Capítulo 11: Inevitable «1/2».

1.3K 144 186
                                    

Ansiedad.

Ansiedad se sentía en la atmósfera tan pesada que se había formado en las oficinas de Emerald y aún no eran ni las nueve de la mañana.

Ocho y quince de la mañana, la hora de entrada apenas comenzaba y los tres principales del área shōjo se encontraban preocupados. Kisa se asomaba por el pasillo para ver quien llegaba y los otros dos estaban ideando alguna clase de plan.

El día de ayer no tuvieron tiempo suficiente para digerir la noticia sobre el regreso de Takano, así que no tenían mucha cabeza para pensar en algo. En algo que al menos alejara a Takano y a Misaki de ese posible embrollo que habría con ellos.

Estaban preocupados, porque si sucedía lo que a Kisa y el resto le sucedió meses atrás tras la llegada de Misaki, la salud mental de Takano podría empeorar y todo su esfuerzo por salir de ese hoyo denominado depresión se vendría abajo. También no tenían idea si Takahashi saldría lastimado; en realidad la posible actitud de Takano era un enigma, uno que no deseaban conocer.

Kisa se encontraba aún viendo por el pasillo cuando divisa una silueta caminando tranquila y  con dirección a donde estaban.

—Ya viene Misaki —avisa a aquellos dos e intentan parecer normal, como si no hubiera pasado nada, de igual forma lo imitan los otros dos, aunque su preocupación seguía creciendo junto con el avance del tiempo. Los pasos de Misaki se escuchan más cercanos y es cuando entra allí, sereno y calmado, ya que a diferencia de los otros, él sí durmió bien.

—Buenos días —saluda el chico con una agradable sonrisa en sus labios, cosa que le envidiaban los otros. Él no poseía ninguna preocupación.

—Buenos días —le corresponden los tres al unisono, cegados al ver su buena vibra.

Misaki empezó a poner sus cosas en su área de trabajo y cuando se disponía a sentarse la voz de Hatori frena su acción.

—Takahashi-kun —le llama y Misaki queda de pie viéndolo de frente—. Hoy trabajaremos en otro sitio, trae tus cosas.

—¿Eh? ¿Por qué? —pregunta un poco desubicado tras la tan repentina orden. Muy extraña por cierto.

—Sólo... son ordenes de más arriba —menciona Hatori y Kisa y Mino se golpean mentalmente por no haber inventado una excusa más creíble. Una limpieza de oficina, un experimento social, incluso decir que era capricho de Isaka hubiera sido más creíble. Misaki no entendía del todo a que se refería y con tan poca explicación mucho menos, pero tampoco estaba en él repelar ante una orden de un superior.

—E-Está bien —menciona poco convencido—. ¿Sólo nosotros dos, o vendrán Kisa-san y Mino-san?

—Por lo pronto sólo nosotros.

—Bien —tras eso, Misaki agarra de nuevo sus cosas dispuesto a seguir a su jefe inmediato—. Nos vemos luego chicos —se despide de Kisa y Mino, saliendo de ahí con Hatori.

—Menos mal no pregunta tanto —menciona Kisa a Mino y aliviados suspiran, tenían un peso menos sobre sus hombros.

Habían quedado en eso con Hatori, que mientras ideaban algo se llevaría a Misaki lejos para tener más tiempo y pensar con mayor claridad. Era ese día o nada, ya que no podrían esconder a ese chico por siempre. Agradecían que Misaki fuera tan flexible a los cambios y no discutiera ante eso. Quizá la única similitud que tenia con Onodera era eso, demostrar que puede hacer un buen trabajo, con calidad y sin contratiempos, cumpliéndolo así sea el peor de los escenarios.

Misaki fue conducido a una sala donde generalmente hacen juntas con los directivos o que incluso ocupan los mangakas para trabajar cuando la fecha límite se acerca, donde los editores buscan mantenerlos vigilados. Ahí, ambos entraron y tomaron asiento.

Similitud.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora