Capítulo 24: Provocación.

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Takano Masamune venía saliendo de Emerald.

Llevaba un par de horas trabajando con sus subordinados, los había dejado solos un momento para salir al baño.

No era como si no les tuviera confianza, pero se apuraba más de lo necesario para regresar de inmediato a su lado. Cualquier duda que tuvieran, él la podía esclarecer, por eso se obligaba a no perder más del tiempo necesario, para que todos pudieran solicitar su ayuda en el momento requerido.

Lavó sus manos, mojó su cara y secó ambas partes con cuidado, también aprovechó el tiempo para limpiar el cristal de sus lentes que parecía haberse empañado. Sin más que hacer, salió de ahí con rumbo a su oficina.

Al dar vuelta en el pasillo, chocó con la figura de alguien quien de inmediato reconoció.

Medía lo que él, y parecía querer asesinarlo con la mirada. Usami Akihiko limpió su traje después de que Masamune chocara con él.

—Lo siento —se disculpó sinceramente con él y no esperó respuesta de aquél escritor que describía con aires de grandeza, prefirió seguir su camino.

Sus pasos hacían eco en el pasillo, sonaban con mayor fuerza que cuando iba apenas al baño. Volteó, topándose con que el escritor lo seguía insistentemente.

—¿Podría dejar de seguirme? —pidió Takano. Seguro aquella persona quería buscarle pelea por el incidente anterior, por eso actuó a la defensiva.

Comenzó a irritarse cuando vio una sonrisa burlesca en el rostro de Akihiko y de inmediato le recordó al mangaka favorito de Misaki. Parecía que ambos gozaban de sacarlo de sus casillas sonriendo de manera estúpida.

—¿Disculpa? —preguntó inocente Akihiko, ¿qué era lo que hacía le sentirse tan importante, tanto como pensar que seguía su sombra?

—Lo que escuchó —dictó Takano—. Deje de seguirme.

Akihiko dejó de sonreir, ahora los rostros de ambos eran serios, con miradas profundas, aniquilandose telepaticamente.

—No sé de donde saca eso, yo sólo vengo ver a Misaki, y que recuerde trabaja en Emerald. ¿Sabe que no es el único empleado ahí, no? —terminó su frase el escritor y siguió adelante.

Takano veía como el altanero Usami pasaba ignorándolo, sin duda ese escritor tenía grandes problemas con su ego.

“Chibi-tan tiene una pareja” —recordó tal cual las palabras del día anterior, mismas que fueron pronunciadas por Isaka, y observando al escritor una vez más apoyó la idea de que él era la compañía de Misaki.

En fin, eso no era lo importante en ese instante, sino que aquél escritor no pasara encima de su autoridad, así que se opuso a sus caprichosos deseos. Ahora, él seguía a Akihiko, logrando que no siguiera más su camino, obligando a que lo escuchara.

—¿Acaso no entendió aquella vez lo que es un no?

—Me temo que en este momento me es irrelevante lo que haya o no dicho —comentó Usagi—. Necesito tratar un asunto muy importante con Misaki, y nadie me lo va a impedir —su voz era autoritaria, segura de sí, mirando fijamente al editor frente a él.

Usami Akihiko era caprichoso, y cuando él quería algo lo conseguía. En su afán de desquitarse de la otra vez con el jefe de Misaki, se planteó ir una vez más a la oficina donde se encontraba. Realmente no tenía un motivo importante, más que poner en su lugar al hombre que una vez se dio el lujo de correr sin tacto. Anteriormente no había contado con una oportunidad para poner en práctica su plan, pero hoy era perfecto y no dudó en ir a Marukawa.

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