Narra Tony.
Veo todo a mi alrededor, pues me parece que Omar y Pablo hablan en susurros, incluso puedo entender que están hablando de mí. Carmen y Beth también cuchichean, para luego voltearme a ver fijamente, no entiendo que pasa, ¿Por qué ellos me miran así?
—¿Qué pasa chicos? —les pregunto angustiado.
—No finjas Tony —añade Pablo sonriendo.
Abro los ojos del asombro, no logro entender lo que me acaba de decir Pablo, ¿Qué no debo fingir? Volteo a ver a Milena, ella tan sólo está igual o peor de confundida que yo.
—Chicos nos asustan —menciona Milena acercándose un poco a mí.
—¿Quieres llamar la atención, Tony? —pregunta Carmen confundida.
—No sé de qué hablan, dejen de molestarme, yo sigo preocupado por Daniel —les digo frunciendo el ceño.
Carmen, Beth, Pablo y Omar comienzan a reírse de mí, no entiendo porque hacen eso, pues me hacen sentir mal.
—¡Si no quieren estar conmigo, está bien, váyanse! —les gritó y lanzo todas sus cosas de la banca.
La directora y la maestra rápido se acercan a nuestra banca, me toman del brazo y me hacen caminar hacia la enfermería.
—Yo no quise hacerlo, ellos me estaban molestando —añado en voz baja.
Jazmín se acerca a mí y me observa, yo tan sólo siento que lágrimas resbalan por mis mejillas. Volteo a todos lados, menos a ver a Jazmín.
—¿Qué pasa Tony? —pregunta Jazmín junto a mí.
—Creo que mis amigos hablaban de mi a mis espaldas, lance sus cosas de la banca y ahora véame aquí —añado angustiado.
Jazmín camina a la puerta de la enfermería, pues alguien la ha tocado, ella abre la puerta y veo a mamá y Pablo junto a ella entrar.
—¿Qué hace él aquí? —grito, señalando a Pablo.
—Siento haber hablado en susurro, sólo creíamos que tu sabías que Daniel estuvo en mi casa ayer, pero ahora sé que no, lo siento —Pablo dice, para luego alejarse.
Mamá me toma del brazo y salimos de la enfermería, no sin antes despedirme de Jazmín, caminamos a la puerta principal y salimos por ella.
Entramos al auto, yo miro a mamá un poco preocupado, pues después de lo que dijo Pablo, estoy confundido.
—No puedo creer que Daniel esté huyendo, yo que creía que estaba secuestrado —agrega mamá mirándome.
—Tal vez ya no quiere estar con nosotros mamá —le digo preocupado.
Mamá rápido niega con la cabeza y comienza a conducir el auto, yo tan sólo agacho mi mirada intentando pensar, ¿Por qué Daniel hace esto?
***
Narra Progenito.Abro todos y cada uno de los cajones en toda la cocina de la enfermera Kinney, no logro encontrar dinero, eso es lo que necesito ahora más que nunca.
Parece que he buscado en toda la casa y nada, estoy comenzando a hartarme buscando en está fea y horrible casa.
—¿Dónde tienes dinero? —le grito a la enfermera, dándole un golpe en el rostro.
Ella cierra los ojos aguantando el dolor, luego intenta inútilmente limpiarse las lágrimas, pues sus manos están atadas a la silla.
—Ya te dije que aquí no encontrarás nada, mi dinero está en un banco —añade la enfermera Kinney llorando.
Frunzo el ceño y tomo las tijeras con las cuales dañe los brazos de la enfermera, me acerco lentamente a ella y las coloco frente a sus ojos.
—En algún lado debes tener dinero, dímelo y tal vez no sufras tanto a la hora de matarte —sonrió un poco.
Ella niega con la cabeza, yo respiro hondo e incrusto las tijeras en su pierna, ella grita del dolor, mientras un charco de sangre comienza a formarse alrededor de ella.
—¡Cállate! —gritó fuertemente e incrusto las tijeras en su otra pierna.
—¡Por favor, ya mátame! —grita ella, sin dejar de llorar.
