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Narra Progenito.

Volteo hacia mis alrededores, no puedo creer que ahora estoy durmiendo aquí, nunca imagine hacer esto y menos estando en el cuerpo de Daniel.

Después de lo que paso, no creo poder regresar a casa de Isabel, de seguro Isaac y Martha ya le han dicho todo sobre mi, jamás podré regresar a esa casa. Golpeo fuertemente la puerta del armario, escucho algunos pasos acercándose hacia acá y alguien abre la puerta.

—¿Daniel?, ¿Qué haces aquí? —me pregunta Pablo sorprendido.

Le indico que guarde silencio, salgo de su armario y corro a cerrar la puerta de su habitación, pues alguien puede escucharlo.

—Contesta mi pregunta, ¿Qué haces aquí? —me vuelve a preguntar.

Frunzo el ceño y lo tomo de los hombros, el voltea a verme asustado, pues creo que he sujetado con bastante fuerza sus brazos.

—Lo siento Pablo, hui de casa, caminaba por aquí en la noche y vi tu ventana abierta, así que decidí entrar —le digo, tomando asiento en su cama.

—¡Por dios Daniel! Isabel está muy preocupada por ti, hoy fue a la escuela, les dijo a todos que has desaparecido.

Pablo me observa con angustia en el rostro, yo tan sólo le indico que hable más bajo, pues su madre podría escucharnos.

—Yo no tengo planeado regresar allí, Isabel no me quiere —añado en voz baja.

Agacho mi mirada fingiendo angustia, hasta que siento que Pablo me da un abrazo y yo rápido lo separo de mí.

—Tengo que avisarle a mamá que estas aquí, así ella puede avisarle a Isabel —menciona Pablo caminando a la puerta.

Corro detrás de él y me coloco delante, impidiendo que Pablo salga de su habitación.

—No lo hagas, yo me iré al anochecer, no tienes que hacerlo —agrego angustiado.

Pablo se queda pensativo por algunos segundos, luego asiente con la cabeza, yo al fin puedo respirar en paz.

—Está bien, aunque creo que lo correcto sería avisar que estás aquí —dice Pablo corriendo por el teléfono.

—Llamaré a Tony y le diré, ¿Contento?

Pablo sonríe y asiente con la cabeza, yo tomo el teléfono y finjo marcar el número de casa de Isabel y me coloco el teléfono en la oreja.

—Hola Tony, sí, estoy bien, aquí en casa de Pablo, si está bien, dile que la quiero mucho, abrazos y besos, adiós.

Finjo colgar el teléfono y se lo entrego a Pablo, quien rápido lo coloca en su mesita de noche.

—¡Ahora podemos jugar todo el día! —grita Pablo emocionado.

Yo Frunzo el ceño enojado, no tenía pensando jugar con este chico todo el día, tengo que pensar a donde iré, ¿Dónde conseguiré dinero?

***
Narra Tony.

Bajo las escaleras de mi casa, veo a mamá y la enfermera Kinney sentadas en los sillones, haciendo volantes para buscar a Daniel. Aun puedo notar que mamá está muy preocupada por Daniel, aunque yo pienso que no debe preocuparse, Daniel aparecerá sano y salvo.

Alguien toca el timbre, rápido corro a la puerta y la abro, frente a mi aparecen Jazmín, Milena, Carmen, Beth y Omar, me parece un poco extraño que Pablo no esté aquí con ellos.

—Isabel, Diana, he venido con los chicos a ayudarles a pegar los volantes por las calles, todos ellos son amigos de Daniel y lo quieren mucho —sonríe Jazmín tomando asiento junto a mamá.

No mires bajo tu cama 3 - Posesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora