Corrió con todas sus fuerzas entre el muchedumbre de personas que circulaban en las calles de Tokio, esquivando pocos y chocando con muchos, llevándose roces y una que otra grosería por parte de los tantos con los que terminaba golpeándose sin intenciones de hacerlo.
Su respiración jadeante le pedía parar pero no podía, no había tiempo suficiente no después de que su mundo perfecto se desmoronara frente a él. Se daba fuerzas para seguir pensando en cuantas calles faltaban para llegar a su destino.
Sus piernas corrían con menor rapidez, sus pasos se acortaban y su ser le pesaba cada vez más. Se estaba agotanto física y mentalmente.
Una vez vio el edificio donde vivía su jefe, recuperó sus fuerzas y se adentró a él. El elevador estaba abierto, como si lo estuviese esperando e ingresó antes de que se marchara vacío.
Después de marcar el piso que pensaba lo llevaría a donde estaba su jefe descansó un poco recargándose a un lateral, intentó serenar su respiración y calmarse. Volvió en sí cuando las puertas se abrieron y vio que, efectivamente, llegó a donde esperaba.
1201 era el número que le rondaba su mente y no descansó hasta por fin dar con él.
Se mantuvo firme frente al departamento y tocó tres veces seguidas el timbre. Segundos después de su acción escuchó pasos provenientes del interior, mismos que se acercaban a la entrada; podía escuchar el sonido del quite del seguro y la puerta se abrió dejando ver a un Takano con cabello a medio peinar y ojos aún adormilados. Su sorpresa fue grande al ver que Misaki se encontraba frente a él.
—Takahashi... —apenas pudo susurrar y al abrir la puerta por completo se vio obligado a retroceder a la par que un agudo dolor se hizo presente en su rostro. Misaki lo había golpeado.
Tomó por inercia el lugar donde había sido herido tratando de mitigar el dolor provocado, demasiado sorprendido por ser testigo del cambio brusco de personalidad de su subordinado y claro, confundido por la acción que acababa de tomar. Y antes de siquiera pronunciar una palabra, Misaki comenzó a hablar.
—Le dije... —el castaño tomó una bocanada de aire y una vez agarró valor, continuó—. Le dije muchas veces que dejara de hacer conmigo lo que quisiera; traté de ser amable con usted, de darle apoyo, pero seguía insistiendo con lo mismo... Quise hacer las cosas de buena forma pero no funcionó. Pensé que todo había quedado atrás y me confié una vez más —la voz del castaño comenzaba a perder fuerza, se debilitaba con cada palabra y un nudo en la garganta se comenzaba a formar porque sin poder evitarlo rememoraba la situación que había vivido momentos atrás—. Y ahora, gracias a usted estoy apunto de perder mi felicidad, mi todo. ¡¿Por qué no entiende que yo no tengo que ver con Onodera?! ¡¿Por qué no entiende que yo no quiero nada que tenga que ver con usted?! —gritó al borde del llanto, sacando de su bolsillo el regalo que le había sido obsequiado por él, aquella figura terminó a los pies de Takano, quien no lograba procesar todo lo que le era reclamado.
—T-Takahashi... —cuando se planeaba hacer la primera pregunta, Misaki lo interrumpió.
—¡No! ¡Takahashi nada! Estoy harto de que quiera hacer lo que quiera conmigo, como si yo no tuviera voluntad propia. Me he equivocado también, lo sé, pero ya no más. Vine a hacer lo que debí hacer desde un principio: Poner un limite entre usted y yo —Misaki trató de serenarse respirando profundo, pero hasta respirar le costaba, estaba muy alterado. Aún así continuó—. Mi nombre es Misaki Takahashi, tengo una pareja, más de cuatro años a su lado, es la mejor persona que he conocido... Es la persona que amo... Y ahora se ha ido —no aguantó más y se quebró ante Takano. Con ambas manos cubrió su rostro y las lágrimas no paraban de fluir de sus ojos.
Takano no estaba seguro de la situación pero suponía que la pareja de la que hablaba —quien ya sabía era Usami Akihiko— los había visto en alguna de las tantas incómodas situaciones suscitadas entre ellos dos.
No sabía que hacer, no era como si disfrutara ver llorar a Misaki, le dolían sus lágrimas, le dolía haberlo hecho sufrir por su culpa.
Él, quien días antes había aceptado que no tenía lugar en el corazón de Misaki, y aunque lo siguiera queriendo, estaba dispuesto hacerse a un lado, ya lo había decidido y ahora esa decisión parecía no tener validez. Abrazarlo para consolarlo no era una buena opción, así que optó por reconocer sus faltas haciendo una reverencia ante Misaki, esperando que lo disculpara. El castaño seguía sollozando y tardó un par de segundos para ver lo que Takano estaba haciendo.
—Perdón, perdoname. Nunca fue mi intención dañarte de esta manera, simplemente me enamoré de ti a tal punto de no medir lo que hacía, de ignorar tus propios sentimientos... es inevitable querer a alguien como tú —finalizó Takano.
Misaki seguía alterado pero intentó serenarse y secó sus lágrimas, observando a Takano quien de apoco recuperaba su postura.
Frente a frente, ambos veían al otro. Takano se limitó a observarlo, cada respiración jadeante, cada lágrima que recorría su rostro, su cuerpo temblar a causa de todas las cosas que el chico había tenido que pasar.
La había cagado de una manera inimaginable. Eso era lo que terminó ocasionando el aferrarse a alguien por su apariencia con su ex amor muerto. Todo eso fue el detonante que terminó destruyendo la vida de una persona extraordinaria, una persona que le brindó la calidez de su corazón, una mano sincera. Se sentía un estúpido al no poder controlar sus propios sentimientos.
—Perdón... Por arruinar tu vida a costa de mis deseos egoístas —pronunció con dificultad el mayor y eso encendió más la ira de Misaki.
—¿Perdón? —más que pregunta Misaki le reprochaba su disculpa—. Esto no se arregla con un perdón. Esto no se arregla con un "lo siento". ¡Esto no se va a arreglar nunca! He perdido todo a causa de su locura en querer reemplazar a una persona con otra. No he venido aquí a escuchar disculpas ni mucho menos, he venido a poner punto final entre la extraña relación que teníamos, y también estoy aquí para que usted mismo confirme lo que puede provocar el hacer las cosas a la fuerza.
No puedes obligar a alguien a estar a tu lado. A veces sólo tienes que conformarte con la soledad que te ha tocado, si es que vives con ella es por algo, ¿no? Es tiempo de dejar de aferrarse a los recuerdos y vivir en el presente.Era impensable que Takahashi desprendiera tanto coraje a través de sus palabras, pero todo era cierto y Takano sin interrupciones aceptaba aquello. Era verdad y dolía cada palabra pronunciada por Misaki. Dolía aún más escuchar aquello de la persona de la cual se había enamorado, en tan poco tiempo se había convertido en alguien especial para él, pero era algo unilateral que no podía acabar con un final feliz y eso dolía aún más. Ahora parecía que se había ganado su odio, cuando tiempo atrás había ganado su amistad, misma que en algún momento llegó a detestar por no convertirse en un sentimiento más cálido, pero joder quizá en algún futuro llegaría a conformarse con aquel cariño fugaz y ahora ya ni eso tenía a su lado.
Por su parte Misaki desprendía coraje más que por Takano, era coraje propio, porque sabía que el principal saboteador de su relación era él mismo. Sus inseguridades, sus miedos irracionales y de alguna manera el "qué dirán" terminaron fracturando su relación.
“Si tan sólo hubiera dicho más 'te amo' sin vacilar, Usagi no habría tenido duda de que mis sentimientos por él son genuinos”.
Cada uno contaba con sus propios líos y culpas, pero ya no había nada que hacer, mucho menos entre ellos dos. Todo había salido a la luz, y mentira o no, lo único cierto es que entre Takano y Misaki no existía más que recuerdos que en algún momento fueron amenos y que hoy se veían cubiertos por los malos ratos que pasaron.
( ̄(エ) ̄)( ̄(エ) ̄)( ̄(エ) ̄)
Sí, soy fan de Bunbury y esa es una referencia a una canción que él interpreta :p
Aprovechando mis mini vacaciones escribí el siguiente capitulo.
Sólo alrededor de dos más para acabar este fanfic xd.Realmente lo voy a extrañar :'v pero bueno, ya se merecen leer como acaba :p
KamijoChiaki :3
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Similitud.
FanfictionFanfic de Junjō Romantica & Sekai-ichi Hatsukoi [TERMINADO] Misaki Takahashi de ahora casi 23 años y recién graduado de la universidad, entra a laborar en la famosa y aclamada editorial: "Marukawa Shoten". Después de tanto sacrificio por...