Capítulo 12: Inevitable «2/2»

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El personal que yacía en la sala de juntas estaba demasiado quieto y apagado, nadie hablaba ni se movía, solamente sus ojos cambiaban de posición al seguir con la mirada a las dos personas que descontrolaban el ambiente de ahí. Una pelea frente a ellos los tenía demasiado ocupados.

—¡¿Ah?! ¡¿De qué mierda hablas?! —gritó hastiado un editor de departamento al compañero que tenía frente suyo. De no ser por la grande mesa que dividía en dos partes a todos los que estaban presentes en la sala, seguramente iba y lo tomaba del cuello para hacerlo entrar en razón.

—¡Hablo del mismo tipo de mierda, como la que tienes en el cerebro! ¡¿Es que acaso eres muy idiota para siquiera entender mi lenguaje?! —contestó el otro sin inmutarse si había sido rudo con él o no. Los dos estaban molestos y no median el grado de insultos que se decían, ¿la razón? La misma que siempre los sacaba de quicio, el número de copias de los mangas que venderían ese mes. Había veces que no pasaba de unos cuantos insultos para después calmarse, pero al parecer aquellos dos tenían una pelea pendiente y que mejor que deshacerse de sus frustraciones en ese instante con el pretexto del trabajo.

—¿Para esto nos necesitaban? No nos dejan ni opinar, ni siquiera en nuestra área, y estos locos sólo se están gritando —susurró Kisa a Hatori y Mino que estaban a ambos lados de él.

—En la primera oportunidad salgamos de aquí —le dijo Hatori a los otros dos.

—¿E Isaka-san? —pregunta Mino, ya que la idea de tenerlos ahí era del presidente de la compañía y el que salieran así nada más podría tener represalias.

—Él está bien ¿no lo ves? —menciona Kisa al ver que éste estaba con una sonrisa en el rostro observando la acción que se suscitaba en la sala. A un lado de él, se encontraba su indespegable secretario.

—¿Quién crees que dé el primer sillazo? —pregunta descarado a Asahina quien le reprochaba el no parar eso. Por obvias razones se negaba, ya que esperaba algo de diversión.

—¡Eres un idiota! —grita uno de ellos rodeando la mesa para al fin darle el golpe que tanto ansiaba. Todos los de la sala quedan impactados y en un momento a otro eso se vuelve un caos donde todo gira alrededor de aquellos dos. Isaka ahora sí se impresiona de más y pide a los más cercanos a ellos dos que los separen.

—Ahora —avisa Hatori levantándose rápidamente de su asiento seguido por los otros dos. Con cuidado, cierran la puerta detrás de ellos percatándose de que nadie los haya visto salir, aunque si salían o no era irrelevante para los demás, pues la pelea frente a sus ojos debía ser más interesante que cuidar la puerta.

—No puedo creer que llevemos ya más de la hora. Casi son las seis de la tarde —notifica Kisa al checar el celular. Posteriormente lo guarda en su bolsillo—. Vamos por Misaki-kun —y Hatori los guía hacia donde se encontraba Misaki, según él, trabajando aún. Que equivocados estaban.

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Misaki se encontraba aún atrapado en un abrazo forzoso de Takano. Sentía sus lágrimas empapar su hombro, su respiración entrecortada, sus quejidos, incluso sus sentimientos. No sabía que hacer, tampoco quería actuar brusco con esa persona, de verdad sentía su tristeza, pero no había razón para que eso siguiera así.

“¿Y si entra Usagi-san?” —pensó de inmediato, recordando que casi era rutina para él ir a visitarlo en la oficina. Seguramente habría agresión física o pelea por medio del vocabulario, cosa que no le agradaba. Tenía que actuar ya.

—S-Señor... P-por favor... me está lastimando —habló dificultosamente Misaki mientras forcejeaba con él para tratar de liberarse—. ¡Por favor! —gritó aventándolo unos cuantos centimetros lejos de él.

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