Capitulo 49

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Nos separamos del abrazo. Christian me mira en shock, no me gusta esa mirada, no quiero que Christian se preocupe en exceso por mi, aún que claro, ya es tarde para evitarlo.

- ¿A que viene eso Ana?, ¿por qué lo dices?. - Christian está muy tenso, nervioso. No me atrevo a continuar hablando.

Una lágrima resbala por mi mejilla. Christian limpia mi rastro de lágrimas con su pulgar sin parar de mirarme fijamente.

Cuanto más le miro, más me cuesta seguir hablando, más me cuesta contarle lo que pasa. No quiero pasar otra vez por lo mismo. Estoy temblando, no puedo hablar, tenía que haber cerrado mi bocaza y disfrutar de el Christian feliz y despreocupado que estaba siendo hasta ahora.

- Ana, quiero una respuesta ahora mismo, dime, ¿a qué viene decir eso?, ¿por qué me haces esto?, ¡joder, no, otra vez no!. - Christian se jala el cabello y se levanta de la cama.

Quiero desaparecer ahora mismo. ¿Cómo salgo de esta?, ¿por qué no me he mantenido calladita?

- No...no es...por...nada. - La voz me tiembla. Si continuo hablando, adios al Christian feliz y despreocupado.

- Joder pequeña, esto no se hace, dime ahora mismo a que venía eso o te juro que no respondo. - Da miedo su mirada ahora mismo. Está realmente descolocado, no quiero decirle la verdad, no quiero porque exagerará las cosas, es capaz de traer el hospital a casa, es capaz de cualquier cosa.

- En serio, no es nada, no sé porque lo he dicho, solo estoy nerviosa, nada más. - No me va a creer. Lo presiento.

- Me estas mintiendo, uno no suelta eso...- Le interrumpo.

- Es que tengo miedo, como el embarazo de Ted ha sido de riesgo, por un momento he creído que este también, pero no lo es, me lo ha dicho la doctora, siento haberte asustado, no me pasa nada, es que con el embarazo estoy muy sensible y digo cosas que están fuera de lugar. - Este discursito improvisado ha sonado mejor. Solo me queda súplicar mentalmente que se lo haya creído.

- No me des sustos así Anastasia, mi corazón ha dejado de latir por un segundo, ni se te ocurra decir esa barvaridad de nuevo, tu siempre vas a estar conmigo pequeña, y ahora que todo va bien no tienes que estar mal, te amo. - Christian vuelve a ponerse a mi lado de la cama y me abraza con todas sus fuerzas. Me encanta estar entre sus brazos, pero me siento culpable al mentirle de nuevo.

- Pequeña, voy a contratar a los mejores doctores para que estén pendientes de ti, nada va a pasarte mientras yo pueda evitarlo, quiero que te hagan pruebas para asegurarnos que todo va bien. - Christian me aprieta contra su pecho.

El miedo me invade, ¿contratar a los mejores doctores?. Mierda. Si lo hace se enterará de lo que me pasa.

- Christian, dijiste que nada de doctores en Escala. - Contesto nerviosa y algo enfadada. Pensé que las cosas iban a cambiar de verdad.

- Pequeña me muero si te pasa algo, necesito asegurarme de que todo va bien, por favor. - Christian deja de abrazarme y me mira fijamente.

Escuchamos los llantos de nuestro pequeño. Voy a levantarme pero Christian me lo impide. Mierda. Ya está otra vez el Christian sobreprotector, estaba tardando...

- No te muevas, yo voy a por nuestro hijo. - Christian se marcha a la habitación de Ted. En seguida vuelve con nuestro bebé en sus brazos.

- ¿Qué le pasa Christian?. - A veces me pongo muy nerviosa. Al ser primeriza siento que no lo estoy haciendo bien del todo como madre.

- Tiene hambre pequeña. - Christian me entrega a nuestro hijo. Le recivo gustosa.

- Tendré que prepararle el biberon. - Hago amago de levantarme. No hace falta decir que Christian vuelve a impedirmelo.

- Voy a hacerle su biberon. - Me mata cuando a Christian le sale su lado paternal. Él sabe cuidar a la perfección de nuestro bebé.

Mientras Christian hace el biberon, me quedo pensativa. Estoy feliz con mi familia, con la llegada de otro bebé, pero a la vez estoy asustada de perder todo esto en un momento, cerrar los ojos y perderlo todo.

- Ana, ¿qué piensas?, ¿ocurre algo?. - Christian interrumpe mis pensamientos.

- En lo feliz que soy de tenerte a ti y a nuestros hijos. - Le sonrio. Tiene que creer que todo va bien, quiero que esté bien.

- Gracias Ana por quedarte a mi lado, por volver, no sé que sería de mi si no estuvieses aquí. - Christian acerca sus labios a los mios y me besa. Su beso hace que me olvide de todo y sea completamente feliz por un instante.

Nuestros labios se separan por falta de aire.

- Eres lo más importante para mí Anastasia, y después nuestros hijos, pero tu Ana eres imprescindible, me muero si te pasa algo. - Sus manos acarician mi rostro, es entonces cuando me relajo. Christian es el único que me hace sentirme protegida ante cualquier cosa.

- Te amo Christian. - Estoy emocionada. Nunca pensé que volvería a estar con él, esto es un sueño para mí.

- Yo más pequeña. - Christian coge a nuestro hijo en sus brazos.

Es increible lo que hace por nuestro hijo, como le cuida, le protege. Definitivamente me vuelve loca, no quiero perderle, ojalá pudiese estar con él durante toda la eternidad.

Christian deja a nuestro bebé en su cuna.

- Pequeña tengo que hacer unas gestiones, mi hermano es un poco imbecil y anda un poco perdido con el funcionamiento de la Editorial, así que debo ir a ayudarle, dame unos minutos. - Christian se sube a su despacho.

Me marcho al cuarto de Teddy. Mi bebé está dormido, parece un angelito.

Me siento en la mecedora a leer un rato. Los minutos que ha dicho Christian, se transforman en horas, hasta que llega la noche.

Salgo del cuarto de mi bebé, y vuelvo a mi habitación por si Christian estubiese allí, pero no está.

¿Por qué tarda tanto?, ¿ha habido problemas en la Editorial?. Subo a su despacho y me encuentro con un Christian hablando por teléfono.

- ¿Se puede?. - Es absurdo preguntar, ya estoy dentro de su despacho.

- ¿Qué haces Anastasia?, ahora voy, vuelve a la cama. - Christian cuelga el teléfono.

Comienzo a marearme, casi me caigo pero Christian me sostiene.

- Se acabó, voy a llamar a la doctora. - Christian coge el teléfono y marca el número del hospital donde estube ingresada.

- No Christian, ¡por favor!. - Trato de evitar que llame, pero es inutil.

- Buenos días doctora, la llamo porque es usted muy mala en su trabajo, mi chica se marea y tú la has dicho que no la pasa nada...- Christian deja de hablar.

Comienzo a tambalearme. Quiero desaparecer.

- ¿Cómo?. - Christian deja que el teléfono se le caiga de las manos.

El móvil acaba roto en el suelo. Ahora si que no hay marcha atrás.

Embarazada de mi jefe (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora