Capítulo 26

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— Rose...

— Dime – contesto desde la habitación.

— Voy a hacer un viaje dentro de unos días.

— ¿A dónde vas? – pregunto, mientras veo su torso desnudo y una toalla cubriendo su cintura.

— Múnich, tengo reportes de baja producción y no debería ser así, es decir es mi planta principal. – explica, cepilla sus dientes, me levanto de la cama y hago lo mismo.

— ¿Cuándo te vas? – pregunto, tengo pasta en la boca, nos vemos por el espejo y sonríe.

— Aun no lo sé, pero lo más probable es que sea el 31, para regresar entre el 3 y 4 de junio. – asiento y enjuago mi boca, él hace lo mismo y terminamos.

— ¿Alguien va a ir contigo? – pregunto y nos dirigimos a la cama, acomodo mi cabello y acuesto mi cabeza en la almohada.

— Aun no lo sé, yo prefiero ir solo, pero quizá vaya conmigo...

— ¿Alena? – pregunto en un tono que no me agrada.

— Rose...– me mira y me doy la vuelta.

— Buenas noches Ian. – digo, cierro los ojos y trato de dormir.

— Rose, no quiero que nos durmamos así. – dice, lo miro y niego.

— Tengo mucho sueño. – confieso y asiente.

— ¿No es por ella? – pregunta.

— En parte, pero quiero dormir en vez de discutir – lo miro nuevamente y me besa en los labios, el sabor a menta esta presente en su boca, se mueve en la cama y continúa besándome hasta estar encima de mí, sus dedos tocan la piel de mis costillas y mi cuerpo se estremece. – Tengo sueño. – digo, pero continúa besándome, cierro los ojos con fuerza, no quiero sentir esto, sus labios acarician mi cuello y su respiración recorre los poros de mi piel.

Puedo sentir mi cuerpo estremecerse con su tacto, sube mi camisón y acaricia mis costillas y poco a poco sube hasta mis pechos, me separo de él, no quiero que continúe, pero a la vez no quiero que se detenga.

— No estoy lista – susurro, se detiene en seco y se acuesta en su lado de la cama.

— Nunca lo estarás – susurra.

Siento una gran culpa, volteo para verlo, pero esta volteado hacia el otro lado, paso mis manos por su abdomen.

— No me toques Rose o no voy a contenerme.

Mi mano se queda quieta y no hago nada más, nos quedamos en silencio hasta quedarnos dormidos por completo.

Cada día que pasa pienso más en que Ian se va y que James regresa, siento que incluso no me puedo concentrar en el trabajo, a pesar de hacer todo lo posible.

— Rose – dice Tess.

— Dime – contesto.

— Estaba pensando en muchas cosas...

— ¿Qué cosas? – pregunto con interés.

— ¿Te has acostado con Ian? Y sabes a lo que me refiero... sexo – susurra, pongo los ojos en blanco y la miro con aburrimiento.

— ¿Para qué quieres saber eso? – pregunto.

— Bueno, según nuestras gloriosas leyes, puedes pedir el divorcio porque aún no han consumado su matrimonio.

— Esas leyes son del año de la canica y a veces no sé de dónde sacas tantas ideas locas, pero no puedo hacer eso, no me voy a divorciar, no aún. – contesto.

SEDÚCEME COMO NUNCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora