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Narra Progenito.

Abro los ojos rápidamente, al sentir que alguien ha abierto la puerta de mi habitación, veo hacia allá y Tony entra por ella.

—¿Daniel? —comenta Tony, caminando por mi habitación.

—Acá estoy Tony, voy en un segundo —susurro, mientras me dispongo a salir de abajo de la cama.

Tony me observa confundido, luego ve mi cama súper ordenada y más confusión se agrega a su rostro.

—¿Qué haces abajo de la cama? —me pregunta Tony angustiado.

—Que te interesa, sólo nunca mires debajo de la cama —sonrio y camino al armario.

Saco mi tonto uniforme, Tony sale de la habitación confundido y yo me coloco mi uniforme.

Al terminar me tiro al suelo, veo fijamente debajo de la cama, quiero descansar un poco más, pero tengo que arreglar algunos asuntos con Carlos e Isaac.

Me levantó del suelo y salgo de la habitación, bajo las escaleras y me siento alrededor de la mesa.

Tony e Isabel me saludan y yo les responde el saludo, eso siempre lo hacía Daniel, así que yo también lo hago.

—Esperemos que hoy venga Carlos, podría quedarse a comer —menciona Isabel sonriendo.

Asiento con la cabeza sonriendo, ni loco traigo a Carlos a la casa, podría empezar a hablar con Isabel y eso no estaría bien.

El camión escolar se escucha, Tony y yo rápido tomamos nuestras mochilas y salimos de la casa. Subimos al camión, veo a Tony tomar asiento junto a Pablo y Omar, yo camino hasta Ángel.

—Buenos días Daniel, ¿Qué harás hoy en la tarde? —me pregunta Ángel emocionado.

—No lo sé, tal vez nada —le digo intrigado.

—Me gustaría que tú y todos los demás vinieran a mi casa a una pijamada, claro si quieres —sonríe él.

Lo miro por algunos segundos, en esa pijamada cualquier cosa puede suceder, accidentes que cualquiera pensaría que son normales.

—Claro Ángel, allí estaré —añado emocionado.

Él me mira con emoción, luego cambia de asiento, Carmen toma asiento conmigo y me observa fijamente.

—Beth me dijo lo que sucedió el otro día —menciona Carmen en voz baja.

—¿Sí?, ¿Qué sucedió? —le pregunto, mientras volteo a ver a Beth.

Ella intenta esconderse de mí, colocándose detrás de un chico.

—Que le hablaste feo, cuando ella lo único que hizo fue sonreírte.

—Lo siento, yo creí que se río de mi —añado rodando los ojos.

—Entonces pídele disculpas, ella lo entenderá —Carmen voltea a ver a Beth.

—Claro que no, yo no le pediré disculpas.

Carmen me observa confundida, el camión se detiene y todos empiezan a bajar.

Veo que Martha me hace señas de que vaya hacia ella, así que camino a paso veloz hasta ella, justo cuando llego, Carlos sale corriendo hacia la puerta de la escuela.

—No sé qué le pasa a Carlos, ayer le dije que fuera a tu casa y no quiso, se excusó diciendo que tenía mucha tarea, lo siento Daniel —Martha agrega preocupada.

—No te preocupes, ya hablare con él al rato —añado alejándome de ella.

Entro a la escuela, como siempre la directora da la bienvenida a esta tonta institución. Fijo mi mirada en Carlos e Isaac que caminan juntos a su salón, respiro hondo e intento calmarme.

—Daniel no llegues tarde a clases —menciona Pablo pasando junto a mí.

Lo ignoro y camino a mi salón, veo que la maestra ya se encuentra allí, así que entro rápidamente y tomo asiento.

—Buenos días jóvenes —saluda la maestra.

—Buenos días maestra —comentan todos al unísono.

Ruedo los ojos y veo a la maestra, ella anota algo en el pizarrón que no logro entender.

***

Salgo del salón, pues el receso ha empezado, eso significa que tengo que cazar a Carlos e Isaac, esta vez no pueden huir de mí.

—¿Has visto a Isaac? —le pregunto a Omar, quien camina a la banca donde se reúnen.

—Si, lo vi caminando hacia el baño —agrega él.

Asiento con la cabeza y me dispongo a ir al baño, a paso veloz llego y entro, cierro la puerta y camino en pasos lentos por el pasillo.

—¿Isaac? —comento, caminando por el pasillo.

No logro ver, ni escuchar nada que me diga que Isaac está aquí, así que prosigo a abrir los baños.

Pateo el primero y no hay nadie, me dirijo al segundo y tampoco hay nadie, me dispongo a patear el tercero y rápido siento que alguien empuja la puerta desde el interior.

—¿Isaac, eres tú? —menciono sonriendo.

Nadie me contesta, así que pateo la puerta y esta se abre rápidamente, logro ver a Isaac sentado encima del retrete asustado, abrazando sus rodillas.

—¡No me mates! —grita él, intentando correr.

Lo tomo del cuello y lo levantó, lo lanzo hacia fuera del baño y el cae de golpe en el suelo.

—¿Qué planean contra mí? —le preguntó, colocando mi brazo en su cuello.

—Nada, te lo juro, nada —balbucea Isaac asustado.

Me separo de él, suspiro hondo y lo volteo a ver, lo tomo del cabello y lo arrastró hasta el retrete.

—Dime lo que traman, sino tu cabeza dará un pequeño viaje —le digo enojado.

—No planeamos nada, por favor déjame ir —susurra él, comenzando a llorar.

Comienzo a inclinar la cabeza de Isaac hacía el retrete, en ese momento escucho que la puerta se abre de golpe.

—¡Déjalo en paz Progenito! —grita Carlos, detrás de mí.

Volteo a verlo, él saca algo de su bolsillo y me lo lanza, yo por instinto coloco mis manos enfrente, siento un terrible ardor en mis manos.

—¿Qué era eso? —le preguntó, mientras corro hacia él.

Golpeo repetidas veces a Carlos contra la pared, el tan sólo sonríe, algo que me molesta a un más.

—¡Progenito!

Volteo hacia atrás y veo a Isaac a punto de lanzarme otro frasco de agua bendita, yo sin pensarlo dos veces corro fuera de los baños.

Me detengo por completo al sentir que mis manos han dejado de arder, volteo al baño, Isaac y Carlos salen victoriosos de allí.

Ahora no me queda ninguna duda, ellos planean deshacerse de mí, alguien debe estarlos ayudando, pero ¿Quién? Martha, no, no lo creo.

Camino hacia la banca donde todos se reúnen, quiero cancelar mi visita a Ángel, ya que tengo cosas más importantes que hacer hoy.

Seguir todo el día y si es posible toda la noche a ese par de idiotas que intentan deshacerse de mí.

—¡Daniel, por fin llegas! —menciona Pablo emocionado.

—Hola chicos —los saludo brevemente.

Todos empiezan a hablar de la pijamada que tendrá lugar en casa de Ángel, al parecer todo irán, lástima que yo me la perderé, aunque eso es algo bueno para ellos, no saldrán lastimados hoy.

No mires bajo tu cama 3 - Posesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora