26 - Choice

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Sábado, once menos veinte de la mañana.

Su celular no paraba de sonar, viéndose obligada a abrir sus ojos de un largo y pesado sueño. Miró la pantalla de éste sin despegar su rostro de la almohada y el apodo "Yuu" terminó por hacerla saltar del colchón. Contestó con ansiedad, mientras del otro lado de la línea le habló un no muy amable tono de voz.

¡¿Dónde rayos estás y por qué no contestabas?!

La peligris se puso nerviosa al instante ya que conocía lo suficiente a su amigo para comprender que estaba realmente furioso.

-—¡Lo siento! Estaba durmiendo, y ehm... — miró unos segundos a su alrededor descubriendo que la habitación en la que pasó la noche estaba llena de cajas cerradas, apiladas unas tras otras —  Estoy bien, estoy en la casa de un amigo.

Murmuró la última palabra con pesadez, a la vez que se acercaba a abrir una de esas cajas frente a ella, encontrándose con sus pertenencias.

—  ¿Del rubio? ¿Por qué estás ahí? ¿¡Pasaste la noche ahí!?

Inoue rió por lo bajó al notar una mezcla de celos y sobreprotección en el cuestionamiento del capitán del Kaijo.

— No, no estoy en lo de Hayama. Estoy en la mansión Akashi. — bajó la mirada soltando una de sus prendas sobre la cama — Tenemos que hablar Yukio, pasó algo.

—  No me asustes, maldita niña. Te veo en el parque en media hora.

— ¿Estás en Kyoto?

¡Estoy en la puerta de tu apartamento! No respondias al timbre por eso te llamé preocupado, tonta.

—  ¡Lo siento! Te veo al rato...

Cortó inmediatamente la llamada antes de que se llevé una sarta de insultos por parte de su mejor amigo.

Siguió revolviendo con sorpresa esas cajas encontrando todas sus pertenencias que se supone debían estar en su departamento. Durmió tan profundamente que en ningún momento sintió cuando las dejaron allí.

Se vistió casual, con un jean negro y un suéter blanco que bastante grande le quedaba. Era invierno, por lo que había que cuidarse de pescar un resfriado y andar contagiando a todos. Salió de su habitación dispuesta a dirigirse al gran comedor, pero una familiar voz la hizo frenar en seco.

—  ¡Señorita Inoue!

La nombrada dio un respingo y se dio media vuelta sobre sus talones quedándose estática ante su carrera hasta ella.

— Kei ¿Cómo es que...? — se vio interrumpida por los brazos del gran hombre atrapando su cuerpo.

Se lo podía ver angustiado y muy preocupado por ella.

— Ni bien me enteré de lo que sus padres le hicieron me vine directo a Kyoto a verte.

A Inoue no le daban los números.

— ¿Cómo sabías que yo estaba aquí?

— Verá señorita, en realidad fui directo a su apartamento, pero me encontré con un gran camión de mudanzas y personas cargando sus cosas. Le pregunté asustando a un muchacho de cabellos rojos que estaba allí y me explicó lo que estaba pasando, trayéndome aquí.

« Seijuro, realmente fuiste tu... »

—  Entiendo, lamento haberte preocupado, pasaron muchas cosas. —bajó la mirada con pena pero volvió a interrogar por sus dudas — Aún así, ¿cómo es que te escapaste de casa sin que ellos se enteren?

Amo odiarte | Akashi SeijuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora