13 - POV

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El despertador comenzó a sonar bien temprano atrayendo a Seijuro de su pesado sueño. Con un poco de pereza se despegó de su enorme cama y se metió directo al baño para ducharse y así despertarse totalmente de una vez. Vistió su uniforme y bajó al gran comedor a desayunar solo tal como todos los días, no sin antes detenerse unos largos segundos frente a la gran puerta de roble que lo separaba de Akane. Pensó en despertarla para que le haga compañía pero esa idea no duró mucho en mente ya que recordó lo que había ocurrido la noche anterior y si su heterocromia seguía presente seguramente quiera verlo menos que menos; por lo que siguió su camino.

Su mente en clases volaba, estaba más allá que en la nebulosa. Lo que había pasado... él sabía que podía ser bastante impulsivo a veces, pero ¿en qué estaba pensando cuando permitió que sus labios rocen los de ella después de haberle dicho aquellas cosas?

Aquel tacto lo había hecho temblar por una milésima de segundo. ¿Qué le estaba causando? Por inercia elevó su mano derecha y se atrevió a acariciar sus propios labios; acariciar aquel calor que aun estaba allí. Un calor oscuro.

« Demonios » Pensó

Las clases se dignaron a finalizar de una vez y Akashi no despegó su mente de la chica en ningún momento. Se preguntaba que estaba haciendo en esos momentos, si se sentía mejor, si ya había intentado escapar de la mansión, o si simplemente había decidido ausentarse y dejar a ella tomar el control.

Llegó al pabellón donde los entrenamientos de su club se llevaban acabo y ni bien cruzó la puerta tuvo a Hayama encima preguntándole por su amiga.

— Hasta ayer parecía estar de ánimos. — respondió el capitán con un toque sarcástico —  Ésta mañana no la he visto.

Koutaro no se sintió para nada tranquilo con aquella respuesta e insistió como un niño.

— ¿Puedo ir contigo después de la práctica? Quiero verla.

Akashi lo pensó por unos segundos pero accedió finalmente. Le dio curiosidad saber que tipo de actitud tenía la Inoue bicolor con su compañero.

Del otro lado de la cancha, otro miembro del club escuchaba atentamente aquella conversación mientras pre-calentaba su cuerpo.

Por otro lado, todos comentaban sobre aquel partido de voleibol. Aparentemente no solo iba a ser el tema del día, sino que de toda la semana y sin la protagonista presente. Lo que tal vez era algo bueno, o no tanto.

El atardecer cayó en un parpadeo, la práctica se dio por terminada y, detrás de Akashi, Hayama daba pequeños brincos ansioso por llegar a la mansión.

Cruzaron la gran puerta de entrada e inmediatamente se escuchó un familiar eco. La mansión contaba con un enorme jardín en la entrada delantera, donde del lado izquierdo había una hermosa fauna digna de admirar; mientras el lado derecho contaba con parte de su suelo pavimentado y una simple pero genial cancha de basquet al estilo callejero.

Akane estaba ahí, parada frente a uno de los aros extremos dándole la espalda a los chicos y rebotando el balón con una densa consistencia que no quería detener.

El par frunció el ceño ante tal escena. Se supone que ella debía estar haciendo reposo absoluto, no jugando.

—  Oye... — comenzó Seijuro el sermón.

Sermón totalmente cerrado por un pequeño deslice que apenas fue visible, y la pelota terminó rebotando por si sola bajo el aro, bajo el sonido de las cadenas bailando después de que el esférico lo penetrara.

Ninguno dijo nada. Tanto Akashi como Hayama quedaron boquiabiertos y fueron dos segundos en los que Akane finalmente se dio vuelta y clavó sus pupilas en ellos.

Amo odiarte | Akashi SeijuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora