Capítulo 14: Primeros líos.

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Justo después de la plática con Misaki, revelando parte de la vida de Takano, enfocándose en su noviazgo con Onodera, los chicos esperaron la llegada del antiguo editor en jefe, aunque era demasiada obvia la respuesta.

Takano no llegó ese día, ni mucho menos el siguiente, sumando ahora la semana completa. Siete días de incertidumbre para los chicos, pues no sabían nada de él, ni aunque fueran a su departamento, pues la misma acción se repetía constantemente; Takano ignoraba sus llamados por más fuertes que fueran, logrando que los chicos sólo perdieran tiempo al intentar hablar con él.

Estaban preocupados, pero no había nada que hacer, más que esperar, aunque en el fondo, uno de ellos se sentía aliviado de no verlo. Misaki no le deseaba ningún mal, sólo que no se sentía cómodo estando con ese hombre en su misma área de trabajo, logrando una paz en su interior... cosa que terminó por acabarse cumplidos los siete días de ausencia.

Los chicos llegaron como de costumbre. Ese día los primeros en llegar fueron Hatori y Kisa, seguido por último Mino. Ese día Misaki tardó más de lo normal, pues él siempre solía ser el primero en estar ahí. Los otros no le tomaron mucha importancia, ya que llegaron poco más temprano que de costumbre, y pensaron que se debía a eso; además Misaki siempre era un buen empleado, un retraso por ese día no arruinaría el buen perfil que había armado frente a sus jefes. No debía llegar tarde, pero Hatori ponía mucha atención a su rendimiento, el cual era muy bueno, tanto que no le importaba pasar por alto esa diminuta falta.

Quizá esa fue la primera señal de que algo iba a ser distinto ese día.

Mientras ellos hablaban de trivialidades para pasar el rato, la puerta se abrió, dando pasó a la figura de Takano quien se les quedó viendo de reojo, como contando cuanto tiempo se tardarían en darse cuenta de que ahí estaba. Los chicos en un par de segundos lo notaron, extrañados por supuesto, pues fue tan repentina su llegada que sólo atinaron a callar. Sus miradas se posaron en su imagen, la cual iba directo a su antiguo sitio de trabajo, el cual retomó, sentándose en su silla de cuero negro, destacándose de las de los demás trabajadores del área. Arregló su escritorio y mientras sus manos se movían despejando su área, las voces de los chicos le llamaron.

—¿T-Takano? ¿Qué haces aquí? —cuestionó Kisa al ver la inquietante actitud del susodicho. Actuaba tan normal que era sospechoso, después de todo, no era posible que de un día para otro su mente, después de tantos sucesos que lograron alterarlo, estuviera en óptimas condiciones como para actuar con tanta naturaleza.

—¿Qué dices? Aquí trabajo —contestó a la par que le hechaba un vistazo y volvía a fijar su vista en el desorden de su escritorio.

—Sí, eso lo sé... —Kisa tomó un momento para después analizar bien lo que había dicho Takano. Le respondía tan firmemente, justo como solía ser. Como si nada hubiera pasado—. ¿Takano, estás bien? —preocupado, volvió a cuestionarlo.

—¿Acaso me falta un brazo? —con algo de ironía respondió, pero ahora sin verlo directamente a los ojos, ni siquiera por un segundo. Sus manos se movían de un lado a otro y de vez en cuando acomodaba sus lentes para después volver a lo suyo.

—Takano —nombró ahora Hatori. Pensaba que era bueno el hecho de Takano volviera, pero su actitud lo empezaba a preocupar también a él. Definitivamente esa no era la postura que tomaría alguien que recién sale de depresión. Era como si ocultara algo—. Si es que necesitas más días, yo me puedo seguí haciendo cargo de...

—¡Qué molesto! —soltó de repente Takano, a la vez que ae levantaba de su asiento, dejando a un lado lo que hacía—. Lo suponia de Kisa ¿pero de ti, Hatori? —los chicos se sorprendieron ante su acción, cosa que notó Takano, pero su vista se dirigió a quien no había opinado nada—. ¿Quieres decir algo tú también, Mino? —el mencionado no dijo nada y atinó a negar levemente y con eso se dio por finalizada la conversacion. Takano tomó asiento y volvió a su deber.

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