Capítulo 15: Incomprensible.

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La jornada laboral había comenzado hace aproximadamente tres horas. Afuera, el sol resplandecía pues la mañana se encontraba en su máximo punto, pero dentro del departamento emerald, el ambiente era denso, frío e incómodo.

Los chicos trataban de ignorarlo, trataban de olvidarlo, pero la vibra era realmente pesada, aún más para Misaki que constantemente sentía la mirada de Takano encima tuyo.

Por su parte, a Takano le resultaba imposible mantener sus ojos alejados del chico, sólo cuidando que nadie se diera cuenta de ello, cosa que estaba logrando con éxito, pues ni Misaki descubrió observándolo.

Mientras Kisa distraía a Misaki con anécdotas y temas variados, llamaron a la puerta y ellos, como casi siempre, ni se inmutaron. Hatori nuevamente se hizo cargo y fue a ver de quien se trataba.

Del otro lado se encontraba el escritor, quien ya en varias ocasiones se había parado por ahí, y aunque su visita no era una novedad, a Hatori le sorprendió verlo frente a él.

—Misaki —comenzó a hablar Usami a la par que sus ojos veían fijamente al editor frente suyo. Su mirada desprendía cierta fuerza, tanta que podía intimidar a quien quisiese con sólo echar un vistazo y de cierta manera, también denotaba arrogancia, misma que era visible al no utilizar un 'buenos días' al inicio de la oración. Mientras Usami se veía de carácter serio, Misaki era todo lo contrario, pues su forma de ser amena y pasiva se refleja con tan sólo verlo por un segundo. Para Hatori aún era un enigma el saber como ellos dos se llevaban tan bien si a leguas se notaba la diferencia de carácter—. ¿Podrías hablarle a Misaki? —el editor dejó de lado sus pensamientos al escuchar hablar nuevamente a Usami. 

Mientras aquellos dos seguían en sus asuntos, el editor en jefe los veía atentamente, y en sus labios pudo descifrar la petición del escritor que se encontraba a unos metros de él, cosa que no le agradó en lo más mínimo. Lo que pasaba por su mente en ese instante, no lo tenía claro, y su acción se tornó de lo más extraña, inclusive para él mismo.

Su mirada se ocultaba tras los papeles que, según él, leía, pero sus pensamientos no iban acordes al texto frente a él.

—¡Hatori! —impulsivamente, Takano alzó la voz, llamando la atención de los no tan cercanos a él, inclusive Akihiko—. Ya deberías saber que personas externas a Emerald no pueden interrumpir el trabajo de otros —su voz seguía siendo fuerte y autoritaria, aún cuando no fuera un grito tal y como el primero que dio llamando al editor. Hatori puso suma atención a lo próximo que iba a decir, y en ese momento, la mirada de Takano observó por unos breves segundos al editor, sólo para después lanzar una mirada despectiva al escritor, quien obviamente se dio cuenta de aquello—. Es horario de trabajo —termina Takano, devolviendo la vista a los papeles que anteriormente leía, restandole importancia al hecho de que ahí seguía Usami Akihiko.

Akihiko sentía su sangre hervir de coraje tras esa innecesaria actitud que tomó el hombre al correrlo, hombre que ni siquiera había visto antes.

“¿Es que no me conoce?”

No es que fuese altanero ni viera a otros por encima del hombro, pero ¿quién en su sano juicio trataría así a un reconocido autor? ¡y justamente en la misma empresa donde labora! por lógico se sabría que si tuvieran que escoger entre un simple editor de manga y un famoso escritor, preferirían al escritor que les hace ganar millones y harían lo posible porque no se fuera. Era sentido común, y claro, principalmente cosa de modales.

Usami por obvias razones no dijo nada, pues discutir por cosas así no iba con él, sólo dijo unas cuantas palabras de agradecimiento a Hatori por su atención; dio media vuelta para después perderse entre los pasillos variados de la editorial.

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