Yo sonrió y niego con la cabeza, no pudiste ayudarme con nada, al menos me divertirás con tu muerte.
—Gracias por nada enfermera Diana Kinney —le susurro en el oído.
Me coloco frente a ella, la veo por completo, también puedo ver como el charco de sangre ahora avanza hacia la puerta principal.
—Hazlo ya, mátame, no me tortures más —susurra ella cerrando los ojos.
Asiento con la cabeza, sostengo con fuerza las tijeras y las incrusto en el ojo de la enfermera Kinney, ella rápido deja de moverse y más sangre se acumula en el charco. Observó todo a mi alrededor, creo que debo irme de aquí, ya no puedo seguir aquí. Comienzo a tirar todas sus cosas al suelo, así cuando la policía venga, pensarán que ha sido un robo.
Termino mi taza de chocolate caliente y camino a la puerta principal, comienzo a alejarme de aquí, procurando no pisar el camino de sangre que está a punto de llegar a la calle. Volteo a los dos lados y decidió ir hacia la izquierda, ahora sí puedo ir a casa de Omar y hacer lo que tenía planeado hacer, antes de que encontrará a la enfermera.
Mientras camino, logro recordar cuando los días que dejaba en paz a Daniel y me iba a buscar diversión en otros lados, recuerdo que un día, ocasione la caída de un niño pequeño por unas escaleras. Una gran sonrisa se forma en mi rostro al recordar tan buen momento, ahora sólo necesito dinero, después estaré listo para abandonar esta ciudad, en la cual lleve a cabo muchos de mis mejores asesinatos, jamás olvidare todos y cada uno de ellos.
***
Narra Isaac.El auto del sacerdote Ted se detiene en el parque, Martha y yo miramos por las ventanas y no logramos ver rastros de Daniel por ningún lado. El sacerdote Ted arranca el auto y nos alejamos velozmente del parque, pues debemos seguir buscando y no podemos mantenernos en el mismo lugar, yo tan sólo quiero que esto termine.
—¿Ahora a dónde vamos? —pregunta Martha mirándome por el espejo retrovisor.
—Deberíamos entrar por las calles, podemos tener suerte haciendo eso —añado un poco confuso.
El sacerdote Ted rápido da vuelta por una calle, Martha mira por un lado y yo miro por el otro, así podemos observar con detalle la calle.
—Nada por aquí —sonrió.
—Nada por acá —dice Martha riendo un poco.
El sacerdote Ted acelera el auto y salimos de la calle, para entrar en la otra rápidamente, yo observo por un lado y Martha por el otro. Fijo mi mirada en las casas, en los jardines y en especial en las puertas principales de las casas.
Abro los ojos del asombro al ver algo que llama mi atención, no sé muy bien que es, pero sí que es sospechoso.
—¡Alto! —grito fuertemente.
El sacerdote Ted detiene el auto de golpe, lo que provoca que me dé un golpe con el asiento de enfrente, sobo un poco mi frente y salimos del auto.
—¿Qué viste? —pregunta el sacerdote confundido.
Les señalo lo que tanto llamo mi atención, ellos también están sorprendidos por saber que es. Apresuramos el paso y llegamos frente a esa casa.
—¿Qué es? —pregunto preocupado.
Veo que Martha se agacha un poco y toca lo que está sobre la calle, ella abre los ojos sorprendida, al sentir que si es lo que los tres pensábamos.
—¿Es sangre? —dice Martha sorprendida.
El sacerdote Ted y yo asentimos con la cabeza, luego los tres comenzamos a caminar hacia la puerta principal de esa casa.
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No mires bajo tu cama 3 - Posesión.
Misteri / ThrillerTERCERA PARTE DE NO MIRES BAJO TU CAMA, NO LEER SIN HABER LEÍDO LAS DOS PARTES ANTERIORES, CONTIENE EXCESO DE SPOILER. Progenito en el cuerpo de Daniel, intentará por todos los medios salir del centro de rehabilitación, pues él desea una nueva vida...