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Narra Progenito.

Estoy comenzando a perder la cordura, pasan los días y nadie viene a sacarme de este lugar, ahora me arrepiento de haber mandado aquí a Daniel.

Pero hay algo bueno en esto, últimamente he estado molestando a Marcos, adoro verlo sufrir.

Inclusive en estos momentos camino hacia la enfermería, donde se encuentra recuperándose de sus golpes.

—¿Qué quieres?, ¡Ya no me hagas daño! —grita Marcos desde el interior de la enfermería.

Mi rostro forma una sonrisa, mientras me acerco a él, tomo una jeringa de un pequeño mueble, camino a una nevera y tomo un frasco de algo.

—¡Vamos a divertirnos Marcos! —le digo, colocando la inyección en su brazo.

Él comienza a moverse bruscamente, un sonido comienza a escucharse en un aparato junto a él.

—¿Qué acabo de hacer? —me pregunto a mí mismo, para luego comenzar a reír.

La enfermera Kinney entra a la habitación, yo rápido guardó la jeringa en mi suéter, nadie tiene que enterarse de que fui yo.

—¡Marcos se está convulsionando! —la enfermera Kinney le grita a Jazmín.

Jazmín se acerca a la camilla de prisa, mientras yo salgo como si nada hubiera pasado allí dentro.

—¿Puedes tirar esto? —le digo a la loca de Evelyn.

Ella asiente con la cabeza, mientras toma la jeringa y se aleja.

Llego a mi habitación, como es costumbre Milena está allí fuera, esperando para charlar un rato, pero yo ya estoy cansado de charlas, quiero irme de aquí cuanto antes.

—Hola Daniel —saluda Milena emocionada.

Yo rodeo los ojos, entro a la habitación e ignoro completamente a Milena, cerrándole la puerta en la cara.

—¿Estás bien? —pregunta Milena desde el otro lado de la puerta.

—No soy Daniel, soy Progenito —añado en voz baja.

Milena sigue hablando por algunos segundos, hasta que se cansa y se va, yo suspiro hondo y me tiro en el suelo.

Veo el techo de la habitación, eso es lo único que puedo hacer aquí, para no morir de aburrimiento, ¿Será posible que un demonio como yo, muera de aburrimiento?

Se que estoy muerto, pero este aburrimiento puede ocasionar que muera de nuevo.

Tengo tantas ganas de ver sangre en mis manos, tan siquiera un poco, mi rostro dibuja una sonrisa y me levanto.

Camino hasta mi cama, meto la mano debajo de la almohada y saco una navaja que robe el otro día de enfermería.

—¡Esto será grandioso! —comento emocionado.

Tomo la navaja y sin pensarlo dos veces, corto una línea en mi brazo, sangre rápido comienza a escurrir y yo me siento tan relajado, justo lo que necesitaba.

Me dejo caer al suelo, me levanto rápidamente al escuchar que alguien toca la puerta, me acerco a ella y la abro.

La enfermera Kinney entra con una pastilla en la mano y un vaso de agua, sonrió un poco.

—Ya estoy harto de esas pastillas, yo no estoy loco —susurro en voz baja.

—Lo sé Daniel, pero Isabel aún no firma tu alta —sonríe la enfermera Kinney.

Agacho mi mirada un poco, tengo que causar algún tipo de lastima en la enfermera Kinney para que me ayude a convencer a Isabel de firmar.

—Yo hablaré con ella, le diré que estas mejor —ella me da un abrazo.

La enfermera se pone de pie y se aleja por la puerta, yo me levanto y camino también a la puerta. La cual cierro y regreso mi mirada a la cama, estoy tan cansado de estar aquí.

—¡Mis días en este lugar están contados! —grito un poco fuerte.

La puerta detrás de mí se abre de golpe, veo a Evelyn entrar con confusión en el rostro.

—¿Por qué hablas así? —pregunta Evelyn viéndome.

—Soy un demonio, ¿Cómo quieres que hable? —la miro con enojo en el rostro.

—No es cierto, eres un niño, no un demonio —ella me da un abrazo.

Yo rápido la lanzo al suelo, donde cae de golpe, ella se pone de pie y me mira.

—¿Quién eres?, ¿Quieres ser mi amigo? —ella me pregunta.

—Mucho gusto, soy Daniel —le digo imitando la voz de Daniel, lo cual hago siempre.

Ella se aleja por la puerta, miro hacia fuera para estar seguro de que nadie escucho la conversación que tuve con la loca.

Comienzo a caminar por el pasillo, llego hasta la puerta de la enfermería y veo hacia dentro.

Marcos al parecer ya se encuentra estable, creo que es hora de volver a molestarlo, pero esta vez, mucho peor.

Entro a la enfermería y él rápido fija su mirada en mí, puedo notar miedo en su rostro, él intenta huir, pero lo detengo.

—¿A dónde vas Marcos? —le pregunto enojado.

—No sé qué pasa contigo, antes no eras así —agrega Marcos preocupado.

—Lo sé, pero me gusta más esta nueva actitud, antes tu molestabas a todos con tus problemas de ira, ahora yo te molesto —añado sonriendo.

Tomo su brazo y comienzo a presionarlo, Marcos hace muecas de dolor.

—Daniel, ¿Qué estás haciendo?

Abro los ojos del asombro, suelto el brazo de Marcos y volteo hacia atrás lentamente. Jazmín me observa angustiada, rápido se acerca a mí y me toma del brazo.

—Deja de molestar a tu compañero, sé que lo que hizo no tiene perdón, pero no lo molestes —ella me da un abrazo y salimos de la enfermería.

Por un momento creí que me llevaría a la habitación aislada, por suerte ella sabe que a los asesinos no los tratamos bien.

—¡Daniel, tienes visitas! —grita la enfermera Kinney.

Volteo a verla y camino hasta ella, me toma del brazo y me lleva hasta la habitación de visitas, donde rápido logro ver a Isabel, Tony y Pablo sentados en una banca.

—¡Familia! —grito, acercándome a ellos.

Tony y Pablo me dan un fuerte abrazo, Isabel tan sólo uno leve, me alegra ver a Pablo después de tanto tiempo, quiero ver seguido a mis próximas víctimas.

—Daniel. Mamá te tiene una noticia súper genial —agrega Tony emocionado.

—¿Sí? —miro a Isabel—. ¿Qué noticia?

—Una muy genial —dice Pablo sonriendo.

Yo continúo mirando a Isabel, deseo con toda el alma que diga que me sacara de aquí, sino en este mismo instante la mató.

—Bueno Daniel, lo que pasa es que firmaré tu alta —menciona Isabel sonriendo levemente.

Abro los ojos del asombro, puedo imaginarme asesinando personas al azar en este momento, Isabel me hace tan feliz.

—¡Gracias Isabel, gracias! —le grito, dándole un fuerte abrazo.

Ella recibe mi abrazo con felicidad, pero comprendo que esta dolida porque yo mate a su esposo.

Pablo y Tony vuelven a abrazarme, algo que comienza a molestarme un poco, pero puedo aguantarlo, por fin conseguí lo que tanto quería desde que logré tomar posesión del cuerpo de Daniel.

No mires bajo tu cama 3 - Posesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora