Capítulo 19: Sólo amigos.

951 118 209
                                    

—No hay nadie... Lo supuse —decía Misaki realmente a la nada, ya que en la oficina, no se encontraba ni un alma.

Misaki Takahashi había llegado sumamente temprano, con antelación de media hora, así que no le sorprendía el hecho de que estuviera vacío Emerald, aún así guardaba la esperanza de que se encontrara alguien ahí para no estar tan solo al momento de esperar a sus compañeros, pero fracasó su idea ya que ni el de servicio se encontraba cerca.

Usami debía asistir a una importante junta y debía estar ahí temprano, así que el escritor lo arrastró consigo para así no romper la rutina de llevarlo en auto hasta la editorial y así no se fuera en metro o caminando, velando porque no se cansara. Misaki accedió, aunque eso implicaba levantarse más temprano que de costumbre, pues aunque no lo dijera, tampoco quería fallar a la rutina de siempre, yendo juntos a Marukawa.

Bostezó, pues al no tener nada que hacer, el sueño volvió a él, aunque claramente no iba a dormirse en la oficina, sólo debía distraerse con algo para olvidar esos pensamientos sobre dormir y nada era mejor que hacer algo que le guste para matar el tiempo.

Acomodó sus cosas en su respectivo lugar para después acomodar su asiento de rueditas, recargando el respaldo en la pared para mayor comodidad. Se sentó en él y de su mochila sacó el nuevo tomo de "The Kan", el cuál había comprado el día de ayer, fecha en que se estrenaba el nuevo volumen. Últimamente había abandonado sus hobbies por culpa del trabajo, además de que a Usami no le agradaba la idea de que leyera las historias del mangaka en su presencia y lo distraía acosándolo con tal de lograr su cometido.

Se acomodó mejor y empezó a leer el manga que tenía frente suyo, perdiéndose entre las variadas viñetas y diálogos que se presentaban entre los personajes.

Sin duda, Ijuuin Kyō sabía como mantener al lector pegado a su obra y sabía muy bien como manejar las situaciones y giros argumentales sin caer en la exageración. Era algo que admiraba de él, así como su entrega absoluta por complacer a sus fans, cosa que a muchos autores no se les daba, ya que, con tal de salir ganando, caían en lo absurdo y sobreexplotaban sus propias historias, sin pensar en los lectores y lo que realmente opinaban acerca de ello, arruinando la obra que alguna vez le tomaron cariño. Ijuuin era de los autores que siempre demostraba todo lo contrario y eso lo hacia el favorito de Misaki, pero claro, si se lo decía directamente, corría el riesgo de que todo llegara a una mal interpretación donde el mangaka no entendiera del todo lo que el chico le quería decir y confundiera lo que diga con palabras de amor. Simple admiración era lo que sentía y hasta ahí.

Mientras leía, no pudo evitar el acordarse de Tōdo, su amigo de la universidad que compartía sus mismos gustos y aficiones, pero que debido a sus trabajos no habían podido juntarse como antes lo hacían, sólo se mantenían en contacto por medio de mensajes; su amistad seguía intacta, pero les hacía falta una salida de amigos.

Hizo a un lado lo que pensaba, ya después arreglaría una reunión con Tōdo donde hablarían de sus vidas personales, su desenvolvimiento en el área laboral, y por supuesto, del manga que tanto le gustaba. Después de aquello, se dedicó enteramente a leer The Kan para que, cuando acabara el capítulo, pudiera enviarle un mensaje a su amigo donde compartiría su opinión del mismo, y quizá darle uno que otro spoiler en caso de que no lo haya leído aún.

Se olvidó del reloj y absorto en la lectura, no se dio cuenta que faltaban cinco minutos para iniciar la jornada laboral, y mucho menos se dio cuenta de la llegada de Takano, quien lo observaba apenas entró.

Misaki ni se inmutaba, no sentía la mirada de su jefe; éste último observaba su expresión feliz, la sonrisa en sus labios y como sus ojos parecían brillar con cada página del libro en sus manos.

Similitud.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora