Capítulo 6: Recuerdos.

1.2K 157 76
                                    

El tic-tac del reloj sonaba a su tiempo, y a pesar de ser tan tenue el sonido, podía retumbar en la cabeza de todos y cada uno de los integrantes del equipo emerald. El final del ciclo ya estaba por completarse.

Misaki ya habia durado casi un mes ahí, y, aunque pasó por distintas situaciones, pudo integrarse completamente al equipo, haciéndose cada vez más cercano a los tres chicos que antes parecían no querer hablarle: Kisa, Mino y Hatori. Por supuesto, había logrado aprender lo que consistía el trabajo de un editor y aguantar todas y cada una de las desveladas que azotaron su ser durante su estadía.

Akihiko muchas veces lo regañó como se regaña a un niño pequeño, reprochándole el hecho de no alimentarse bien, sus ojeras y su cansancio excesivo. Misaki sabia a lo que se metía, o bueno, se daba una idea, pero todo eso que vivió era tan sólo parte de su trabajo, no podía hacer más. Akihiko, por supuesto lo sabia, pero no le agradaba la idea de que su novio se malpasara y, aunque le costó mucho, cayó en cuenta que Misaki ya no era un niño, sino un adulto incorporándose a la sociedad. Tanto era su amor por él que olvidó esa parte fundamental.

Misaki por su parte se sentía estresado a más no poder y rezaba a los dioses por aguantar lo que seguía. No podía echarse para atrás, esto no era un juego, sino la vida real.

El área de trabajo había evolucionado, o mejor dicho, había retrocedido, pues de ser un lugar completamente pulcro y rosa, había pasado a un tremendo basurero, aquel donde los empleados tenían que seguir trabajando; no habia de otra.

—El trabajo ya está hecho —la voz de Hatori entrando a la sala anunciaba oficialmente el fin del ciclo. Todo el personal se alegró de sobremanera, pero tanto era el cansancio que sólo respondieron con un flojo “yei” mientras sus cabezas seguían acostadas en su escritorio de trabajo.

Kisa se localizaba en su puesto, justo al lado de Misaki, y, a pesar de estar tan agotado como el resto, no perdió oportunidad para buscar entre un cajón de su escritorio una pequeña cámara. Su cabello estaba totalmente despeinado y sus ojos algo perdidos del sueño que sentía, pero aun así, en su rostro poseía una pequeña sonrisa de maldad por lo que acabaría haciendo.

—Je~ —rio con dificultad y enfocó la cámara hacia Misaki, quién yacía tirado en su escritorio. Un pequeño flash anunció que había tomado una foto y el castaño se removió, poniendo atención al pequeño pelinegro que ponía una atención especial a la cámara; checando si la foto había salido bien. Con dificultad, Kisa se dirigió a la impresora y se dispuso a sacar la foto antes tomada.

No tardó ni cinco minutos cuando al regresar a su escritorio, rebuscó entre los cajones sacando un pequeño álbum; Misaki lo veía confundido.

—¿Qué es eso? —preguntó curioso el castaño.

—Es el álbum de primera vez —decia Kisa mientras pegaba la foto de Misaki en un apartado libre—. ¡Tu primer ciclo! Felicidades —lo palmeó en el hombro para después desmayarse un rato en su asiento.

Misaki aún estaba agotado pero eso no le impedía a su curiosidad mantenerse al margen.

De entre los brazos de Kisa tomó el pequeño álbum y vio la foto de él. Realmente se veia deplorable su estado; poseía grandes ojeras, su cabello estaba embarañado y despeinado, parecia un vagabundo. Misaki talló sus ojos.

¿Tan mal me veo? —pensó.

—¿Qué ves, Misaki-kun? —preguntó Mino mientras acercaba una silla para sentarse a su lado. Movió un poco el casi cadáver de Kisa para lograr caber en el reducido espacio. Éste sólo ladeó la cabeza.

—El álbum de primera vez, o algo así dijo Kisa-san.

—Hmmm... Pensé que ya no existía.

—¿Qué tipo de fotos contiene? —preguntó Misaki, pues dudaba sobre indagar por su cuenta.

Similitud.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora