16 - Alejate

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Caminar en círculos en medio del pasillo no era algo normal, pero necesitaba calmar sus nervios aprovechando que nadie andaba por ahí. Era el sitio menos concurrido debido a que llevaba a un viejo depósito. Muy difícil que alguien se apareciera a interrumpir su batalla mental. O al menos eso creía.

« ¿Que se supone que tengo que hacer? ¿Empezar de nuevo? ¿Hacer nuevos amigos? Para nada, prefiero estar sola con mis demonios y así no lastimar a nadie. ¡Fue el plan desde un principio ¿en que estaba pensando?! »

— Algo me dijo que podía encontrarte por aquí...

Y ahí estaba de nuevo Akane apunto de morir de un infarto por voces que salen de la nada misma. Se dio media vuelta y se encontró con aquellos ojos heterocromaticos que tanta pesadilla le daban.

Ella no respondió a su comentario, simplemente se quedó en silencio rogando que sus pupilas la estén engañando, que no fuese real sino una ilusión, como un oasis frente a los ojos de un naufrago en medio del desierto. Pero por mas de que lo intente, esa imagen no desaparecía. Él no desaparecía. ¡Y por alguna razón necesitaba que así fuese!

El pelirrojo sintió aquella energía negativa que la muchacha emanaba, pero no dio tregua. Se acercó dos pasos a la par de que ella daba marcha atrás la misma cantidad. Frunció el ceño al notar esas actitudes teniendo en cuenta que Akane estaba seriamente en si. Sus pupilas como el color de la miel lo deleitaban. Lo que en algún momento le transmitía dulzura e inocencia, ahora le transmitían miedo e inseguridad.

Los pasos se seguían dando hasta que la peli-plata no tuvo mas camino al chocar su espalda contra la pared. Seijuro la tenia donde la quería. Totalmente acorralada y atrapada entre sus brazos al apoyar ambas manos a cada lado de su cabeza.

— ¿Por qué te alejas? — susurró acercándose de forma peligrosa a su oído — Te quiero cerca.

Inoue se estremeció por completo y no dio reacción de más. Simplemente intentaba evitar el contacto con sus ojos ya que entre tantas batallas mentales descubrió que lo último que recordaba antes de olvidar, eran esos diamantes de color rojo y naranja devorándola.

— Lo siento... — murmuró temerosa — pero por alguna razón tengo que mantener distancia de ti. Me haces... mal.

¿Le dolía decir aquellas palabras?

Por supuesto que si.

Aunque apenas podía comprenderlo, Akaashi para ella no era mas que un misterio; pero lo que recuerda de él es alguien que la ayudó en un momento desesperante, previo al partido, le fue de gran ayuda y no solo dándole el espacio para entrenar sino también apoyándola. Junto con Hayama, ambos la alentaron, ella tenía un pequeño flashback de aquello. Una de las pequeñas cosas que recordaba de ese enfrentamiento sintiéndose afortunada. Pero luego de eso, todo se nubló. Todo se nublaba cuando él se acercaba mas de lo debido, causándole nerviosismo en un principio o vergüenza tal vez creando un pequeño rubor en sus mejillas, pero luego todo eso desaparecía.

Y si la definición de todo era que el contacto con sus ojos despertaba su heterocromia, tenia que empezar por alejarse para evitar que eso pasara.

¿Lo malo? El hecho de que él sea todo un misterio, la tenía en sus manos.

— No me gusta lo que dices. Y yo quiero ayudarte.

— ¡No lo haces! —lo miró, atrevió a clavar sus pupilas en su depredadora mirada tan cercana — No logro entender que es lo que causas en mi. Por momento siento éxtasis, por otro siento terror. No sé quien eres o que tienes pero no puedo tenerte cerca.

Ella no nos quiere cerca. —demonios, si seguían así sus narices se rozarían y causarían una explosión dentro de ambos— Ella es tan egoísta y cruel. No le importó en lo más mínimo dañarte para conseguir lo que quería.

— ¿Lo que quería? ¿De qué estás hablando?

— Eres la nueva capitana del equipo de voleibol. Aún eres el tema principal de charla en todo el instituto. Nadie deja de hablar de la clase de monstruo en el que te convertiste en la cancha. Eres algo fuera de lo normal en boca de todos.

— Callate...

Murmuró Akane con miedo. Lo que temía escuchar, lo estaba haciendo.

— Por un momento fuiste algo impresionante. Ahora un fenómeno y la ex capitana se está encargando de que así sea.

— No me importa ¿Qué hay de Hayama? —se atrevió a cuestionar — ¿Por qué de repente me ignora? Acaso ¿él se metió en ese juego?

Seijuro lo meditó unos segundos. No sabia exactamente que pasaba por la cabeza del rubio sin embargo sabía que él no haría algo así. La verdad era que Koutaro se veía muy abatido y distraído en las prácticas de su club. Realmente estaba afectado por su relación con Inoue.

— Desconozco sus motivos, pero lo dudo. Algo le habrás hecho.

¿Que pudo haber hecho? ¿Que pudo haberle dicho para ocasionar su rechazo? Detestaba sentirse en la nada misma y tenía que hacer algo al respecto.

Puso una mano en el pecho de Akaashi y lo alejo delicadamente para librarse y salir de allí. El pelirrojo no la dejó ir fácilmente. Atrapó su muñeca obligándola a detener su paso y volvió a atrapar su cuerpo contra la pared de forma agresiva.

— Es todo tu culpa. —escupió dejándola totalmente perpeja ante aquella acusación —  Eres débil, no eres capaz de enfrentarte y controlarla. No eres capaz de hacerte cargo de tus propias acciones y mucho menos de aceptarlo.

— ¿Qué? ¡Vete al diablo, Akaashi! —grito tomándolo del cuello de su uniforme cambiando rotundamente su semblante —  No tienes idea ¡Tu no tienes idea de todo lo que me odio por tener que vivir con esta maldición! Estoy sola ¡me siento sola porque nadie podría entenderme y estar ahí para sacarme de esta pesadilla! Por un segundo... —aflojo su agarre y agachó su mirada apunto de romper en llanto  —  Por un segundo creí ver en ti comprensión. La primera vez que vi tus ojos me asusté, es la verdad. Pero luego cuando me ayudaste vi una gota de esperanza. ¡Estúpida ilusión! No eres mas que un sobervio idiota que se cree no solo el dueño de la vida sino saberlo todo. Cuando mas sentí que podía necesitarte te burlaste de mi.

Volvió a mirarlo y Akaashi se sorprendió al verla con esas revoluciones sin su heterocromía activa. Sus pupilas dilatadas y llenas de furia. Algo estaba cambiando ahí.

—   Todo estaba meramente bajo control. Maldigo el día en el que te conocí, Akaashi Seijuro. Hubiera preferido perder ese maldito partido que tener que lidiar con todo esto.

Amo odiarte | Akashi SeijuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora