Abro los ojos de golpe, al sentir que alguien ha entrado a mi habitación, antes era de Daniel, pero ahora es toda mía.
—¿Daniel? —Isabel entra preguntando.
Una sonrisa marca mi rostro, ya que se me ha ocurrido la grandiosa idea de asustar a Isabel, jamás sabrá que fui yo.
—¿Daniel?, ¿Estás en el baño? —pregunta, ahora tocando la puerta del baño.
Salgo lentamente desde abajo de la cama, camino hasta ella de puntitas y la tomo del hombro. Ella suelta un gran grito, mientras voltea a verme realmente molesta.
—¿Qué estás haciendo? ¡No puedes asustarme de esa manera! —grita ella, enojada.
Abro los ojos del asombro, agacho la mirada y camino a mi cama, claro, todo fingido por mí.
—Vamos Daniel, no quise gritarte, es sólo que sigo molesta por lo de Mauricio y saco cualquier pretexto para tratarte mal, pero ya verás que eso cambiará.
Levantó mi mirada y la miro, en estos momentos quisiera reírme a carcajadas, pero sólo empeoraría las cosas.
—No te preocupes, yo lamento haber matado a Mauricio —le digo angustiado.
Ella abre los ojos del asombro y camina hasta mi armario, veo que saca el uniforme de Daniel, ¿Qué? Yo no pienso ir a la escuela.
—¡Alístate y baja a desayunar! —menciona ella, saliendo de la habitación.
Yo asiento con la cabeza, en cuanto Isabel sale de mi habitación, tomo el uniforme y lo arrojó al suelo enojado.
—No pienso ir a la escuela —me digo a mi mismo.
Me recuesto en la cama, volteo y veo el uniforme repetidas veces, sonrió levemente.
Tomo el uniforme, después de todo si iré a la escuela, en esos lugares hay muchos niños a los cuales puedo molestar durante horas.
***
Isabel nos da un beso de despedida a Tony y a mí, luego los dos subimos al camión de prisa. Veo a Tony tomar asiento junto a Ángel y Pablo, en cuanto yo, camino hacia Beth y Carmen.
—¿Cómo están chicas? —les pregunto sonriendo.
—Bien, me alegro que regreses a la escuela —dice Beth mirándome de reojo.
—Bien —añade Carmen desviando su mirada hacia Tony.
—Yo no quería venir a la escuela, ya no quiero venir nunca —comento enojado.
Carmen y Beth me observan con preocupación en el rostro, no dicen nada, tan sólo me observan como demonio raro.
—¿Qué pasa?, ¿Por qué me miran de esa manera, tontas?
Ninguna de las dos me responde, algo que me molesta rápidamente, volteo a ver a la ventana.
Recuerdo cuando tiré el cuchillo, con el cual asesiné a Luis, ese día me sentí increíble, una experiencia más a mis recuerdos.
El autobús se detiene y todos comienzan a bajar de él, camino detrás de Omar hasta la puerta del camión.
Cuando él está a punto de bajar, le pongo el pie y el cae hasta el suelo, todos los alumnos presentes comienzan a reír, mientras que Omar llora desconsoladamente.
—Ups, lo siento Omar —añado ayudándolo a levantar.
En ese mismo instante Carlos se acerca a mí y me separa de Omar, para luego llevárselo hacia la enfermería.
—¿Qué paso?, ¿Están todos bien? —pregunta Martha llegando hacia mí.
—Si señora Martha, todo está bien —menciona Pablo, para luego caminar.
Ella se queda algunos segundos allí, tal vez espere que la salude, pero la amabilidad que tenía Daniel se acabó.
Camino hacia la puerta principal, de igual manera la directora me saluda y yo tan sólo la ignoro. Fijo mi mirada en Carlos, quien sale de la enfermería acompañado de un chico, el cual se me hace bastante conocido.
Es el chico que me lanzo el crucifijo cuando encontré a Carlos con el sacerdote, espero no sea él, el que le esté metiendo ideas tontas a Carlos, para acabar conmigo.
—¡Carlos!, ¿No me presentarás a tu nuevo amigo? —le grito acercándome a él.
Carlos y el chico se miran entre sí, algo sospechoso diría yo, Carlos asiente la cabeza y fija su mirada en mí.
—Él es Isaac, mi nuevo amigo Daniel —susurra él nervioso.
—Hola Daniel, soy Isaac —añade el chico, extendiendo su mano hacia mí.
La miro por algunos segundos, lo ignoro y sigo mi camino hasta el salón de clases, la maestra me mira con una gran sonrisa en su rostro.
—¡Daniel has vuelto! —grita ella emocionada.
—Si, ¿Feliz? —la miro y luego entro al salón.
La maestra se queda pensativa un rato, después entra y comienza con la clase, no sin antes decirle a todos que he vuelto.
Fijo mi mirada en Beth, quien al verme mirándola, rápido desvía su mirada de mí. Veo por la ventana, observo como Omar ha salido de la enfermería, creo que es hora de molestarlo más.
—¿Puedo ir al baño? —levantó la mano y digo.
La maestra asiente con la cabeza y yo rápido me pongo de pie y salgo del salón corriendo, una sonrisa se dibuja en mi rostro al ver a Omar entrar al baño.
Apresuro el paso y entro, cierro lentamente la puerta y veo que no esté nadie.
—¿Quién anda ahí? —escucho la voz de Omar.
Me acerco a él y lo veo limpiar su cara, él voltea a verme y rápido frunce el ceño.
—No sé si lo hiciste a propósito o no, pero ahora estoy enojado contigo —dice él, cerrando la llave.
—¿En serio?, que pena y si te dijera que lo hice a propósito.
—¿Lo hiciste? —pregunta él, caminando hacia la puerta.
—Claro que no Omar y en cuanto a tu enfades, no te conviene estar enfadado conmigo —le digo, impidiendo que abra la puerta.
—Me estás asustando un poco —susurra él, intentando abrir la puerta de nuevo.
Alguien abre la puerta desde fuera, lo que me agarra desprevenido y caigo al suelo. Veo a Pablo entrar y vernos.
—¡Lo siento mucho Daniel! —añade él, ayudándome a levantarme.
—A la otra fíjate, estúpido —le digo y salgo enojado de los baños.
Volteo a ver la puerta del baño, Pablo y Omar hablan entre sí, yo entro al salón de clases y finjo poner atención a lo que maestra dice.
Las horas pasan y yo me muero del aburrimiento, suena el timbre que indica la salida y rápido salgo del salón.
Veo todo a mi alrededor y veo a Carlos salir de su salón, acompañado de Isaac.
—Tengo que saber qué es lo que traman —me susurro a mí mismo.
Sostengo mi mochila y camino detrás de ellos, esperando no se den cuenta que los sigo.
—¿Iras a mi casa hoy? —le pregunta Carlos a Isaac.
—Claro, ya sabes que te ofrecí mi ayuda para el proyecto —menciona Isaac volteando lentamente hacia mí.
¡Maldición! Me han descubierto, respiro hondo y apresuro el paso, choco contra ellos y llego al estacionamiento.
Veo a Tony dirigirse hacia Isabel, yo rápido corro hasta ellos y lanzó mi mochila al auto.
—Isabel, ¿Puedo ir a casa de Carlos? —le pregunto preocupado.
—No Daniel, apenas acabas de salir del centro y ya quieres irte a la calle.
Una inmensa furia se apodera de mí, subo al auto enojado e intento tranquilizarme.
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No mires bajo tu cama 3 - Posesión.
Mystery / ThrillerTERCERA PARTE DE NO MIRES BAJO TU CAMA, NO LEER SIN HABER LEÍDO LAS DOS PARTES ANTERIORES, CONTIENE EXCESO DE SPOILER. Progenito en el cuerpo de Daniel, intentará por todos los medios salir del centro de rehabilitación, pues él desea una nueva vida...