su torso para apartarlo de mí, pero su fuerza es mayor a la mía.

El aire y el olor salado y cálido del mar inunda mi olfato, mi cabello vuela con fuerza.

— Era mejor quitarme el vestido – digo mientras caminamos entre la arena.

— Yo puedo quitártelo – dice Ian, entrelaza su mano a la mía, hay una cabaña al fondo, parece que no hay más gente.

Estoy por subir las escaleras cuando siento sus manos en mi cadera, de un movimiento me toma entre sus brazos y sube conmigo, suelto una carcajada y lo abrazo del cuello.

— Es tradición – dice al entrar a la cabaña.

Huele a madera, la cama esta con un gran colchón y sabanas blancas, tiene rosas blancas por todas partes al igual que velas.

— Es peligroso el fuego con la madera – digo y asiente.

— ¿Quieres ir afuera? – pregunta, niego y me acerco a la cama.

Hay otra botella envuelta ahí, la agarro y le saco el corcho.

— ¿Quieres? – pregunto.

— ¿A que nos referimos? – pregunta con coqueteo.

— Al champagne.

— Un poco – contesta.

Volvemos a beber, quiero quitarme el vestido, esta lleno de arena, pero no alcanzo el estúpido cierre, tomo de mi copa, Ian se acerca a mí, me toma de la cintura y prende las bocinas, Thinking Out Loud de Ed Sheeran suena mientras me hace moverme al ritmo de la música, coloca mis brazos en su cuello y nos movemos lentamente, sonrió ante su gesto.

— Creo que metiste mucho empeño en todo esto – digo, mientras la música suena.

— Vales más que esto – dice mientras mira mis ojos.

— Sigo sin entender ¿Qué ganas con todo esto? – pregunto y se encoje de hombros.

— Gane a una mujer increíble, inteligente, maravillosa, graciosa – dice y hago un puchero.

— ¿Y en dónde está esa mujer? – pregunto y sonríe.

— Bailando conmigo.

— A veces puedes ser tan romántico como patán. – digo.

SEDÚCEME COMO NUNCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora