Capítulo 10

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Ian comienza a tomar las riendas de mi deuda con él, cada vez se aproxima la fecha en vernos y negociar sus cláusulas, aunque lo mejor es que este ridículo documento no exista, comienzo a ver mejoras en todas las sucursales, afortunadamente comienzo a remunerar todo lo antes solicitado, los inversionistas están más que contentos con los proyectos y su éxito en el mercado.

— Rose, te buscan...

— No es necesario que me anuncies – dice Ian entrando a mi oficina.

— Lo siento – dice Megan.

— No importa, gracias – digo, veo a Ian y Megan sale de mi oficina cerrando la puerta. – ¿Qué se te ofrece? – pregunto.

— Charlar contigo – contesta.

— Toma asiento – digo indicándole una silla.

— Gracias – responde, me mira caminar y luego sonríe.

— ¿De qué quieres hablar? – tomo aire y me siento en mi lugar.

— Creo que le estas dando muchas vueltas a esto y yo cada vez tengo menos tiempo y paciencia, así que dime una fecha.

— ¿Una fecha? – pregunto confundida.

— Si, de nuestra boda. – su respuesta me toma por sorpresa y retengo el aire.

— Es que...– me levanto y miro a todas direcciones, digo: – No puedo.

— ¿No puedes? – pregunta y sonríe.

— Ian, no creí que fuera... literal – respondo.

— La cifra bancaria que recibiste no es literal, tú tienes una deuda y me diste tu palabra, no puedes salir de buenas a primeras que siempre no. – me levanto de mi asiento dispuesta a correrlo, pero contesto:

— Ian, antes de ti yo tenía una relación, tengo una relación actualmente y...

— Es un tema que no me incumbe, solo termina con él, regresa su anillo y dime ¿Tienes alguna clausula? – tomo aire nuevamente, lo miro, pero todo lo que dice no tiene sentido, me siento mareada. – ¿Te sientes bien? – pregunta al ver mi repentino mareo.

— No es nada – respondo, me siento lentamente y toco mi cabeza.

— ¿Segura? – pregunta, me mira y toma mi mano, comienza a medir mi pulso. – ¿Ya comiste? – niego y él presiona mi mano.

— Ya te dije que no es nada – trato de componerme y saco el sobre amarillo.

— Está bien.

Abro el sobre y saco las hojas del contrato que me ha dado a firmar, comienzo a realizar algunas anotaciones y él solo me mira.

— Quiero que sepas, que estoy en completo desacuerdo contigo, puedo pagarte el favor que hiciste por mí con dinero, todo el dinero que hayas invertido, te lo devolveré...

— No me importa el dinero – dice quitándome la palabra. – Me importas tú.

— Bueno, según tus clausulas mencionas que no podemos hacer esto de reunirnos sino es en presencia de tu abogado. – digo cambiando de tema.

— No importa, estoy ansioso por conocer tu respuesta.

— Evidentemente la cláusula uno no se hará pública, estoy en desacuerdo que me quieras quitar todo ¿Qué pasa si no soy yo quien habla de esto?, es decir que tal y tú lo cuentas, o tu abogado. – anoto parte de mis palabras cerca de la cláusula.

— Dudo que me quieran o vayan a traicionar, pero especificaremos que si sale de tu boca o un conocido me reclama por esto, tus pertenencias pasarán a ser mías.

SEDÚCEME COMO NUNCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora